El aumento de los precios mundiales del diésel, que han alcanzado su nivel máximo en casi tres meses en medio de los problemas con el transporte de hidrocarburos a través del mar Rojo, amenaza con poner a prueba la resistencia de las economías de la Unión Europea, estima el periódico Financial Times.
La tendencia alcista de los precios refleja la preocupación de los comerciantes ante la vulnerabilidad de las vías de tránsito desde Asia a Europa, afectadas por los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen contra embarcaciones de carga y la operación occidental que busca poner fin a esos ataques.
Los futuros del gasóleo, que son la referencia mundial para los precios de diésel, se han disparado un 15 % en poco más de un mes, hasta alcanzar los 845 dólares por tonelada, constata el diario británico.
Desde que en 2022 entraran en vigor las sanciones occidentales al petróleo y los productos derivados rusos, la UE ha dependido, en gran medida, de las importaciones desde Asia y Estados Unidos. Sin embargo, la coyuntura cambió a finales del año pasado, cuando subieron las tarifas de flete y seguros, el transporte marítimo en general se volvió más caro y muchos petroleros decidieron evitar la ruta a través del mar Rojo.
Expertos consultados por el medio añaden un factor más de cambio: el cierre por mantenimiento de varias refinerías en Estados Unidos, que reducirá los suministros a través del Atlántico e impulsará al alza los precios minoristas y de futuros, advierten los expertos.
"Esto hará que Europa dependa más de los barriles del este de Suez, de ahí que las interrupciones en el transporte marítimo en el mar Rojo tendrán un efecto enorme", comenta la analista de la consultoría londinense Energy Aspects Natalia Losada. La experta prevé "balances de diésel más ajustados en Europa en los próximos meses", algo que es suficiente, en su opinión, para elevar los precios minoristas.
Los suministros de diésel son de gran importancia para los países de la UE, porque se trata de un producto derivado del petróleo que se usa mucho en el transporte de carga, en la aviación (helicópteros) y también para calentar los hogares. Un fuerte aumento de los precios aumentaría la presión sobre las economías del bloque, que ya están en dificultades, porque consumían diésel de origen ruso durante décadas, hasta que prohibieron sus importaciones.
"La perspectiva de un diésel más caro [...] exacerba los desafíos económicos, contribuyendo a una creciente crisis del costo de vida", estima James Noel-Beswick, analista de Sparta Commodities.
Antes de que estallara de la guerra en Gaza, Oriente Medio proporcionaba alrededor del 60 % del suministro total de diésel a la UE, un nivel que ahora se ha desplomado a aproximadamente un tercio, según datos de S&P Global Commodity Insights.
La crisis del mar Rojo ha coincidido con una disminución de las reservas de diésel en la región de almacenamiento de Ámsterdam-Rotterdam-Amberes (ARA), lo que deja a Europa aún más expuesta ante posibles interrupciones en el suministro, señala el medio.