La muerte de tres militares de Estados Unidos en un ataque perpetrado contra una base en Oriente Medio el 28 de enero ha incrementado las presiones para que el presidente Joe Biden responda a las hostilidades continuas de grupos supuestamente apoyados por Irán, pero sin tener que iniciar un conflicto directo con esa nación.
Desde que iniciaron los ataques de los hutíes en el mar Rojo y contra sus instalaciones y personal en Siria e Irak, Estados Unidos ha estado pensando cómo responder mediante un fuerte mensaje a Irán.
De acuerdo con un artículo de The New York Times, Biden podría ordenar ataques contra las "fuerzas proxy", lo que podría implicar una escalada importante de los episodios hostiles que se han llevado a cabo en las últimas semanas en Siria, Irak y Yemen.
Asimismo, Washington también tiene la posibilidad de ir tras proveedores de aviones no tripulados y misiles, tal vez incluso dentro del territorio iraní, lo que plantea un riesgo mucho mayor, como el de que se abriera otro frente en la guerra, con un adversario mucho más poderoso, y desencadenar que Teherán acelere su programa nuclear.
También existen opciones intermedias, según las cuales los ataques podrían combinarse con mensajes a los iraníes para que asimilen el golpe y no se radicalicen.
El diario recuerda que este tipo de señales ya han tenido éxito en el pasado, incluso tras el asesinato del mando militar iraní Qasem Soleimani, ordenado por Estados Unidos en 2020, cuando hubo temores de una guerra total en Oriente Medio.
"Biden se está quedando sin opciones intermedias. Las sanciones se han agotado; apenas hay un sector de la economía iraní que Estados Unidos y Europa no estén castigando ya, y China sigue comprando petróleo iraní", destaca The New York Times.
El diario agrega que, en medio de las elecciones presidenciales y con dos conflictos en curso, el gran reto de Biden es poner fin al patrocinio iraní de ataques contra fuerzas norteamericanas sin iniciar otra guerra a gran escala y directa con esa nación, que tiene potencial nuclear.