Jeremías 31:33
¡Cristiano! Aquí tienes todo lo que necesitas. Para hacerte feliz necesitas algo que te satisfaga; ¿Y esto no es suficiente? Si puedes verter esta promesa en tu copa, ¿no dirás con David: "Mi copa está rebosando; tengo más de lo que el corazón puede desear"? Cuando se cumple esto: "Yo soy tu Dios", ¿no eres poseedor de todas las cosas?
El deseo es insaciable como la muerte, pero Aquel que todo lo llena en todo puede colmarlo. La capacidad de nuestros deseos ¿quién podrá medirla? pero la inconmensurable riqueza de Dios puede más que desbordarla. ¿Te pregunto si no estás completo cuando Dios es tuyo? ¿Quieres algo más que Dios? ¿No es suficiente Su total suficiencia para satisfacerte si todo lo demás falla? Pero quieres algo más que una tranquila satisfacción; deseas un deleite extasiado.
Ven, alma, aquí hay música digna del cielo en esta tu porción, porque Dios es el Hacedor del cielo. No toda la música extraída de dulces instrumentos o extraída de cuerdas vivas puede producir una melodía como esta dulce promesa: "Yo seré su Dios". Aquí hay un profundo mar de bienaventuranza, un océano sin orillas de deleite; ven, baña tu espíritu en él; nada un siglo y no encontrarás orilla; Sumérgete por la eternidad y no encontrarás fondo. "Yo seré su Dios". Si esto no hace que tus ojos brillen y tu corazón lata con alegría, entonces seguramente tu alma no se encuentra en un estado saludable. Pero quieres más que los deleites presentes: anhelas algo respecto de lo cual puedas tener esperanza; ¿Y qué más puedes esperar que el cumplimiento de esta gran promesa: "Yo seré su Dios"?
Esta es la obra maestra de todas las promesas; su disfrute forma un cielo abajo y formará un cielo arriba. Habita en la luz de tu Señor y deja que tu alma esté siempre cautivada por su amor. Saca la médula y la grosura que esta porción te produce. Vive a la altura de tus privilegios y regocíjate con un gozo indescriptible.