Cuando alguno de ustedes acusa a otro de hacer algo malo, él solo se acusa porque también hace lo mismo. Así que, no tiene ninguna razón de acusar y juzgar a otro, aunque todos sabemos que, cuando Dios juzga a quienes hacen lo malo, los juzga correctamente.
Si acusan y juzgan a los demás, pero hacen lo mismo que ellos, están muy equivocados si creen que Dios no los va a castigar. Dios es muy bueno, y tiene mucha paciencia y soporta todo lo malo que hacen.
Pero no vayan a pensar que lo que hacen no tiene importancia. Dios los trata con bondad, para que se arrepientan de su maldad. Pero si insisten en desobedecerlo, y no se arrepienten, harán que Dios les dé un castigo peor.
Llegará el día del juicio final, cuando Dios juzgará a todos, y muy enojado, los castigará a ustedes. Porque a cada uno Dios le dará lo que se merece: a los que hicieron lo bueno, con la esperanza de recibir de parte de Dios reconocimiento, honor y vida eterna, Dios los dejará vivir para siempre con él.
Pero a los egoístas y malvados, que no quieren hacer lo bueno, los castigará con todo su enojo. Todos los malvados serán castigados con dolor y sufrimiento; en primer lugar, los judíos, pero también los que no son judíos. A los que hayan hecho el bien, Dios les dará un lugar muy especial, y también honor y paz; en primer lugar, a los judíos, pero también a los que no son judíos. ¡Dios no tiene favoritos!