"Un aumento sostenido del número de casos a lo largo del mes, con repercusiones en la red asistencial, es la caracterización de una epidemia clásica. Entonces no hay razón para que no encendamos la alerta y digamos que este es un escenario epidemiológico real. Estamos viviendo una epidemia de dengue en la ciudad de Río de Janeiro", avisó Soranz.
En enero de este año, la ciudad registró alrededor de 10.000 casos de la enfermedad, lo que representa casi la mitad de los 22.959 registrados en 2023. Sin embargo, aún no hay confirmación de muertes.
"Probablemente tendremos un escenario peor en 2024", pronosticó el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes. La curva de casos, que históricamente tiene los peores escenarios entre marzo y mayo, ya mostró una fuerte subida en enero.
El Departamento de Salud atribuye tales índices al aumento de la temperatura y a las continuas lluvias. "Con el calor, el mosquito ['Aedes aegypti', que transmite la enfermedad] nace mucho más rápido y la temporada de lluvias provoca la acumulación de agua y más focos de desarrollo de mosquitos", explica Soranz.
La Municipalidad de Río de Janeiro inició una serie de medidas para prevenir y combatir el dengue, así como para atender a los pacientes abriendo centros de atención y tratamiento e instando a la población a "movilizarse" y colaborar. "Es una situación extrema", aclaró Soranz.
Por su parte, el Ministerio de Salud de Brasil anunció este jueves la puesta en marcha de un Centro de Operaciones de Emergencia para controlar la epidemia. Asimismo, la próxima semana comenzará la distribución de la vacuna contra la enfermedad en 16 estados del país. Debido a una cantidad limitada de dosis, en 2024 solo será posible inmunizar a alrededor de 3,2 millones de personas.
Los principales síntomas del dengue son malestar general, manchas rojas en el cuerpo, fiebre alta, postración, así como dolor de cabeza, detrás de los ojos, en el cuerpo y en las articulaciones.