Dios acepta a los que obedecen la ley de Moisés, pero rechaza a quienes solamente la escuchan y no la obedecen. Los que conocen la ley serán juzgados de acuerdo con esa misma ley. Los que no la conocen, y pecan, serán castigados aunque no conozcan esa ley. — Porque los que no son judíos obedecen los mandatos de la ley de Dios aunque no la conozcan, pues ellos mismos saben qué es lo bueno y qué es lo malo.
Es como si tuvieran la ley escrita en su mente. Su conducta así lo demuestra, pues cuando piensan en algo, ya saben si eso está bien o mal. La buena noticia que yo anuncio enseña que Dios juzgará a toda la humanidad por medio de Cristo Jesús.
En ese día, Dios juzgará hasta los pensamientos más secretos. Algunos de ustedes dicen con orgullo que son judíos. Se sienten muy seguros porque tienen la ley de Moisés y están orgullosos de su Dios. Creen saber lo que Dios quiere, y cuando estudian la Biblia aprenden a conocer qué es lo mejor. Se sienten muy seguros al decirles a los pecadores lo que deben hacer para ser salvos. Y como tienen la Biblia en la mano, se creen maestros de los ignorantes y de los inexpertos, dueños de la verdad y del conocimiento.
Pero, ¿cómo pueden enseñar a otros si ustedes mismos no aprenden primero? ¿Cómo pueden enseñar que no se debe robar, si ustedes mismos roban? Dicen que todos deben ser fieles en el matrimonio, pero ustedes mismos son infieles. Odian a los ídolos, pero roban en los templos de esos ídolos. Están orgullosos de tener la Biblia, pero no la obedecen y son una vergüenza para Dios.
Tiene razón la Biblia cuando dice: La gente de otros países habla mal de Dios por culpa de ustedes mismos.
De nada sirve que alguien se circuncide, si no obedece la ley. Si la desobedece, es como si nunca se hubiera circuncidado. En cambio, los que no están circuncidados, pero obedecen la ley, son aceptados por Dios, aunque no estén circuncidados.
Así que los que obedecen la ley, los juzgarán a ustedes, aunque ellos nunca hayan sido circuncidados. Porque ustedes, aunque se circuncidaron y tuvieron la ley, nunca la obedecieron. No crean que ustedes son judíos solo por vivir como judíos y por estar circuncidados. El verdadero judío es el que obedece a Dios y no a leyes humanas. A este Dios lo acepta, aunque la gente lo rechace.