Un grupo de científicos de España y Alemania detectaron unas peculiaridades en unas células secretoras de unos animales marinos primarios llamados placozoas que podrían ser identificadas como unos antecedentes de las neuronas de otros organismos.
Las placozoas aparecieron hace 800 millones de años. Su tamaño no supera el de un grano de arena, no tienen ningún órgano y su alimentación se basa en algas y microbios; sin embargo, es a partir de ahí que podría haberse sustentado la evolución del cerebro.
Estas criaturas cuentan con las llamadas células peptidérgicas, que liberan péptidos que dirigen su alimentación y movimientos. Tras realizar análisis moleculares y computacionales de estas células, los investigadores concluyeron que guardaban un sorprendente parecido con las neuronas que aparecerían millones de años más tarde en organismos más avanzados. Esta similitud descubierta es única, ya que no se encontró en otros animales de ramificación temprana, como por ejemplo las esponjas o los ctenóforos.
"Nos quedamos asombrados por los paralelismos", expresó Sebastián R. Najle, uno de los autores del estudio, publicado este martes. "Las células peptidérgicas placozoicas tienen muchas similitudes con las células neuronales primitivas, aunque todavía no hayan llegado a ellas. Es como observar un escalón evolutivo".
Asimismo, los científicos descubrieron que las células peptidérgicas intercambian señales a través de GPCR, unos receptores ligados a la proteína G, que son lanzados por parte de neuropéptidos, una característica inherente a la comunicación neuronal.
No obstante, aunque las células placozoicas se parecen mucho a una neurona transmisora de mensajes, carecen de las capacidades de una verdadera neurona, como la conducción de señales eléctricas, lo que abre una multitud de cuestiones para analizar.