maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.
SALMOS 139.14
Todos los organismos vivos tienen tres propiedades asombrosas. En primer lugar, son autosuficientes, lo que significa que disponen de los medios para sostener su propia vida; consiguen alimento, respiran su atmósfera (incluso los peces en el agua), y se pueden defender ellos mismos contra los depredadores u otras amenazas en su hábitat. Todos ellos tienen maneras únicas de hacer esto que se adaptan perfectamente a su entorno. En segundo lugar, se autorreparan. Si se lesionan, disponen de los medios para curarse. Si se fatigan, pueden recuperar fuerza mediante el reposo. En tercer lugar, se autorreproducen. Ellos poseen algún medio por el cual pueden propagarse y por lo tanto producir más organismos de su propia especie.
Estas tres capacidades son características inherentes de la vida misma.
Este hecho afirma poderosamente la existencia de un Diseñador inteligente. Tenga en cuenta la dificultad de crear una máquina que se autosustente, se autorrepare y se autorreproduzca. Tales máquinas actualmente existen solo en teoría. Se les llama «máquinas Von Neumann» por causa de un científico húngaro y matemático llamado John Von Neumann, quien vivió en la primera mitad del siglo XX. La hipótesis de Von Neumann era que debería ser posible crear una máquina que se sustentara, se reparara y se reprodujera a sí misma. La investigación moderna de inteligencia artificial todavía se basa en gran medida en el trabajo de Von Neumann, y las computadoras modernas se basan en las ideas revolucionarias de este científico. Pero la ciencia no ha sido capaz de desarrollar una máquina verdaderamente autosuficiente, autorreparable y autorreplicable. La dificultad y la complejidad de crear algo con todas esas capacidades están aún fuera del alcance de la ciencia moderna. Sin embargo, llamativamente, cada célula viviente tiene todas esas capacidades. Si esta no es una prueba convincente de un Diseñador inteligente, ¿cuál lo sería?