Washington debe asumir la responsabilidad por haber permitido la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, a Taiwán, declaró el viceministro de Exteriores de China, Xie Feng.
"La parte estadounidense debe pagar un precio por sus errores. China tomará decididamente las contramedidas y haremos lo que decimos", aseguró Xie.
El alto funcionario, que convocó al embajador estadounidense Nicholas Burns este martes para presentarle una fuerte protesta por la visita de Pelosi, indicó que cualquiera que trate de manipular el asunto taiwanés para obtener ganancias políticas, acabará fracasado y "clavado al pilar de la vergüenza en la historia".
Xie también urgió a Washington a rectificar las faltas y tomar medidas prácticas para eliminar los efectos negativos del viaje de Pelosi, así como dejar de interferir en los asuntos internos de China y no seguir una senda "equivocada y peligrosa".
La llegada de Pelosi al aeropuerto de Taipéi este martes provocó una movilización de equipos bélicos en la zona cercana a la isla, tanto por parte de China, Taiwán y Estados Unidos, intensificando temores sobre un posible conflicto militar.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China condenó "severamente" la visita a Taiwán de la legisladora estadounidense. Desde la Cancillería china califican la visita de Pelosi de "gran provocación política", que infringe la soberanía y la integridad territorial del país, al tiempo que representa "una seria violación" del principio de una sola China y de los tres comunicados conjuntos entre Washington y Pekín.
En cuanto a la cuestión del reconocimiento de Taiwán, la Cancillería mencionó la resolución 2758 aprobada en 1971 por la Asamblea General de la ONU, en la que se estipula "claramente" que la República Popular de China es "el único gobierno legal que representa a toda China". Desde su creación en 1949, 181 naciones han establecido relaciones diplomáticas con Pekín ateniéndose al principio de una sola China, lo que constituye un "consenso universal de la comunidad internacional", enfatiza el comunicado.
En paralelo, el Ejército Popular de Liberación de China (EPL) anunció que realizará "importantes ejercicios" con fuego real en seis zonas marítimas en torno a Taiwán y sus respectivos espacios aéreos entre el 4 y el 7 de agosto. Durante ese plazo de tiempo, se prohibirá la entrada de barcos y aviones a las áreas en cuestión por razones de seguridad.
Por su parte, el portavoz del Comando del Teatro Oriental del EPL, Shi Yi, adelantó que dicha rama llevará a cabo "una serie de operaciones militares" cerca de Taiwán a partir de la noche de este martes, reporta CGTN.
La Casa Blanca se distanció del viaje de la legisladora citando la separación de poderes en EE.UU. y defendiendo la idea de que Pelosi decide por su propia cuenta las acciones que toma.
John Kirby, coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. declaró en rueda de prensa este martes que la visita de Pelosi es "consistente con la política de una sola China" y Estados Unidos "se opone a cualquier cambio unilateral del status quo" en el asunto de Taiwán, y no apoya la independencia de la isla, y espera que las diferencias al respecto "sean resueltas por medios pacíficos".
Al mismo tiempo, Estados Unidos "continuará las operaciones en los mares y el cielo del Pacífico occidental, tal como ha hecho durante décadas, y seguirá apoyando a Taiwán, defendiendo un libre y abierto Indo-Pacífico, y buscará mantener la comunicación con Pekín", señaló Kirby.
Pekín, que se opone a cualquier contacto oficial de otros países con las autoridades de Taipéi, insiste en que cualquier negociación con la isla que pase por encima del Gobierno central viola el principio clave de su política de una sola China y las disposiciones de los tres comunicados conjuntos entre China y EE.UU.
Por su parte, Washington no reconoce formalmente a Taiwán -que se autogobierna desde 1949 con una administración propia, como un país independiente-, pero mantiene una política de ambigüedad estratégica hacia la isla, reservándose el derecho a mantener relaciones especiales -incluyendo la venta de armas- con Taipéi, que, en su opinión, toma sus propias decisiones.
Entretanto, Taiwán se muestra firme en su determinación de defender su "modo de vida democrático", al tiempo que Pekín reitera su discurso de la "reunificación" con el hijo "errante que acabará volviendo a casa".