El chip sexual

Celebridades de varios países comenzaron a popularizar el denominado 'chip sexual', contando sus experiencias personales tras colocárselo. Un experto cuenta más detalles sobre el implante.
La actriz estadounidense Jane Fonda, la venezolana Catherine Fulop y la argentina Carmen Barbieri fueron algunas de las personalidades que no dudaron en confesar públicamente su decisión de apelar al implante.
El invento del médico ginecólogo estadounidense Jabal Uffelman es conocido también como el "rejuvchip" o "chip del amor" y fue creado en 2015.
El implante tiene un tamaño similar al de un grano de arroz y está hecho con una hormona de origen vegetal llamada "bioidéntica". Se utiliza este tipo de componente para minimizar los efectos secundarios, en caso de que haya.
"Todavía no hay trabajos que respalden significativamente con evidencia sustancial que [el chip] carece de efectos secundarios, pero para minimizarlos se utiliza la hormona testosterona de origen vegetal", dijo a Zona Violeta el doctor Jorge Arena, ginecólogo uruguayo.
"El chip es como un pequeño depósito de esa hormona [bioidéntica] que la libera muy lentamente, mejorando la cantidad de hormonas que circulan en la sangre pero en una concentración más o menos estable. Como cualquier depósito que no produce la hormona, llega un momento que se agota. Esto puede llevar entre dos y cinco años”, indicó Arena.
Si bien uno al escuchar el nombre puede pensar que se trata de un implante que mejora el rendimiento sexual, no es así. El efecto del chip es sobre el deseo sexual y no sobre el rendimiento, explicó el entrevistado.
La aplicación del chip se da principalmente en hombres y mujeres a partir de los 40 años, cuando entran en la etapa de climaterio. Ayuda por ejemplo a las mujeres, a minimizar problemas como el insomnio, estados depresivos, ansiedad, calores intensos y afecciones cardíacas, problemáticas típicas de esta etapa de la vida.
Por lo general, se coloca en el abdomen. Arena explicó que es una zona fácil de monitorear y retirar en caso de una infección o inflamación que se puede generar como consecuencia de la incisión de tres milímetros, a realizarse para su aplicación.
En muchas personas es necesario implantar más de un chip. Y su costo puede oscilar entre los 100 y 300 dólares cada uno, según la disponibilidad en cada país.