1Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche no adulterada de la palabra, para que por ella crezcáis;
Jua 17:17 Santifícalos en tu verdad: Tu palabra es verdad.
Hch 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Hch 20:32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, la cual es poderosa para sobreedificar, y daros herencia con todos los santificados.
Hay cuatro prácticas que nos ayudan enormemente para crecer en gracia. La primera es el estudio de la Biblia, que es la palabra de Dios.
Flp 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y súplica, con acción de gracias.
1Ts 5:17 Orad sin cesar.
La segunda es la oración. Deberíamos cultivar el hábito de dos tipos de oraciones:
a) Horas especiales de oración, tales como la mañana y la noche, y la acción de gracias en las comidas.
b) Orar c•o nstantemente mientras realizamos nuestras tareas diarias. Oración mental.
Hch 1:8 mas recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y me seréis testigos, a la vez, en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
La tercera es dar testimonio de Cristo. Este mandato es para todos los cristianos. Tú puedes hacer tu parte no importa dónde te coloque el Señor en la vida.
Heb 10:24 y considerémonos unos a otros para provocarnos al amor y a las buenas obras;
Heb 10:25 no dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Hch 2:46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
Hch 2:47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
La cuarta es la asistencia regular a una iglesia de creyentes en la Biblia. Como vimos bajo el título «La Hermandad de los Creyentes», esto no significa una iglesia o grupo cualquiera sino una congregación fiel a la Biblia, la Palabra de Dios. En conexión con nuestra asistencia regular con la gente del Señor, también tenemos el privilegio de participar en la Cena del Señor.
Es maravilloso saber que estamos justificados y que estaremos en el cielo; pero nuestro deseo presente debe ser glorificar al Dios Trino y Uno en nuestros cuerpos, porque amamos al Padre, porque amamos
al Hijo, porque amamos al Espíritu Santo.