Aunque siempre tendremos nuevo terreno que ganar para Cristo en nuestra vida, nuestro estandarte, nuestro objetivo, en todo momento no debe ser inferior al mandato de Dios: es decir, la perfección
Efe 4:12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo;
Efe 4:13 hasta que todos lleguemos en la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
2Pe 3:18 Mas creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea gloria ahora y para siempre. Amén.
Aunque es una verdad sagrada que cuando un cristiano peca puede confesar sus pecados y restituir su comunión con Dios, no obstante, nuestras vidas cristianas deberán ser más que simplemente pecar y confesar los mismos viejos pecados.
Rom 6:1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
Rom 6:2 ¡En ninguna manera! Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
Rom 6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
Rom 6:4 Porque somos sepultados con Él en la muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
Rom 6:5 Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la de su resurrección;
Rom 6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Él, para que el cuerpo de pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Si hemos participado del beneficio de la muerte de Cristo para la justificación, deberíamos también ser partícipes del poder de su vida, «para que de aquí en adelante no sirvamos al pecado».
2Co 13:14 La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén.
Hemos visto en nuestro estudio de «La Nueva Relación » que, como cristianos, nos encontramos ahora en una relación personal con cada uno de los tres miembros de la Trinidad. Nuestra relación nunca es mecánica. Es personal y vital. Dios Padre es mi Padre; yo estoy unido e identificado con Dios Hijo; Dios Espíritu Santo mora dentro de mí. La Biblia nos dice que esta triple relación es un hecho presente. así como nos habla de los hechos de la justificación y del cielo.
Hemos visto que, una vez que estamos salvados, siempre estamos salvados, debido a que la actividad de cada una de las Personas de la Trinidad lo garantiza. Cierto que algunos cristianos no tienen esta confirmación, simplemente, o porque jamás han visto lo que la Biblia enseña al respecto, o porque conociendo los hechos no se han apoyado en ellos.
Así, igualmente, es posible ser cristiano y, sin embargo, no aprovechar lo que debiera significar en una vida cristiana nuestra relación vital con las tres Personas de la Trinidad. Primeramente, debemos reconocer intelectualmente el hecho de nuestra relación vital con el Dios Trino y Uno; luego, en la fe, empezar a actuar basados en ese reconocimiento.
A estas alturas, les aconsejaría repasar nuevamente los tres estudios de nuestra «Nueva Relación» con el Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Efe 3:14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Efe 3:15 de quien es nombrada toda familia en el cielo y en la tierra,
Efe 3:16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
Efe 3:17 que habite Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en amor,
Efe 3:18 podáis comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura;
Efe 3:19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento; para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
2Co 12:9 y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.
No es mi debilidad, sino la fuerza del Dios Trino y Uno lo que cuenta.
1Jn 5:3 Porque éste es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
1Jn 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
1Jn 5:5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
La victoria que vence al mundo es nuestra fe. (No es que la base sea nuestra fe; en la santificación como en la justificación la base es sólo la obra perfecta y concluida de Cristo.) La Biblia nos habla tanto del hecho de la justificación como del hecho de nuestra relación vital presente con la Trinidad, pero la simple aceptación intelectual no es suficiente en ninguno de los dos casos. Conociendo los hechos, debemos apoyarnos en ellos por la fe.
La justificación es un acto, yo me entrego a Cristo como Salvador una vez y queda hecho para siempre; la santificación es un proceso que comienza cuando tomo a Cristo como mi Salvador y continúa hasta que muero. Así, para mi camino diario de cristiano, debo apoyarme por la gracia de Dios en la fe, en mi relación vital, presente con las tres Personas de la Trinidad para todos los momentos de mi vida. Tanto en la justificación como en la santificación, debo comprender que no puedo guardar la Ley de Dios por mis propias fuerzas, y por lo tanto, para mi justificación, debo apoyarme por la fe en Cristo como mi Salvador, y en la santificación, por la gracia de Dios en la fe, momento a momellto, rendirme al hecho de mi relación vital presente con el Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La Biblia me dice que esta relación vital es un hecho; por la gracia de Dios por medio de la fe, me aferro a este hecho para este preciso momento. Luego toda la vida es sólo una sucesión de momentos, un momento cada vez. Por la gracia de Dios me aferro a este momento por medio de la fe; en este preciso momento por la gracia de Dios por medio de la fe demostraré mi gratitud y amor por lo que Cristo hizo por mí (1 Corintios 6:20); en este preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe, Cristo será magnificado en mi cuerpo (Filipenses 1: 20): en est~ preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe, para mí vivir es Cristo (Filipenses 1: 21); en este preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe doy mi cuerpo como sacrificio viviente (Romanos 12: 1); en este preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe no sólo sé intelectualmente, sino que llego a la conclusión del hecho de que estoy crucificado con Cristo, no obstante vivo, sí, Cristo vive en mí (Gálatas 2 :20); en este preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe me considero muerto al pecado (Romanos 6: 11): por la gracia de Dios mediante la fe me entrego a la virtud (Romanos 6:13); mediante la fe me aferro al hecho de que Dios Padre es mi Padre y El puede preservarme en este momento (1 Tesalonicenses 5:23); en este preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe soy consciente del hecho de la presencia de Cristo (Mateo 28:20) ; en este preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe no quitaré los ojos de Cristo a fin de no hundirme bajo las olas (Mateo 14:22·33, Hbreos 12:1, 2); en este preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe me encomiendo a mi Salvador para ser por su mérito, y gracia, librado de' poder del pecado, pues como soy partícipe del beneficio de la muerte de Cristo, soy también partícipe del poder de su vida (Romanos 6:1·6, Filipenses 3:10); en este preciso momento por la gracia de Dios mediante la fe no resistiré al Espíritu Santo (Hechos 7: 51); no lo entristeceré ni apagaré (Efesios 4; 30, Tesalonicenses 5: 19); en este preciso momento soy débil pero el Dios Trino y Uno es omnipotente (2 Corintios 12:9, Efesios 3:14·19, Colosenses 1:10, 11).
Así, verdaderamente, por la gracia de Dios, «sus mandamientos no son penosos», y por la gracia de Dios tendré poder espiritual y el Señor será mi cántico.
Mat 14:22 Y luego Jesús hizo a sus discípulos entrar en una barca e ir delante de Él al otro lado, mientras Él despedía a las multitudes.
Mat 14:23 Y despedidas las multitudes, subió al monte a orar aparte. Y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Si, como cristianos, caemos es porque no conocemos la relación vital que poseemos ahora con las tres Personas de la Divinidad o porque, por una u otra razón, no actuamos honestamente en la posición y con los privilegios que por ]a gracia de Dios son nuestros .