Un estudio recogido por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. ha revelado que el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo se ha extendido por la mayor parte de España, después de que se hayan detectado casos en Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y Madrid.
Los casos en humanos de esta enfermedad se detectaron por primera vez en España en 2016, momento a partir del cual se organizó un gran estudio multidisciplinario centrado en las garrapatas como animales centinelas para determinar la distribución nacional del virus.
La recolección y análisis de más de 12.000 garrapatas ha indicado que el virus se encuentra muy extendido en el país y que hay presencia de tres cepas. El ciervo rojo ha sido el huésped que ha arrojado con mayor frecuencia la presencia de garrapatas positivas.
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una enfermedad zoonótica, es decir, la padecen y portan animales pero puede transmitirse de estos a los seres humanos.
En este caso, el animal transmisor es una garrapata. Puede transferir la enfermedad a otros animales, que normalmente la cursan de manera asintomática. Sin embargo, en los humanos causa una enfermedad grave, con una alta tasa de letalidad y para la que no existen medidas de mitigación efectivas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera una de las siete enfermedades epidémicas de mayor prioridad, y es la enfermedad viral trasmitida por garrapatas más extendida del mundo, por lo que representa un gran riesgo para la salud pública.
El virus se transmite a los humanos principalmente por la picadura de la garrapata 'Hyalomma', que actúa como reservorio y vector. Entre las garrapatas la transmisión se efectúa de manera sexual, transovárica (la infección del óvulo) y transestadial (a través de los diferentes estadios de vida de este arácnido).
Además, el virus también se puede transmitir a través del contacto directo con fluidos infectados de animales y humanos. Los expertos consideran como grupos de riesgo a los granjeros y sus familias, los trabajadores de los mataderos y de la salud y los veterinarios.
El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo ha sido detectado ampliamente en toda África –con excepción del desierto del Sáhara–, en Asia y en Europa. En este último continente, tradicionalmente los casos en humanos se habían notificado en países de la antigua Unión Soviética y en algunos países de los Balcanes, hasta que en 2016 se detectaron dos casos en España, cuando se tuvo conciencia de la extensión de la circulación del virus a Europa occidental.
El primer caso identificado en España fue el de un paciente que había sido picado por una garrapata mientras paseaba por el campo en la provincia de Ávila (Castilla y León). El segundo caso se trató de una infección adquirida a partir del primero en el hospital en el que había sido ingresado, según recoge el último informe sobre esta enfermedad del Centro Nacional de Epidemiología de España publicado con datos actualizados a 31 de diciembre de 2021.
A partir de entonces se han detectado otros ocho casos en España: uno en 2013 (de forma retrospectiva), dos en 2018, tres en 2020 y dos en 2021. Todos ellos requirieron hospitalización y tres de los casos fallecieron: hombres de 62, 69 y 74 años.
Así, el seguimiento epidemiológico de estos casos humanos reveló una distribución del virus más amplia de lo esperado inicialmente. España había detectado el virus por primera vez en 2010 en garrapatas que habitaban en ciervos en la provincia de Cáceres (Extremadura).