Las autoridades de Israel pidieron el lunes a Amnistía International no publicar un informe en que las acusa de apartheid, señalando que las conclusiones del grupo internacional sobre derechos humanos con sede en Londres son “falsas, tendenciosas y antisemitas”.
Se espera que Amnistía Internacional se sume a Human Rights Watch, con sede en Nueva York, y al grupo israelí de derechos humanos B’Tselem al acusar a Israel del crimen internacional de apartheid con base en su ocupación de cerca de 55 años de las tierras que los palestinos desean para un Estado futuro y debido al trato que da a su propia minoría árabe.
Israel ha desestimado los otros reportes al considerarlos tendenciosos, pero esta vez está adoptando una postura mucho más antagonista. El ministro del Exterior, Yair Lapid, ha dicho que Israel espera que se intensifiquen los esfuerzos este año para catalogarlo como un Estado apartheid en los órganos internacionales y que espera atajarlas.
En un comunicado emitido el lunes, dijo que Amnistía “es tan solo otra organización radical que hace eco a la propaganda, sin revisar seriamente los hechos” y que “repite las mismas mentiras compartidas por las organizaciones terroristas”.
“Israel no es perfecto, pero somos una democracia comprometida con las leyes internacionales, abierta a las críticas, con una prensa libre y un sistema judicial fuerte e independiente”, sostuvo Lapid.
Amnistía Internacional no ha respondido de momento a una solicitud de comentarios.
El Ministerio del Exterior señaló en un comunicado que el reporte de Amnistía “niega al Estado de Israel el derecho de existir como un Estado nación del pueblo judío”.
“Es un lenguaje extremista y una distorsión del contexto histórico diseñados para satanizar a Israel y avivar el fuego del antisemitismo”, añadió.
Ni Human Rights Watch ni B’Tselem compararon a Israel con Sudáfrica, donde un sistema apartheid con base en la supremacía blanca y la segregación racial estuvo en vigor de 1948 hasta inicios de la década de 1990. En lugar de eso, ambos grupos evalúan las políticas de Israel con base en convenciones internacionales como el Estatuto de Roma, que define al apartheid como “un régimen institucionalizado de opresión sistémica y dominio de un grupo racial sobre cualquier otro grupo racial”.