Acto de amor y responsabilidad

 
    Por tanto, pediré a Dios con misericordia que nos proteja. Luego fumigaré, ayudaré a purificar el aire, administraré medicamentos y los tomaré. Evitaré lugares y personas donde mi presencia no sea necesaria para no contaminarme y así tal vez infectar y contaminar a otros, y así causar su muerte como resultado de mi negligencia. 
Si Dios quisiera llevarme, seguramente me encontrará y he hecho lo que él esperaba de mí, por lo que no soy responsable ni de mi propia muerte ni de la muerte de otros. Sin embargo, si mi vecino me necesita, no evitaré un lugar o persona, sino que iré libremente, como se indicó anteriormente. Mira, esta es una fe tan temerosa de Dios porque no es ni descarada ni temeraria y no tienta a Dios.
Martín Lutero