Cólera de Dios por los pecados de los sodomitas. Destrucción de Sodoma. Las hijas de Lot

1. Por aquella época los sodomitas, a causa de su gran riqueza, se volvieron orgullosos, injustos con los hombres e impíos en la religión, olvidando los beneficios recibidos; odiaban a los forasteros y se entregaban a costumbres repudiables. Dios se sintió ofendido y decidió castigar su insolencia, y no solamente derribarles la ciudad, sino también, devastar los campos para que no creciera ningún producto de la tierra.

2. Cuando Dios decretó la suerte de los sodomitas, Abram (que estaba sentado a la puerta de su casa, junto al roble de Mambre), vio tres ángeles, y creyendo que serían forasteros, se levantó, los saludó y les ofreció su hospitalidad. Aceptaron y en seguida ordenó que se hicieran panes de harina flor, mató un becerro, lo asó y se lo llevó a sus huéspedes, que estaban sentados debajo del árbol. Ellos hicieron que comían y le preguntaron de paso dónde estaba Sara. Respondió que estaba dentro de la casa; le dijeron entonces que volverían posteriormente y que para ese entonces Sara sería madre. La mujer al oírlos sonrió y dijo que era imposible que ella engendrara hijos porque era nonagenaria y su marido tenía cien años. Ellos no disimularon más y manifestaron que eran ángeles de Dios; uno de ellos había sido enviado para anunciarles un hijo y los otros dos para derribar a Sodoma.

3. Oyendo esto, Abram se sintió apenado por los sodomitas; se levantó y rogó a Dios por ellos, pidiéndole que no destruyera a los buenos junto con los ímprobos. Dios repuso que no había buenos entre los sodomitas, y que si hubiese diez perdonaría a todos el castigo de sus pecados. Abram guardó silencio y los ángeles fueron a la ciudad de Sodoma donde Lot les pidió que aceptaran albergarse en su casa; porque era generoso con los forasteros y había aprendido a imitar la bondad de Abram. Los sodomitas, al ver a los adolescentes de extraordinaria belleza que se habían alojado en la casa de Lot, decidieron gozar de ellos por la fuerza; Lot los exhortó a contenerse y a no ofrecer un espectáculo inconveniente a los extranjeros, que eran sus huéspedes; y que si no podían dominarse, les daría a su hija para satisfacer su lujuria. Pero no cedieron.

4. Dios, iracundo por su audacia y su impudicia, quitó la vista a esos hombres para que no pudieran hallar la entrada de la casa de Lot, y condenó a Sodoma a la destrucción total. Lot, informado por Dios de que los sodomitas serían destruidos, partió de la ciudad con su mujer y sus hijas (que eran dos y eran vírgenes) ; en cuanto a los dos hombres con quienes estaban prometidas se burlaron de Lot y de sus palabras. Dios lanzó sus rayos sobre la ciudad y la hizo arder con todos sus habitantes, y devastó por el fuego los campos, como dije antes cuando escribí sobre la guerra de los judíos.
   La mujer de Lot, que se dio vuelta llena de curiosidad para ver lo que ocurría a la ciudad, a pesar de que Dios lo había prohibido, fué convertida en una estatua de sal (yo la he visto; todavía está). Lot y sus hijas huyeron a un pequeño lugar intacto, rodeado por el fuego, y allí se instalaron. Se llama todavía ahora Zoar, palabra que en hebreo significa pequeñez. Allí llevó una vida miserable, porque no tenía compañera y escaseaban las provisiones.

5. Creyendo las vírgenes que se había extinguido todo el género humano, tuvieron contacto con el padre, pero tomando la precaución de que éste no se enterare. Lo hicieron con el propósito de que no desapareciese completamente la humanidad. Tuvieron hijos; el de la mayor se llamó Moab, que significa "del padre". El de la menor se llamó Amón, que significa "hijo del género". El primero fué el padre de los moabitas, que son ahora una gran nación; el segundo de los amonitas. Ambas naciones habitan en la Celesiria. Y así fué como Lot salió de entre los sodomitas.