—Si estos cuerpos —decía— tuvieran poder propio, cuidarían de cumplir ordenadamente sus movimientos; faltándoles ese poder, es indudable que colaboran en nuestro beneficio no por su propia capacidad sino como subordinados del que los manda y a quien debemos ofrecer nuestras honras y nuestro agradecimiento.
Cuando los caldeos y otros pobladores de la Mesopotamia se levantaron contra él por sus doctrinas, creyó conveniente abandonar la región. Y por orden y con la ayuda de Dios fué a vivir a la tierra dé Canaán, donde una vez instalado erigió un altar y ofreció un sacrificio a Dios.
2. Beroso
menciona a nuestro padre Abram sin nombrarlo, cuando dice: "En la décima
generación después del diluvio hubo entre los caldeos un hombre justo y grande,
y entendido en la ciencia del cielo." Hecateo hizo algo más que nombrarlo;
dejó todo un libro sobre él- Nicolás de Damasco, en el cuarto libro de su
historia, dice: "Abram reinó en Damasco, siendo forastero, y habiendo
llegado con un ejército de una tierra situada más allá de Babilonia que él
llamaba Caldea. Poco tiempo después se trasladó con su familia a la tierra
llamada entonces Canaán y que ahora se llama Judea. Fué cuando su posteridad se
multiplicó y se convirtió en una multitud; en cuanto a esa posteridad,
relatamos su historia en otro libro. El nombre de Abram sigue siendo famoso en
Damasco, donde hay una aldea que se llama en su honor Residencia de
Abram".
