Al menos 53 personas han muerto a causa de una enfermedad desconocida en las últimas semanas en el noroeste de la República Democrática del Congo, informó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La organización indicó que hasta el 15 de febrero se habían registrado 431 casos en dos brotes en áreas remotas de la provincia de Equateur del país africano. En la aldea de Bomate, 45 personas han muerto de 419 casos conocidos. Un total de ocho muertes de 12 casos se habían reportado anteriormente en las aldeas cercanas de Boloko y Danda, indicó.
Los síntomas incluyen fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolores corporales, sudoración, rigidez de nuca, tos, vómitos, diarrea y calambres abdominales. Se cree que casi la mitad de las muertes se producen dentro de las 48 horas posteriores a la aparición de los primeros síntomas, según la OMS.
“Los brotes, en los que los casos han aumentado rápidamente en cuestión de días, plantean una importante amenaza para la salud pública. La causa exacta sigue siendo desconocida”, dijo el portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic, en una conferencia de prensa el martes.
En un boletín publicado recientemente, la agencia sanitaria mundial indicó que las muestras de 12 casos activos y una persona fallecida dieron negativo en las pruebas de detección del ébola y el virus de Marburgo. Los equipos de salud están investigando otras posibles causas, como la malaria, la fiebre hemorrágica viral, la intoxicación por alimentos o agua, la fiebre tifoidea y la meningitis, añadió la OMS.
La última crisis, que al parecer comenzó en Boloko después de que tres niños comieron un murciélago muerto y murieron en 48 horas, se produce en medio de otros desafíos de salud pública en el país centroafricano.
La RD Congo ha sido identificada como el epicentro de un grave brote del virus Mpox , antes conocido como viruela del mono, con más de 2.000 nuevos casos sospechosos cada semana, según la OMS. En diciembre, el Ministerio de Salud de la ex colonia belga identificó una enfermedad hasta entonces desconocida que se había propagado en la provincia suroccidental de Kwango como una forma grave de malaria. La enfermedad, que causa fiebre, dolores de cabeza, tos, secreción nasal y dolores corporales, se cobró 143 vidas en noviembre.
El país también se ha visto devastado por los enfrentamientos armados en la región oriental desde principios de año, impulsados por militantes del grupo M23, uno de las decenas de grupos rebeldes que luchan contra el gobierno por el control de territorios y recursos minerales. Unas 7.000 personas han muerto en los combates, dijo la primera ministra congoleña, Judith Suminwa, en una reunión de alto nivel del Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrada el lunes en Ginebra.
La OMS ha advertido que la creciente violencia “desestabilizará aún más la región, aumentará los riesgos para la salud pública y empeorará el sufrimiento humano” si no se toman medidas inmediatas.