IV.- LA MARCA DE LA BESTIA

IV.- LA MARCA DE LA BESTIA
Mucho antes de dar con el nombre de Salomón, yo había malgastado mi tiempo revisando los nombres que otros autores proponían como seguros candidatos a ser el anticristo.
No había hipótesis que yo revisara, que no señalara enfáticamente que el anticristo era el Papa en turno o a algún presidente norteamericano; o un prominente personaje de actualidad; o personajes del pasado como Nerón, Calígula, Hitler, Napoleón, etc.
Estas teorías me influenciaron negativamente haciéndome perder demasiado tiempo buscando en el sitio equivocado.
Lamentablemente todas esas hipótesis fallan porque no toman en cuenta el factor más importante: y es que acorde a las profecías el anticristo DEBE SER JUDÍO.
La bestia del Apocalipsis será el Mesías que los judíos, quienes rechazaron a Jesucristo, recibirán como su Mesías.
Así que a los cinco requisitos del capítulo anterior hube de agregarle un sexto para identificar la marca de la bestia: debía ser un símbolo que representara al judaísmo, o más correctamente al sionismo, que como ya aclararemos más adelante, no necesariamente uno y otro son lo mismo o concuerdan.
Una vez establecidos mis seis requisitos comencé mi nueva investigación
Obtención de la marca de la bestia
Cualquier símbolo o logotipo está hecho a partir de figuras geométricas básicas: círculos, cuadrados, triángulos, etc.
En cuanto al que nos interesa, el logo o marca de la bestia, acudiremos de nuevo a los pasajes de Crónicas y Reyes donde ya encontramos el nombre y el número de la bestia, porque a partir de la tabla obtenida ahí elaboraremos la marca de la bestia.
Recordaremos nuestra tabla matemática:
También recordaremos que dicha tabla nos ofrecía un resultado parcial de 33.
Es a partir de este número que encontraremos la marca de la bestia, porque esto significa que la marca está hecha de dos figuras geométricas de 3 lados cada una.
La única figura de 3 lados posible es esta
Así que la marca de la bestia está hecha por dos triángulos.
Simplemente los intersectamos y obtenemos una nueva forma.
Y descubrimos que una vez intersectados, unidos forman una nueva figura: un hexagrama.
Ahora bien, ¿Reúne este símbolo los seis requisitos que habíamos establecido antes de obtenerlo?
A continuación los revisamos uno por uno.
Los requisitos que establecí como condición para obtener la marca de la Bestia fueron los siguientes:
1.- Ser emanado de las cantidades numéricas obtenidas de la tabla de Crónicas y Reyes
Acabamos de comprobar que así es. Primer requisito cumplido.
2.- De todos sabido que fue usado por Salomón. 
Esto fue para mí una sorpresa, pues como el lector ya sabe, a este símbolo se le conoce como “Estrella de David”. Sin embargo la página del Ministerio del Exterior de Israel aclara que en realidad el rey David jamás usó este símbolo, sino que fue Salomón quien lo utilizó.
Este sello desde la antigüedad era bien conocido como el sello de Salomón.
Por lo que el segundo requisito también está cumplido.
3.- Ser de base seis, misma raíz numérica del nombre de Salomón.
Acabamos de demostrar gráficamente de donde proviene este hexagrama. Tercer requisito cumplido.
4.- Antiguo, pero al mismo tiempo actual.
Aunque el sello ya existía antes de Salomón, este símbolo es identificado en la actualidad por la humanidad entera. Cuarto requisito cumplido.
5.- Usado por alguna institución importante, internacional, reconocida y respetada.
Para nadie es un secreto que es el símbolo en la bandera del Estado de Israel. Quinto requisito cumplido.
6.- Ser un símbolo que represente al sionismo.
Todos los rabinos están de acuerdo en que el símbolo que identifica al judaísmo es el candelabro de 7 brazos (Menorá). Sin embargo, el sello de Salomón identifica al Estado de Israel fundado en 1948, y más particularmente al sionismo, que es el movimiento, que a partir del siglo XIX promueve el regreso de los judíos a Jerusalén; la construcción del tercer Templo y el regreso a los sacrificios rituales de la Ley. Ahora, el hecho de haber pertenecido a Salomón le concede una conexión histórica, moral y espiritual con el Israel construido por ese rey: un reino de paz y seguridad. Sexto requisito cumplido: ESTE ES EL SELLO DEL ANTICRISTO, LA MARCA DE LA BESTIA.
La higuera y el Estado de Israel
Para el siguiente punto pongamos atención en la siguiente profecía:
También les dijo una parábola: Mirad LA HIGUERA Y
TODOS LOS ÁRBOLES. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis
por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también
vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que
está cerca el reino de Dios. Lucas 21:29-31
¿A qué se refiere nuestro Señor Jesucristo aquí?
Para empezar diremos que el verano en el lenguaje profético se refiere a la Gran Tribulación.
El término trillar viene del latín tribulare, y significa triturar y separar el trigo que ha sido segado. Esta operación se hacía en el Israel bíblico durante el verano. Por ello es que nuestro Señor en esta profecía nos está hablando de la señal que anuncia que la Gran Tribulación está a las puertas.
Examinemos esta imagen:
En la imagen se aprecia una planta en la que abre la flor conocida como Star flower (Trientalis borealis), la cual nos servirá para ilustrar el significado de la profecía.
Tal como la higuera al extender sus ramas anunciaba el inicio del verano, deberemos entender las señales de los tiempos que anuncian la Gran Tribulación.
Supongamos que la siguiente figura es el capullo de una flor (Nótese que está formada por seis triángulos).
Ahora supongamos también que este “capullo” comienza a abrir uno por uno sus pétalos:
Volvemos a tener como resultado el sello de Salomón, el cual está en la bandera del Estado Moderno de Israel.
La estrella en la bandera del Estado de Israel es la simbólica flor que marca la señal de que la Gran Tribulación ya está cerca.
Por lo que esta profecía se refiere específicamente a la formación del nuevo Estado de Israel en 1948.
Sionismo no es judaísmo
Cuando el moderno Estado de Israel fue fundado en 1948, muchos sabios judíos se opusieron a que el sello de Salomón ocupara la bandera de la nueva nación.
Esto porque, al decir de tales sabios, si acaso había algún símbolo que definiera al judaísmo ese sería la menorá, o candelabro de siete brazos.
El sello de Salomón no simboliza al judaísmo, la Biblia jamás hace referencia a tal figura como algo que defina la relación de Dios con su pueblo elegido. El sello de Salomón, por estar íntimamente relacionado con el gran rey, simboliza al sionismo, que es un concepto moderno desarrollado como resultado de la dispersión y persecuciones del pueblo judío: el regreso a Sion, tierra de Israel.
Sin embargo tal regreso, que pretende estar basado en la Promesa dada por medio de los profetas, está consolidándose mediante el poder económico y político. Por tanto, ya que es una mera acción humana que se hace pasar por Divina, aparte de errada e imperfecta, está contrapuesta a lo Dispuesto por el Altísimo.
Por cuestiones de necesaria simpleza añadiremos únicamente que el sello de Salomón en la bandera del moderno Estado de Israel es una señal del sionismo que pretende anunciar el regreso de los judíos a Israel y con ello la construcción del tercer Templo en el monte santo a cargo del falso Mesías (anticristo); cosa que traerá a la tierra una errada, implacable y despiadada implantación de las penas del sistema judicial de la ley dada a Moisés (Deuteronomio 18:20 / Apocalipsis 2:10), entiéndase persecución; pero la implicación más grave de construir el tercer Templo es que se volverá a los sacrificios del primer Pacto, acto que implica el rechazo al sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz.
Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Juan 16:1-3
El error del regreso de los judíos a Sión
El regreso de los judíos y la construcción del tercer Templo en este tiempo, no se llevarán a cabo por el poder de Dios, sino gracias al poderío económico y político del sionismo (que como ya dijimos no es lo mismo que judaísmo).
El sionismo está preparando lo que han dado en llamar el regreso “anunciado” de los judíos a la Tierra Prometida, pero tal regreso, por demás forzado y artificial -como todo lo concerniente al anticristo-, se basa en una interpretación sesgada de las profecías las cuales básicamente establecen que:
  • 1.- no solo los judíos regresarán, sino todos aquellos que pertenezcan a las doce tribus (incluidos los de aquellas que permanecen perdidas entre las naciones).
  • 2.- el regreso se efectuará en la resurrección, no en este tiempo.
No son solo los judíos quienes la profecía anuncia que retornarán a la tierra que Dios prometió, SINO TODO EL PUEBLO DE ISRAEL, el cual actualmente está conformado por los linajes, es decir los descendientes, de las dos antiguas naciones: Judá e Israel.
 y diles: “Así dice el Señor: He aquí, tomaré a LOS HIJOS DE ISRAEL
de entre las naciones adonde han ido, los recogeré de todas partes y los
traeré a su propia tierra. Y haré de ellos UNA NACIÓN en la tierra, en
los montes de Israel; un solo rey será rey de todos ellos; NUNCA MÁS
SERÁN DOS NACIONES, Y NUNCA MÁS SERÁN DIVIDIDOS EN
DOS REINOS. Ezequiel 37: 21-22
Como se puede apreciar, la profecía no solo habla de los judíos (Casa de Judá), sino de TODO ISRAEL; y esto incluye a la Casa de Israel: las diez tribus perdidas (las cuales los sionistas creen que se han perdido para siempre, pero está Escrito que al final de los tiempos El Señor las recogerá de en medio de las naciones en las que se encuentran esparcidas).
Además, los hijos de Israel no regresarán en su forma física actual, sino después de la resurrección, esto es, con un cuerpo nuevo y diferente, celestial, igual al de los ángeles.
Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al
espíritu: Así ha dicho el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y
sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había
mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus
pies; un ejército grande en extremo. Me dijo luego: Hijo de hombre,
todos estos huesos son LA CASA DE ISRAEL. He aquí, ellos dicen:
Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del
todo destruidos. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho el Señor: He
aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, Y OS HARÉ SUBIR DE
VUESTRAS SEPULTURAS, Y OS TRAERÉ A LA TIERRA DE ISRAEL.
Y sabréis que yo soy El Señor, cuando abra vuestros sepulcros, y os
saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en
vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis
que yo El Señor hablé, y lo hice, dice El Señor. Ezequiel 37:9-14

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo [tiempo]
se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos
de alcanzar aquel siglo [tiempo] Y LA RESURRECCIÓN DE ENTRE
LOS MUERTOS, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no
pueden ya más morir, PUES SON IGUALES A LOS ÁNGELES, y son
hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Lucas 20:34-36

Quizá sea necesario recordar al lector que a la muerte de Salomón el reino se partió en dos naciones: al norte quedó Israel y al sur Judá. Mientras que el reino del norte, Israel, quedó consolidado por diez tribus, al sur Judá quedó conformada por tres grupos tribales: Judá, Benjamín y Leví, de los cuales descienden los actualmente conocidos como judíos. Ellos son lo que la Escritura denomina como la Casa de Judá, es decir, los descendientes de la antigua nación de Judá, reino del sur.
Las tres tribus de Judá (judíos actuales) NO CONFORMAN a todo Israel, sino que FORMAN PARTE DE ÉL. Tal como dice la Escritura, el Israel que volverá a su tierra estará conformado por los descendientes de ambos reinos: las doce tribus; y no solo de uno.
De tal manera que aquellos que pertenecemos a la Casa o linaje de Israel, la nación del norte, también formaremos parte de aquel glorioso evento: el regreso de el pueblo elegido a su tierra.
Por todo ello es que SE EQUIVOCAN los que piensan que son SOLO los judíos quienes regresarán a Sion ¡No! ES TODO ISRAEL QUIEN LO HARÁ; y ello, a su debido tiempo, no cuando los hombres lo determinen.