La sequía en Bogotá provoca el racionamiento de agua tras el descenso en los niveles de los embalses San Rafael y Chuza, marcando un precedente en la ciudad tras décadas. La falta de lluvias, agravada por El Niño, ha comprometido severamente el sistema de embalses de Chingaza, vital para abastecer a la capital colombiana. Actualmente, las reservas de agua están por debajo del 17%, según la alcaldía bogotana. Ante este escenario, se han promulgado medidas de ahorro como la reutilización del agua pluvial, limitar el uso doméstico de agua y disminuir el lavado frecuente de prendas y vehículos.