El organismo afirmó que también incautaron unos 108 millones de dólares que se utilizaron como parte del esquema, explicando que la medida se tomó para interrumpir la financiación de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán que, según afirmaciones de Washington, opera en países como Irak, el Líbano, Siria y Yemen.
"El Departamento de Justicia de EE.UU. seguirá haciendo uso de toda su autoridad para cortar la financiación ilícita y contrarrestar las actividades malignas de Irán, que se han hecho más evidentes en los últimos meses", declaró el fiscal general Merrick Garland.
Mientras, desde el FBI afirmaron que el país persa representa "una amenaza" para la nación norteamericana. "Irán representa una amenaza constante para Estados Unidos: intenta asesinar a estadounidenses aquí mismo, dentro de nuestras fronteras, lleva a cabo un ciberataque contra un hospital infantil, apoya a terroristas en todo el mundo, y mucho más", dijo el director del FBI, Christopher Wray. "Todos los crímenes de Irán cuestan dinero. Y el FBI seguirá comprometido con la aplicación de las sanciones estadounidenses que mantienen el dinero fuera de sus arcas", agregó.
En total, siete personas —entre ellas Sitki Ayan, presidente de la empresa de petróleo y gas ASB Group en Turquía, y Morteza Rostam Ghasemi, hijo de un antiguo comandante de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica y ministro iraní del Petróleo— fueron acusadas ante un tribunal de Nueva York en relación con la incautación del dinero.
El Departamento de Justicia también acusó a una mujer china, Shaoyun Wang, y a un hombre omaní, Mahmood Rashid Amur Al Habsi, de evasión de las sanciones contra Irán y blanqueo de capitales. Mientras, la agencia iraní IRNA subrayó que con este paso EE.UU. "confirmó la piratería marítima y el robo de petróleo por sus fuerzas".