Netanyahu invoca retórica Amalek para justificar genocidio de palestinos

En la noche del 28 de octubre, tras tres semanas de la campaña de genocido contra la Franja de Gaza, el primer ministro del régimen de Israel, Benjamín Netanyahu, intentó justificar sin pudor el horror calificando al Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) como la repetición de la retórica de Amalek, la tribu bíblica que, según los libros judíos, Dios les ordena aniquilar.
Ha descrito a HAMAS como un enemigo muy salvaje, citando el pasaje bíblico, Deuteronomio, 25:17: “Tú debes recordar lo que Amalek te ha hecho” y agregando “nosotros demos recordar”.
De 23 145 versículos del Antiguo Testamento, Netanyahu eligió algunos de los más violentos y tienen una larga historia de ser instrumentalizados por los sionistas para justificar la matanza de los palestinos.
El libro bíblico Deuteronomio, el quinto libro de la Torá judía y el quinto libro de Antiguo Testamento cristiano dice: “Borrarás la memoria de Amalek de debajo del cielo. No olvidarás”.
Además, el texto pide la matanza de toda la nación de Amalek. “Ahora ve y ataca a Amalek, y destruye por completo todo lo que tiene y no los perdones. Pero, mata al hombre y a la mujer, al niño y al lactante, al buey y a la oveja, al camello y el burro.”
En estos versículos del primer libro de Samuel 15:13, Dios ordena al rey Saúl matar a toda persona en Amalek, una nación rival de los antiguos judíos, y destruir totalmente todo lo que les pertenece.
La retórica de Amalek es uno de los numerosos comentarios de inspiración ideológica usados por los funcionarios israelíes para justificar la campaña genocida en la asediada franja costera con 2,2 millones de habitantes, y hasta ahora se ha cobrado casi 10 000 vidas, la mayoría niños.
Según un sondeo realizado en octubre pasado, la mitad de los judíos israelíes declaró que el régimen de Tel Aviv “no debería en absoluto” considerar el “sufrimiento de la población civil palestina en Gaza” en la siguiente fase de los conflictos, que muestra que, desde el punto de vista de los israelíes, el enemigo es como Amalek.
A pesar de que existe un consenso dominante en la religión judía entre los rabinos (líderes religiosos de judíos) que Amalek ya no existe y no puede ser una referencia para justificar atacar a nadie, muchos sionistas antes de Netanyahu usaron esta retórica contra los palestinos.
Por ejemplo, Israel Hess, un rabino israelí, en 1980 publicó un artículo para la Universidad Bar-Ilan en el que equiparaba a los palestinos con los habitantes de Amalek y pedía explícitamente su genocidio.
Mordejai Eliyahu, exrabino de Israel de 1983 a 1993, también trazó paralelismos entre los palestinos y los Amalek, dando autoridad para adoctrinar a niños sionistas en las escuelas religiosas israelíes.
Baruch Goldstein, el conocido terrorista sionista que mató a 29 palestinos durante la oración en una mezquita de ciudad de Al-Jalil (Hebrón) en 1994, también vio a los palestinos como Amalek y llevó a cabo un ataque en Purim (festival anual judío que celebra el asesinato de los persas a manos de la minoría judía durante el Imperio persa.)
La hostilidad de los textos judíos hacia Amalek proviene de la leyenda de que atacaron sin piedad a estos en su camino a la “tierra prometida”, después de lo cual Dios le dijo a Moisés que exterminara a Amalek.
Conforme a estas leyendas, unas generaciones más tarde del rey Saúl cumplieron esta orden matando a todos los hombres, mujeres y niños de Amalek, excepto a su rey, que continúa la línea del que nació el Háman muchas generaciones después.
El mal Háman desarrolló un complot para matar a todos los judíos que vivían en el exilio, bajo un gobernante iraní, lo que envía un mensaje claro de que el hecho de que Saúl no matara a todos los de Amalek planteaba una amenaza existencial para los judíos.
Los judíos tradicionalmente escuchan la historia de la emboscada de Amalek y el decreto de Dios de que sean eliminados en el servicio de Shabat antes de la festividad de Purim, que, a su vez, celebra el fracaso del plan del Háman.
Pese a que los historiadores niegan la historicidad de estas fábulas sobre Amalek, el Háman y la supuesta amenaza de aniquilación de los judíos, bajo el dominio iraní, su influencia en la política contemporánea del régimen israelí, es más que obvia.
El rabino Yisrael Rosen, fundador de la oficina para las conversiones al judaísmo en el gran rabinato de Israel, afirmó en 2012 que uno de los expresidentes iraníes era Amalek e Israel “debe destruirlo”.
“Si somos honestos a la hora de identificar a nuestro enemigo por lo que es, debemos actuar haciendo la vista gorda a las naciones del mundo. Nuestra fuerza reside en la combinación de nuestra fe y nuestras habilidades en el campo de batalla”, dijo el rabino Rosen.
En 2017, durante una visita a Moscú, capital rusa, Netanyahu presentó un libro sobre Háman al presidente ruso, Vladímir Putin, afirmando que Irán alberga un plan de todos los tiempos para destruir a los judíos.
En respuesta, Putin respondió que estos son mitos obsoletos y que hoy vivimos en un mundo diferente, sugiriendo a los líderes israelíes que estén al lado de la realidad.
Sin embargo, la realidad que estamos presenciando estos días es que los mitos sobre la matanza son, de hecho, la base para llevar a cabo un genocidio real.