Jacobo y la iglesia de Jerusalén


1. Los hermanos del Señor

Los „hermanos del Señor” son reconocidos como un grupo influyente en la iglesia primitiva1. Pablo como Lucas los mencionan igualmente a lado de los apóstoles. Según Lucas estaban muy relacionados con los apóstoles y otros seguidores de Jesús en los días inmediatos a la resurrección. (Act_1:14); según Pablo uno de ellos, Jacobo, habría recientemente visto al Cristo resucitado (1Co_15:7)

A cualquiera que haya leído los evangelios con un poco de atención, le sorprenderá: ambas tradiciones la de Marcos como la de Juan transmiten que la familia de Jesús contemplaba sus actividades públicas con considerables reservas., mientras que él por su parte negaba estar restringido por los lazos de sangre: „Cualquiera que hace la voluntad de Dios”, dice él, „es mi hermano, y mi hermana, y mi madre” (Mar_3:35). El cuarto evangelista nos asegura que „incluso sus hermanos no le creyeron” (Joh_7:5). ¿Cómo fue entonces que sus familiares quienes no figuran entre sus seguidores antes de su muerte, fueran tan poco tiempo después hallados entre los que lideran?  Podría esperarse que la desgracia de su ejecución hubiese confirmado en sus mentes los malos presentimientos que habían sentido sobre él a lo largo de todo el tiempo. La declaración de Pablo que el Jesús resucitado „apareció a Jacobo” ofrece una respuesta a nuestra cuestión. Esta experiencia evidentemente  produjo en Jacobo un efecto revolucionario, comparable como la experiencia similar producida mas tarde en Pablo mismo.

Un legendario embellecimiento de la declaración que el resucitado Cristo „se mostró a Jacobo” está en „El Evangelio según Los Hebreos”, como cita Jerónimo, en la segunda introducción a su obra Un hombre ilustre. Según este relato Jacobo hizo un juramento de no comer pan  hasta que viese a Jesús resucitado de entre los muertos. Cuando el Señor resucitado se le mostró, „él tomo pan y dio gracias y lo partió, y se lo dio a Jacobo el justo, con las palabras, ‘mi hermano, come tu pan, porque el hijo del hombre ha resucitado de entre los que duermen’.”2 (El Evangelio según a los Hebreos era muy común entre ciertas comunidades judío - cristianas de finales del segundo siglo en adelante.)

No es necesario entrar aquí en la parentesco preciso entre „los hermanos del Señor” y el Señor mismo. Por la frecuencia con la que son mencionados junto a su madre (Mar_3:31 ss. // Mat_12:46 ss. // Luc_8:19 ss.; Mar_6:3//Mat_13:55Hch_1:14) se podría deducir que junto a Él serían hijos de María3, como él mismo; la carga recae sobre los que interpretan el parentesco diferentemente.

Aparte de la referencia general en Lucas sobre „los hermanos del Señor” como incluidos entre los cientoveinte que estaban junto a los apóstoles en Jerusalén los días que precedían el primer pentecostés cristiano (Hch_1:14 f.) Su especial mención de Jacobo viene en Hch_12:17, donde Pedro relata su huida de la prisión de Herodes Agripa a los creyentes que estaban orando juntos en la casa de María, y antes de irse les manda darle las noticias „a Jacobo y los demás hermanos”. Esto implica que Jacobo y los hermanos relacionados con él se reunían en un lugar diferente a la compañía de Pedro - esto implica que pertenecían, usando terminología paulina a una comunidad casera diferente4.

Pero disponemos de una referencia de Jacobo en un tiempo anterior de la historia de la iglesia de Jerusalén, en un documento que adelanta en varias décadas los Hechos - La epístola de Pablo a los Gálatas. Allí este relata a sus lectores que, a lo largo de su visita a Jerusalén, tres años después de su conversión „para conocer a Cefas”, él „no vio a ningún otro apóstol; excepto a Jacobo, el hermano del Señor” (Gal_1:18 ff.)5. Esto podría señalar a Jacobo como el segundo hombre en importancia en la iglesia, de cualquier manera era alguien a quien Pablo le importaba ver. A la luz de otros indicios se podría deducir que incluso en estos primeros días Jacobo era líder de algún grupo en la iglesia de Jerusalén, como Pedro lo era de otro.

Al decir que „no vio a ningún otro apóstol excepto a Jacobo”, Pablo ciertamente indica que reconoce a Jacobo como un apóstol. Si estuviéramos obligados a entender sus palabras de otra manera, podrían estar configuradas diferentemente - pensando que quisiera decir „Yo no vi a ninguno de los demás apóstoles, pero yo vi a Jacobo, el hermano del Señor” - pero esta construcción es menos natural para entenderlo así6. A diferencia de Lucas, Pablo no delimita el título „apóstol” a los doce. El dice de si mismo ser un apóstol, ejerciendo un apostolado igual de válido como el de aquellos que lo fueron antes que él. (Cf. Gal_1:17). Los que fueron apóstoles antes que él evidentemente vieron al Señor resucitado, aún cuando como Jacobo estos no estuvieran incluidos entre los doce. Cuando relata en su sumario de la aparición del resucitado dice que Cristo, habiéndose mostrado a Pedro después a los doce, „apareció a Jacobo, y entonces a todos los apóstoles” 1Co_15:7), „todos los apóstoles” ciertamente debería interpretarse en un sentido más amplio que „los doce”, e igualmente cierto es que Jacobo ha de ser considerado como uno de esos „apóstoles”, como los es Pedro de entre „los doce”. La aparición del Señor resucitado a Jacobo fue sin duda algo que Pablo oyó de Jacobo mismo cuando Pablo estuvo después de su conversión en Jerusalén, así como habría oído de la aparición a Pedro del mismo Pedro.

Entonces Pablo pensaba que sería de valor establecer una relación personal con Jacobo mientras visitaba Jerusalén. No hay manera de saber si Pablo podía preveía el papel dominante creciente que Jacobo tendría en Jerusalén; pero este creciente papel dominante es documentado independientemente por Pablo y por Lucas.

2. El progreso de Jacobo al liderazgo

En la siguiente visita de Pablo a Jerusalén, el papel de liderato de Jacobo ya se había establecido. Cuando Pablo relata como él y Bernabé tuvieron la conferencia particular con los tres líderes o pilares de la iglesia de Jerusalén, les nombra en este orden: „Jacobo, Cefas y Juan” (Gal_2:9). A pesar de que Cefas (Pedro) sea el único de estos tres que en el informe de la conferencia es especialmente mencionado, el orden en que se han puesto sus nombres cuenta su propia historia, lo cual es confirmado por la impresión general que dan todas las evidencias relevantes7.

La audiencia privada descrita por Pablo en Gal_2:1-10 fue probablemente después del aprisionamiento de Pedro por Herodes Agripa. Por el tiempo del aprisionamiento, e incluso podría ser antes, Jacobo era evidentemente líder de un grupo de la iglesia de Jerusalén. Antes que hubiesen pasado muchos años se le conocería evidentemente como líder de la iglesia en general. La prueba que Pablo presenta a tal efecto se ve confirmada por el relato de Lucas sobre el concilio de Jerusalén - como ya se había sugerido, un encuentro posterior, a la conferencia privada de Gal_2:1-10. El concilio de Jerusalén fue un encuentro del liderazgo de la iglesia en Jerusalén, con la asistencia de delegados de la iglesia de Antioquía, esta vez no se discutía la delimitación der los campos de ministerio apostólico sino cuales serían las condiciones para que los gentiles convertidos pudieran ser admitidos como miembros de iglesia - concretamente si debían ser obligados a aceptar la circuncisión o no (Hch_15:5 s.). Según Lucas después que varias personas (entre ellas Pedro)  hablasen acerca del tema, fue Jacobo quien resumió en sentido de la reunión y expresó su juicio de manera que los presentes aceptaron para poner en práctica. - las palabras del así denominado decreto de Jerusalén8. Fue Jacobo, antes de Pedro, quien ahora estaba a la misma altura que él; esto es un indicio de la confianza con que Jacobo dirigía la iglesia de Jerusalén por largo tiempo. Jacobo no manchó su libreta de notas por fraternizar con los gentiles, tal como Pedro lo hizo9, y continuó disfrutando de la estima no sólo de sus más conservadores hermanos en la iglesia de Jerusalén pero también de los piadosos de Jerusalén en general.

Un oportunidad para Jacobo de aumentar su influencia a costes de la de Pedro se había presentado cuando Pedro marchó de Jerusalén tras haber salido del aprisionamiento de Herodes Agripa10 - como mucho cinco años antes del concilio. Quizás después de esto, Pedro únicamente venía ocasionalmente a visitar a Jerusalén y dejó de residir permanentemente en Jerusalén, como lo hacía Jacobo. Pero aún estando fuera de Jerusalén, Pedro era consciente de la influencia de Jacobo y respetaba sus deseos. Esto aparece notablemente en su retirada de la comunión de mesa con los gentiles en Antioquía cuando los visitantes „de Jacobo” transmitieron el mensaje de su líder a Pedro (Gal_2:12)11. Estos visitantes no necesariamente han de ser identificados con los hombres que según Hch_15:1, descendieron desde Jerusalén a Antioquía y dijeron a los convertidos gentiles que no podían ser salvos sin la circuncisión. Se dice de estos últimos visitantes que fueron a Antioquía por iniciativa propia. La epístola enviada a las iglesias de Siria y Cilicia en nombre de „los apóstoles y hermanos ancianos de Jerusalén”12 (la cual contiene el decreto de Jerusalén) enfatiza que aquellos hombres no tenían el mandato de enseñar como lo hicieron (Hch_15:23 s.).

Es cierto que el decreto de Jerusalén fue promulgado por la iglesia madre (y es igual de cierto que Pablo, a la luz de sus escritos,  no lo impuso en sus propias iglesias); y que la iglesia de Jerusalén no podría haberlo promulgado sin la aprobación de Jacobo. Que fuera realmente promulgado por iniciativa de Jacobo, como lo refleja Lucas es completamente creíble. Por su parte Lucas parece haber recordado esto como una obra maestra de arte de gobernar.

3. Exégesis bíblica en el concilio de Jerusalén

Es especialmente interesante remarcar el apoyo bíblico que Jacobo, se dice, citó para fundamentar su iniciativa. Expresando la aprobación de la exhortación de Pedro basada en experiencias personales, de no requerir condiciones de los gentiles creyentes que Dios mismo no había manifiestamente requerido, Jacobo continuó diciendo que el lenguaje de los profetas habló al mismo efecto, como sigue:

„Después de esto yo regresaré

y restauraré la tienda caída de David;

Yo repararé las ruinas

y la volveré a levantar

para que el resto de la humanidad busque al Señor,

Y todos los gentiles, sobre cuales es nombrado mi nombre” dice el Señor que hace estas cosas,

Conocidas son a Dios desde el siglo todas sus obras.

Esta cita de Amo_9:11 s. En una versión  griega muy cercana a lo que tenemos en la Septuaginta. En Hechos las palabras introductoras „Después de esto yo volveré”13 reemplaza la Septuaginta „En aquel día”; en Hechos „El Señor” es el objeto explícito de „buscará”, mientras que la Septuaginta el objeto del verbo es omitido para comprensión; Hechos omite la frase „ como en los días ancianos” hallado en la Septuaginta como „Yo levantaré” pero añade „conocido desde tiempos antiguos” al final de la cita14.

En el contexto del concilio de Jerusalén, la aplicación del oráculo esta claro: la misión entre gentiles en la forma actual, ha sido anunciada por los profetas de Dios con su expresa aprobación; por lo que no se debería realizar ningún intento de convertir a los gentiles en judíos. Moisés no sufrirá ninguna desventaja: su ley es leída todos los sábados en las sinagogas por todo el mundo, y los gentiles que desean asumir este yugo tienen todas las oportunidades para hacerlo15. Todo esto es necesario para los convertidos al cristianismo de aceptar ciertas restricciones sociales que proporcionarán una pacífica relación con los judíos y en especial con los cristianos judíos, para evitar ofender a los adoradores de la sinagoga.

En su situación original esta palabra de Dios citada por Jacobo sostiene la promesa que, aún cuando la casa de David haya caído en días malos, no obstante sus glorias de días pasados serán restauradas. En la flor de la fuerza del imperio de David , él extendió su influencia sobre los Edomitas y otros pueblos vecinos. Estos no solamente se convirtieron en vasallos de David, sino que también sujetos del Dios de Israel, a quien David rendía culto y con cuya ayuda él ganó sus victorias16. Los „escudos de la tierra” pertenecen a Yahweh: en su nombre las naciones en cuestión son llamadas17. Por lo que la profecía de la restauración está en marcha (en el texto masorético):

En aquel día yo levantaré la tienda de David que ha caído

y repararé sus roturas, y levantaré sus ruinas,

y restauraré como en los días anteriores;

Para que poseen el remanente de Edom

Y todas las naciones sobre las que mi nombre es nombrado” Dice Yahveh quien hace esto.

Al recordar de las profecías la Septuaginta presenta un buen ejemplo de su tendencia de espiritualizar de esta versión. En lugar de un programa de expansión imperial renovado, la Septuaginta presenta una imagen de conversión religiosa, esto se produce principalmente por la sustitución de las vocales de  âdâm”, ser humano, por los de „ìdôm”, „Edom” (las consonantes de las dos palabras hebreas son idénticas). En agregación yîreðû,  „podrá volver a poseer”, ha sido cambiado por yidreðû, podrá buscar; este cambio podría haberse originado como un deslice de los escribas, pero ayuda a la Septuaginta a la reinterpretación. La reinterpretación incrementa una promesa como esta en Isa_55:3 s., donde el cumplimiento de las misericordias del pacto prometidas a David trae esperanza para el mundo, guardando la misión de Israel de compartir el conocimiento del verdadero Dios a sus vecinos. Sin embargo el „remanente de Edom” era el objeto del verbo „podría poseer” en el texto hebreo, „el remanente del ser humano” se convierte en sujeto del verbo „podría buscar” en la versión griega18, en la que el objeto no expresado  ha de comprenderse como „mi” (i.e. El Señor, como la cita en Hechos explícitamente dice). El punto de la traducción griega es que las naciones buscarán a Dios de Israel y voluntariamente se convertirán en sus siervos.

Esta aplicación se torna incluso más precisa con el uso que Jacobo da al oráculo. La restauración de la tienda caída de David tiene una más directa relevancia que para el traductor precristiano fuera posible. El „remanente de la humanidad” - esto es, las naciones no judías - están cosechando lealtad hacia el Hijo de David mediante el escuchar y obediencia al evangelio. El Hijo de David está extendiendo su soberanía sobre un más amplio imperio sobre el que David mismo ejerciese su dominio, y extendiéndolo por la persuasión de la divina gracia, no por la fuerza de armas. Éste y textos similares del Antiguo Testamento reciben ahora un cumplimiento más comprensible y detallado que ni los profetas hebreos ni los interpretes griegos podían imaginar.

Pero ¿es históricamente probable que Jacobo, considerado comúnmente hebreo y no helenista, hubiese citado la versión Septuaginta? A lo mejor la idea que hemos aceptado de Jacobo, y de los miembros de su familia, no es tan precisa como nos imaginamos: está basado en una información muy inadecuada. Aún así, es muy poco probable que Jacobo citase la Septuaginta para intentar convencer a lo más conservadores miembros de la iglesia de Jerusalén. Pero la versión de Amo_9:11 s. en la Septuaginta representa una interpretación espiritualizadora, cosa que era común al final de las generaciones antes de Cristo, no hay razón para excluir a Judea como zona de su circulación. Incluso el texto masoretico anuncia un día cuando „todas las naciones” sobre las que es llamado el nombre del Dios de Israel se someterán bajo la soberanía de la casa de David19 - y para todos los presentes en el concilio de Jerusalén esa soberanía estaba corporalmente presente en Jesús, el Hijo de David.

Las interpretaciones espiritualizantes del texto hebreo de este oráculo eran muy comunes en esa época, tal como sabemos de la literatura de Qumran. En la obra zadoquita el levantamiento de la tienda de David es interpretado como el restablecimiento de los libros de la Torá20; en el Florilegium de la cueva 4 de Qumram es interpretado como el levantamiento del descendiente de David (esto es el Mesías) en los postreros días para salvar a Israel21.

4. Después del concilio

Después del concilio de Jerusalén Lucas no tiene mas que decirnos sobre Pedro, u otro miembro de los doce. Parece que Pedro y los otros de los doce se dedicaron a actividades más extensas y amplias de ese tiempo en adelante. De hecho Pablo implica en 1Co_9:5, que no sólo los apóstoles, sino que los hermanos del Señor también realizaban un ministerio itinerante en el Este del Mediterráneo en los años 50. La única excepción fue aparentemente Jacobo, quien permaneció en Jerusalén y quien supervisó la caridad de la iglesia. Los otros hermanos del Señor eran casados y, como los apóstoles, era acompañados por sus esposas en sus viajes misioneros y pastorales; Jacobo posiblemente permaneció soltero - esto estaría en consonancia con su ascetismo general, que ha sido suficientemente probado en posteriores tradiciones22.

Mientras crecía en número durante los treinta hasta cuarenta años, desde su fundación hasta su dispersión en los albores del asedio de Jerusalén por las tropas de Tito, la iglesia de Jerusalén parece que en ese mismo tiempo tuvo que soportar una progresiva merma en composición y en idiosincrasia. El primer estrechamiento fue el resultado de la dispersión de los helenistas después de la muerte de Esteban. Aproximadamente al mismo tiempo, o poco tiempo antes, Dice Lucas que „muchos de los sacerdotes obedecieron a la fe” (Hch_6:7). No se comenta nada más acerca de los sacerdotes. Se han hecho muchas especulaciones acerca de estos - por ejemplo ¿simpatizaban con los esenios?23 No tenemos conocimiento. Ni tampoco sabemos nada sobre la influencia que tantos sacerdotes podrían tener sobre la apariencia de la iglesia de Jerusalén en general. Se nos habla poco antes del concilio de Jerusalén de „algunos creyentes que pertenecían al la fracción de los fariseos” (Hch_15:5). No nos quedan dudas acerca de su influencia: fueron ellos, los que presionaron sin éxito por la política de circuncidar a los conversos gentiles.

La campaña de Herodes Agripa contra los apóstoles, condujo probablemente a otra merma. Si esta campaña fue nutrida por la confraternización de Pedro con los gentiles, entonces claramente, (a la vista de muchos) una tal confraternización no era deseada. Para muchos de los cristianos de Jerusalén Pedro era demasiado liberal; ciertamente Jacobo mismo según el punto de vista de algunos de sus seguidores se inclinaba pero con prudencia en esta dirección liberal. Hay mucho que ha de ser leído entre los renglones del relato de Lucas24. Lucas no tiene interés en recordar más de lo que fuera necesario las controversias de mediados del siglo después que estas remitiesen, y enfatiza en lo sustancial del acuerdo entre los protagonistas de estas controversias antes que en los puntos en que diferían.

Cerca de ocho años después del concilio de Jerusalén, cuando Pablo visitó la última vez Jerusalén, Jacobo y los otros ancianos les recibieron, a él y a sus compañeros, y (según Lucas) dibujaron una imagen monocroma de cómo era la iglesia madre en ese tiempo. „Ya ves, hermano, cuántos millares25 de judíos hay que han creído; y todos son celadores de la ley” (Hch_21:20). La impresión que nos llevamos es que los cristianos de Jerusalén eran ahora casi todos celadores de la ley - esta expresión es parecida a la que Pablo usa para describir su propio carácter de antes de ser cristiano, cuando dice que fue „un celador” de las tradiciones ancestres (Gal_1:14).

Esta impresión ha hecho sentir el conflicto con lo que pocas lineas antes se relataba: „y cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron de buena voluntad” (Hch_21:17). ¿Era de parte de las multitudes de „celadores de la ley” que Pablo y sus compañeros recibieron una tan calurosa bienvenida? Johannes Munck, „Sin ninguna autoridad en los manuscritos” como admite, propone borrar las palabras „los que han creído” del Versículo 20, leyendo por lo tanto: „cuántas multitudes hay en Judea; ellos son todos celadores de la ley” - la referencia a los Judíos en general, no a los cristianos judíos26. Hay que recalcar que Ferdinand Christian Baur de la escuela de Tübingen del siglo 19 y cuya continuada influencia Munck emana a través de „Paul and the Salvation of Mankind”, también refiere (aún por motivos diferentes) que la frase „los que han creído” no es auténtica27. Pero tal presunta enmienda ante toda la evidencia textual  únicamente sería justificable si estuviera fuera de duda que un texto existente estuviera retenido; y esto de ninguna manera es el caso aquí.

Nosotros tomaremos el texto como es, como  evidencia de una progresiva merma. Podría ser bien posible que esta merma progresiva fuera parte de una reacción de protección al continuo crecimiento del sentimiento y activismo militante en Judea - fomentado por aquellos quienes eran o pronto serían conocidos por Zelotes en un sentido distintivo.

5. Donativos griegos

Hemos hecho recientemente referencia al último viaje de Pablo a Jerusalén. Después del Concilio de Jerusalén, las veces que se menciona a la iglesia de Jerusalén en los escritos de Lucas o Pablo tienen que ver con la relación de Pablo para con esta iglesia.

Pablo parece haber apreciado a la iglesia de Jerusalén y sus líderes más de lo que ellos le apreciaban a él. Pablo visitó la iglesia madre en momentos importantes de transición en su carrera apostólica, y se esforzaba en mantener la comunión con ella28. Cualquier brecha en la comunión llegaría a frustrar su ministerio: esto significaría, con sus propias palabras; que el habría „corrido en vano” (Gal_2:2).

Según Hch_18:22, Pablo visitó brevemente la iglesia de Jerusalén entre su ministerio en Corinto y el de Efeso (en verano del año 52)29. Pero más importancia se adhiere a su última visita a Jerusalén. Lucas dedica bastante espacio a esta y Pablo lo deja claro que tuvo una parte crucial en su estrategia misionera. Así podemos ver esta visita a través de los ojos de Lucas (desde su historia detallada) y a través de los ojos de Pablo (puesto que el comparte con sus lectores las motivaciones y las esperanzas que le llevaron a realizar esta visita, juntamente con ciertos temores por resultado). Pero en el presente contexto deberíamos desear poder ver a través de los ojos de Jacobo y de los compañeros ancianos de la iglesia de Jerusalén. Para poder verlo - y esto con afinidad - a través de sus ojos llama a un esfuerzo de imaginación histórica.

Jacobo y sus compañeros sabían que las anteriores visitas habían llevado regularmente a problemas, en los que otros posiblemente iban a involucrarse. Ellos sabían que Pablo tenía fuertes enemigos en la ciudad, y también sabían que en su propia comunidad Nazarena habían aquellos que rotundamente desaprobaban la política misionera de Pablo -  algunos de los que hacían lo que podían para invadir su campo misionero y llevar a los convertidos gentiles a lo que ellos llamaban una mejor regla de fe y de vida.

Pablo llegó a Jerusalén en esta ocasión llevando donativos - donativos no de él mismo pero de sus iglesias en el mundo greco parlante. Los cristianos de Jerusalén no conocerían a Virgilio, pero si alguien les hubiese citado las palabras „timeo Danaos et dona ferentes” („ temo a lo griegos aún cuando traen donativos”, muchos de ellos habrían dicho que estas palabras resumían perfectamente sus sentimientos.

¿Qué eran esos donativos? Lucas nos hace como de paso un a referencia acerca de esto, relatando cuando Pablo frente al procurador Félix le dice que después de muchos años vino a visitar su nación „con limosnas y donativos” (Hch_24:17). No dice nada más sobre estos donativos, quizás porque sabía el efecto no pretendido que podría saltar de ellos. Más completo y preciso nos informa Pablo mismo.

Por encima de su deseo de mantener una buena relación personal con la iglesia de Jerusalén, Pablo anhelaba que sus iglesias gentiles tuviesen un sentimiento de solidaridad con Jerusalén, y que este sentimiento de solidaridad fuese reciproco. Para darle un efecto práctico, él organizó en las iglesias gentiles de ambos lados del mar Egeo una colecta para ayudar a los pobres de entre los hermanos de Jerusalén. Pablo había asumido hacer algo de este estilo al final de la conferencia en la que él y Bernabé habían participado con los tres líderes de Jerusalén cerca de diez años atrás, aquellos líderes les dijeron, dice Pablo, „nos pidieron que nos acordásemos de ‘los pobres’, lo mismo que fue solícito en hacer” (Gal_2:10). „Los pobres” podría entenderse, sencillamente literalmente, los miembros más pobres de la iglesia de Jerusalén, pero en aquellos tiempos la frase vendría a significar a la membresía en general30. Pablo se había comprometido con esta labor cristiana desde el principio de su apostolado, cuando él y Bernabé fueron enviados por la iglesia de Antioquía para llevar un donativo de dinero a la iglesia de Jerusalén en el tiempo de hambre (Hch_11:30)31.

En una época más tarde, de la que ahora nos estamos ocupando, la esperanza de Pablo que la participación en un fondo de ayuda a Jerusalén, pudiese devolver a sus convertidos gentiles la deuda que tenían con la iglesia madre del cristianismo, de la que comenzó a difundirse el evangelio. El no dejaba de animar un espíritu de competición entre sus iglesias para observar cual de ellas sería la más generosa y más dispuesta. Por el otro lado esperaba que una donación generosa de estas iglesias persuadiría a la iglesia de Jerusalén para considerar más amablemente la misión entre los gentiles. Él sabía que algunos de los más conservadores espíritus de la iglesia de Jerusalén sostenían graves sospechas acerca de él y de su misión; a otros les era difícil darle una cordial bienvenida por la hostilidad existente entre él y los muchos judíos no cristianos que habían en la ciudad. Poco antes de iniciar su viaje a Jerusalén les dice a los cristianos romanos en su carta que antes que les pueda cumplir la largamente esperada visita, él debía ir primero „a Jerusalén con la ayuda para los santos”, y solicitó sus oraciones para que „este servicio para Jerusalén fuese aceptable a los santos” (Rom_15:25Rom_15:31). Esto no fue una conclusión anticipada que todas las sospechas se calmarían, pero nada podría ser mejor (pensaría Pablo) que una donación generosa de parte de las iglesias gentiles para apaciguar esas sospechas y que fuese presentada por representantes de esas iglesias.

Pablo viajó por mar hasta Judea con esos representantes en primavera del año 57, hicieron tierra en Cesarea y subieron a Jerusalén. Sus amigos en Cesarea (incluyendo a Felipe y su familia) prepararon que el grupo fuese recibido y atendido en Jerusalén por Mnason el Chipriota que había sido miembro de la iglesia madre desde el principio. Si Lucas dice (escribiendo como uno del grupo) que cuando llegaron a Jerusalén „los hermanos nos recibieron gozosos” (Hch_21:17), „los hermanos” en cuestión podrían ser Mnason y sus familiares33. Si la casa de Mnason podía acomodar a Pablo y sus compañeros, podría tratarse de un lugar de encuentro para uno de los grupos en la iglesia de Jerusalén, un grupo que quizás comprendía a alguno helenistas restantes en la iglesia, entre los que los visitantes gentiles podrían sentirse más en casa que en cualquier otro lugar de Jerusalén.

El día después de su llegada dice el narrador que „Pablo entró con nosotros a Jacobo; y se habían reunido todos los ancianos; a los cuales , después de haberlos saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios” (Hch_21:17-20).

Habrían glorificado bien a Dios, pues Pablo les contó cómo, mediante su predicación, muchos residentes en las grandes ciudades de Macedonia, Acaia, de Asia ahora habían reconocido a Jesús como Señor. Mediante su sumisión bajo la soberanía del Mesías de Israel, la restauración de la tienda caída de David habría substancialmente avanzado. Y lo que Pablo les decía venía corroborado por la presencia de los representantes de los cristianos gentiles, quienes presumiblemente habían entregado en esta ocasión los donativos que habían traído en nombre de sus iglesias a Jacobo y sus compañeros. Pero ¿serían aceptados estos regalos? Esto es una pregunta extraña, siendo que normalmente los regalos se reciben, especialmente de personas que económicamente están en apuros, como aparentemente era el caso de los cristianos de Jerusalén. Pero la pregunta que se debería hacer, parcialmente porque ningún escritor del Nuevo Testamento nos dice que las hubiesen aceptado, y por otra parte porque algunos estudiosos del Nuevo Testamento piensan que fuera más probable que „la iglesia de Jerusalén rechazó aceptar la ofrenda34. O, en el caso de no rechazarla directamente, lo pospusieron hasta que Pablo „hubiese probado su buena fe judía” afirmando el modo de obrar propuesto por los ancianos35.

El motivo para rechazar los donativos podría ser que la aceptación de estos sería equivalente a aceptar la misión de Pablo entre los gentiles. Y si ciertamente Jacobo y sus compañeros planificaban traer a todos los cristianos de todos los lugares bajo la hegemonía de la iglesia de Jerusalén y de sus líderes36, entonces las iglesias descentralizadas y con una deliberada independencia de Jerusalén, plantadas por Pablo debían ser un mayor obstáculo a ese plan y no podrían ni siquiera aparecer para aprobarlo. Pero las pruebas que Jacobo fuese partidario de tal plan son realmente insuficientes.

Los ancianos, estaban preocupados por la reacción de algunos de sus ovejas - los numerosos „celadores de la ley” - frente a la presencia de Pablo y sus amigos. A los ojos de estos „celadores”, el rechazo de Pablo de imponer la ley y las costumbres a sus gentiles convertidos era bastante malo, pero habían oído rumores de que Pablo incluso había disuadido a judíos cristianos de circuncidar a sus hijos y de dejar de mantener las sagradas costumbres37. Los ancianos rechazaron estos rumores como sin fundamento, ellos por su parte habían firmado el decreto de Jerusalén en el que se especificaba que los creyentes gentiles quedaban exentos del requerimiento de la circuncisión, mientras que se estipulaban ciertas „cosas necesarias” que si deberían observar - y ellos pensaron que haciendo estas concesiones habían ido lo lejos que desde su razonamiento se podía esperar que irían38.

Para anticiparse a cualquier problema que podría surgir de los hermanos „celadores”, los ancianos propusieron que Pablo debería participar en una ceremonia pública que demostrase que él era un judío practicante. Le invitaron a juntarse a cuatro de entre ellos que habían hecho voto de Nazareo y necesitaban cumplirlo ya, después de haberse sometido a los rituales de purificación39. Si Pablo acompañaba a estos hombres al recinto del templo y pagaba la ofrenda, entonces todos verían que Pablo era leal a la ley y que los rumores por lo contrario eran falsos.

No es probable que Pablo viese esta sugerencia con el mismo optimismo expresado por lo que la propusieron; sin embargo, el asintió. Se trataba de un asunto de política establecida por él mismo „como uno bajo la ley” en compañía de aquellos que lo estaban „bajo la ley” 1Co_9:2-9). Como era en el caso de un voto Nazareo, él había hecho voto, cinco años atrás en Corinto (Hch_18:18)40, y pagar los costes de otros que habían hecho voto era reconocido como un acto de devoción caritativa41.

De cualquier manera el resultado fue desastroso. Mientras Pablo llevaba a cabo su parte de la ceremonia, se produjo un clamor contra él, por unos judíos de Asia que habían venido a Jerusalén para pentecostés y lo reconocieron en el recinto del templo; le acusaron de violar la santidad del lugar sagrado habiendo introducido a gentiles42. Fue atacado por un gentío alborotado y rescatado en un instante por los soldados romanos de la fortaleza Antonia anexa al templo. El oficial de guardia le tomo bajo su custodia y después de algunos días lo envió a Félix en Cesarea. Tan desgraciado acabó la última visita de Pablo a la iglesia de Jerusalén.

Una cuestión mucho más siniestra que la de la aceptación de la ofrenda de los gentiles se ha levantado referente a la propuesta de que Pablo debiera acompañar a los cuatro Nazoreos al templo. ¿Podían saber Jacobo y los ancianos el peligro que correría Pablo y lo entregaron deliberadamente a exponerle a tal peligro? De hecho ¿lo condujeron a una trampa? ¿Fue este el camino para asegurarse que, con Pablo quitado de en medio, no tendrían ningún obstáculo serio para su plan de traer a todas las iglesias bajo su propio control?

La cuestión no solamente ha sido pronunciada: ha sido respondida con un decidido „Sí”. No solamente esto; se ha sostenido que incluso Lucas mismo, siendo uno de los acompañantes de Pablo sospechaba „que judaizantes habrían conducido a Pablo a una emboscada atrayéndole al templo”43. Pero si los „judaizantes” hicieron esto, esos judaizantes serían los propios ancianos; y si Lucas sospechaba de esto, su ministerio literario de reconciliación debe haberse tensado hasta el punto de rotura cuando, sin ningún índice que sus motivos estaban más allá; el retrata a los ancianos como comprometidos en las conversaciones amigables con Pablo y sugiriendo la visita al templo como medio para establecer la práctica de ortodoxia en los ojos de los hermanos disconformes.

La mayoría de los cristianos gentiles que vinieron con Pablo a Jerusalén sin duda buscaron el camino a sus casas lo más rápido y discreto posible. Aún si sus ofrendas hubiesen sido aceptadas, el giro de las circunstancias del que habían sido testigos en Jerusalén seguramente habían llevado a tal extremo de frustrar las esperanzas de Pablo que el lazo de afecto se forjara entre ellos y los compañeros creyentes judíos. Y no hay nada que nos animase a suponer que los hermanos judíos se sintiesen más unidos a sus compañeros cristianos gentiles por las „sobreabundante misericordia de Dios” expresada en la generosidad de sus donativos (2Co_9:14).

Si la iglesia de Jerusalén y sus líderes están liberados (como de hecho, habrán de serlo) de las sospechas indignas despiertas por el infeliz consejo a Pablo, se debería hacer la pregunta ¿Qué esfuerzos hicieron por él cuando observaron la aflicción a la que le había llevado el consejo que le dieron? La respuesta ha de ser que había poco lo que pudieran hacer. No tenían influencia con el sumo sacerdote o con el Sanedrín44. Probablemente se sintieron aligerados cuando Pablo fue llevado salvo a Cesarea. Sería lo mejor para la paz de la iglesia madre, si él nunca regresara a Jerusalén. Si el sumo sacerdote y sus colegas le perseguían, sería poco sabio atraer la su atención hostil. Es fácil imputar motivos indignos a Jacobo y sus compañeros ancianos, pero se debería hacer algún intento de ver esta situación desde dentro, como ellos lo tuvieron que hacer. Era una situación peculiarmente delicada para ellos. Ellos debían continuar viviendo en Jerusalén después que Pablo y los otros visitantes se marcharan. Además, si ellos iban a continuar con su misión de evangelizar entre sus compañeros judíos, la relación pública con Pablo habría sido un impedimento aún mayor para sus cometidos. Realmente es posible que su limitada asociación con él en esta ocasión tuviese algo que ver con la ilegal ejecución de Jacobo unos cinco años después.

6. Los últimos días de Jacobo

Para la muerte de Jacobo la primera autoridad para nosotros es Josefo, quien residía en Jerusalén en esos días (éste tendría unos veinticinco años de edad) y conservó el relato del hecho en Antiquities, escrito treinta o treinta y cinco años mas tarde. El nos relata como Festo procurador de Judea murió estando al cargo, y fue sucedido por Albino. Como en aquel entonces se tardaba cinco semanas como mínimo en viajar de Judea a Roma, y como menos cinco semanas mas para el nuevo procurador en viajar de Roma a Judea, pasó un interregnum de tres meses desde la muerte de Festo y la llegada de su sucesor. Ananus (Annas) el más joven, hijo de un sumo sacerdote anterior con el mismo nombre que figura en la historia evangélica, fue designado como sumo sacerdote por Herodes Agrippa II (quien otorgaba este sagrado cargo desde el año 48). Ananus era de un carácter impetuoso y atrevido, así (dice Josefo):

Pensando que tenía una oportunidad apropiada, estando Festo ahora muerto y Albinus todavía en el camino, convino una sesión del Sanedrín judicial e hizo traer ante esta corte a Jacobo, el hermano de Jesús el así llamado Cristo, y algunos hombres más. Eran acusados de romper las leyes, los entregó para ser apedreados a muerte. Los hombres que eran reconocidos en la ciudad como hombres honestos y estrictos en su respeto por la ley se enojaron por esto. Enviaron un mensaje secreto al rey (Agrippa II), en el que le suplicaban mandar a Ananus a desistir de estas prácticas, pues desde el principio la acción de Ananus había sido una falta45.

Ha de decirse que Ananus violó la ley prerrogativa romana ejerciendo la pena capital por su propia iniciativa, y especialmente habiendo ejecutado la pena de muerte en el momento, en vez de esperar la llegada del procurador. Agrippa supo esto y se puso a si mismo en la luz correcta frente a Roma destituyendo a Ananus en ese mismo momento. Cuando entonces llegó Albinus, enfadado por las noticias que minuciosamente se le habían presentado, Agrippa pudo asegurarle que el culpable ya había sido castigado.

Es evidente que el apedreamiento de Jacobo no fue lo popular que había sido la muerte de Esteban cerca de treinta años atrás. Jacobo no había atacado la santidad del templo, - en el caso de haberlo hecho Ananus hubiese salido adelante con este caso - pero Jacobo asiduidad en la oración dentro del recinto interior fue un asunto de conocimiento público. Es imposible estar seguros de la naturaleza del crimen del que fue acusado Jacobo.

Una no muy convincente sugerencia es que Jacobo hubiese tenido algo que ver con una reciente resistencia de los sacerdotes ordinarios (apoyados por ciudadanos influyentes de Jerusalén) contra el sumo sacerdote de quien se decía supuestamente oprimía a los sacerdotes ordinarios robándoles los diezmos que les correspondían46. No hay pruebas para esto. Jacobo fue un  laico para todas su asistencia a los cultos del templo, que no se metía en las disputas de los sacerdotes. Además es muy dudoso que el Sanedrín pudiera haber sido persuadido para considerar las acciones por la defensa de víctimas de la injusticia como un crimen: El grupo de los sumos sacerdotes no constituía la mayoría en la corte.

Pero aún así, la injusticia social de aquellos años, con la opresión de los pobres por la aristocracia adinerada (incluyendo las familias de los sumos sacerdotes), podían proporcionar un contexto vital (Sitz im Leben) adecuado para un documento llamado „epístola de Santiago”. Hay mucho en su contenido que dice sobre lo que podría haber sido la labor de Jacobo el Justo, con su énfasis sobre el auto dominio, la justicia, la misericordia, la imparcialidad, pobreza y paciencia, y su fuerte crítica a la hipocresía, a la parcialidad y el abuso de los débiles. Un elemento que ha dado un alto a los lectores que de otra manera estarían dispuestos a asignar esta epístola a nuestro Jacobo es su estilo griego. Mientras que su mensaje esta presentado con el fervor moral profético del Antiguo Testamento en su máxima vehemencia, su estilo es el de los panfletos clásicos cínicos estoicos

Una atractiva sugerencia hizo un día F. C. Burkitt, como efecto de que la posterior iglesia griega de Aelia Copitolina, la nueva fundación del emperador Adrián sobre la antigua Jerusalén, „mejor un nuevo comprador que haya comprado el castillo, quien después de un tiempo comienza a coleccionar los retratos y recuerdos familiares”, rescatado del olvido el texto de un discurso arameo de Jacobo el Justo y produjo la interpretación libre en griego que ha llegado a nosotros como la Epístola de Santiago47.

La muerte de Jacobo debe haber sido un golpe desmoralizador para la iglesia que él había dirigido con tanta conciencia y sabiduría durante quince años difíciles. De hecho la iglesia de Jerusalén nunca se recuperó de este golpe. En ese tiempo le correspondió a otro miembro de la familia de Jesús ocupar el lugar de Jacobo. Pero en pocos años la iglesia de Jerusalén abandonaría su ciudad natal, por el tiempo en que surgieron las revueltas judías contra Roma y se trasladaron hacia Pella y otros lugares en Transjordania y Egipto. De ahora en adelante la iglesia de Jerusalén fue la iglesia en la dispersión48. Quizás haya otra referencia en el Nuevo Testamento acerca de la dispersión de la iglesia madre - la pictórica referencia en Apo_12:6, donde es retratada como una mujer que  „huyó al desierto, donde Dios le preparó lugar para ella”.

7. Desarrollos posteriores

Un relato mas detallado sobre la tribulación de Jacobo y su ejecución se nos provee mediante un escritor cristiano de Palestina, Egesipo (año 170) del que algunos extractos de sus escritos, incluyendo este relato, han sido perseverados por Eusebio en su Ecclesiastical History. Desafortunadamente ese relato está repleto de leyendas embellecedoras y dibuja generosamente sobre el informe de Lucas de la muerte de Esteban, que es difícil decidir dónde acaba la tradición genuina y dónde comienza la fantasía.

Según Egesipo, la vida asceta de Jacobo y su estricta devoción en oración y culto en el templo le hizo ganar el respeto de la población de Jerusalén, que le llamaban Jacobo el Justo y „baluarte del pueblo”. El ganó a muchos judíos para el Camino del Nazareno por su comportamiento y su genuino testimonio de Jesús. Una delegación de Sanedrín le acechó y le hicieron una pregunta enigmática: „¿Qué es la Puerta de Jesús?” - quizás quería decir „¿la puerta de la que hablaba Jesús?” (cf. Jua_10:9) o „la puerta de la salvación”.49 Furiosos por su respuesta le llevaron al pináculo del templo y le volvieron a hacer la pregunta. El respondió, „¿Por qué me volvéis a preguntar acerca del Hijo del Hombre? Él está sentado a la diestra del Todopoderoso en el cielo y regresará del cielo en las nubes.” Esto hizo que muchos de la multitud en el alrededor glorificaban a Dios y clamaban „¡Hosanna al Hijo de David!” Los gobernantes entonces se dieron cuenta de su error habiéndole dado esta oportunidad de testificar públicamente, y comenzaron a gritar en protesta „Oh, incluso el justo ha caído en error.” Entonces le empujaron, echándole a bajo y comenzaron a echarle piedras. Como Esteban, él oró por sus verdugos y uno de los sacerdotes, un Rehabita, gritó „¡Alto! ¿Qué estáis haciendo? El justo está orando por vosotros” Pero un batanero levantando su batán que usaba para su trabajo cotidiano y los echó sobre la cabeza de Jacobo, matándole. Inmediatamente, dice Egesipo, Vespasiano los sitió50.

Esta última señal refleja una creencia popular, que si la continua intercesión de Jacobo fue tan violentamente cortada, la ciudad entonces estaría condenada. Los ocho años de intervalo entre la muerte de Jacobo y el asedio de Jerusalén se fundieron51.

Por el resto, si el embellecimiento se quita, la historia se comprime en esto: El sumo sacerdote y sus colegas, alarmados por el crecimiento del mesianismo militante que amenazaba envolver a toda la nación con el poder de los romanos, exigían de Jacobo que negase la reivindicación que el Nazareno fuese el Mesías. Su negativa a esta exigencia le llevó a la muerte.

Otra leyenda embellecedora del relato de Egesipo presenta a Jacobo vistiendo indumentaria sacerdotal y asumiendo el derecho de entrar en el santuario (el templo en sí, como a diferencia del recinto del templo).52 En el sentido literal, por supuesto, esto es imposible; Jacobo no pertenecía a la tribu de Leví y por lo tanto no podía disfrutar de los privilegios sacerdotales. Es posible que se comprenda en sentido alegórico por su permanente ministerio intercesor; éste quizás también reflejaba la creencia sostenida por algunos cristianos judíos, que Jacobo y sus sucesores en el liderazgo de la iglesia de Jerusalén, en virtud de su relación con Jesús, fueran verdaderos sumos sacerdotes del nuevo Israel, ministros del templo espiritual compuesto de piedras vivas53.

La fuente del relato de Egesipo parece haber sido los Hechos de los Apóstoles ebionita (una obra equivalente a la obra de Lucas), que narra „las cosas hechas por los doce apóstoles en la presencia de la gente en el templo”.54 Esta obra es referida a la literatura patriarcal55, pero no se ha conservado en su versión original: ha sido considerada durante mucho tiempo como literatura pseudo Clementina.56 Una sección de estos Hechos ebionitas tenían que ver con „la ascensión de Jacobo”57 - las circunstancias, presuntamente, cuando subía al templo y discutía con los sumos sacerdotes, sosteniendo (en conformidad con enseñanza ebionita posterior) que debería tratarse como una casa de oración y no como un lugar de sacrificio animal.

En tradiciones ebionitas posteriores Jacobo figura como obispo de la santa iglesia, el guardián y garante de la auténtica tradición de Jesús. Aunque no sea uno de los doce, es en todo caso superior a estos: es a él a quien, por ejemplo, Pedro ha de rendir informe sobre su ministerio apostólico. Es asistido por compañeros ancianos, que están en la misma relación hacia él, como los miembros del Sanedrín la tenían antes del año 70 hacia el sumo sacerdote, su presidente ex officio.

Algunas características de esta tradición pueden reconocerse como un desarrollo exagerado de tendencias ya percibibles en el Nuevo Testamento. En cuanto los ebionitas tenían algún tiempo para Pablo - y mayormente parecen haberle estigmatizado como el „enemigo” que sembró arveja entre el trigo58 - ellos probablemente sostenían que él, como también Pedro, dependían de Jacobo y de sus compañeros: ¿No relata Lucas mismo como Pablo y Bernabé informan a los apóstoles y ancianos de Jerusalén „todo lo que Dios había hecho a través de ellos” (Hch_15:4) y más tarde, cómo Pablo dio un detallado informe de „las cosas que Dios había hecho entre los gentiles mediante su ministerio” (Hch_21:19)?

No todos los cristianos judíos en la dispersión eran ebionitas, pero fueron los ebionitas que miraban atrás a Jacobo como su apóstol extraordinario. A diferencia con los seguidores de Pedro, estos no nutrían una relación amistosa con los seguidores de Pablo. Estos habían sido tachados de herejes por la linea general del cristianismo, parcialmente (hay razones para creerlo) porque habían incluido en su sistema elementos de los Esenios y de otras ramificaciones del no-conformismo judío59. Pero por generaciones continuaron reclamándose como la verdadera madre iglesia del cristianismo, guardianes de la verdad que está en Jesús, aceptando el liderazgo de su familia - los hermanos del Señor y sus descendientes - el tiempo que alguno sobrevivió. Podrán ser tachados de herejes y de cismáticos, pero esto no movía su segura convicción de ser el verdadero Israel y que las iglesias de los gentiles habían apostatado en una dirección así como el judaísmo normal lo hacía en otra60. Contra ambos mantuvieron la polémica, hasta que en el séptimo siglo, lo que hubiese quedado de los ebionitas se hundiera en la creciente ola del Islam. Pero al final estos veneraban la memoria de Jacobo el Justo „por causa de quien fueron hechos los cielos y la tierra”61 

Referencias (145 a 205 de 06 notas)

1  Un tratado clásico es J. B. Lightfoot, „The Brethren of the Lord”, Disertación II anexa a Saint Paul’s Epistle to the Galatians (London, 1865), pp. 251-291

2 Jerónimo, De viris Illustribus, 2: este relato, dice Jerónimo, se deriva „de un Evangelio que se denomina ‘según a los Hebreos’ y fue posteriormente traducido por mi al griego y latín - una obra de la que Orígenes también hace uso frecuentemente

3 Epifanio (Heresies, 78) argumentó que eran hijos de José de una esposa anterior. Entonces Helvidius de Roma volvió a formular la interpretación (ya sostenida por Tertulio y otros) que eran hijos de José y María, nacidos después de Jesús. En respuesta a Helvidius Jerónimo propuso una nueva teoría: que eran primos de Jesús, hijos de Alfeog, de „María de Cleopas” que este deduce desde Jua_19:25, diciendo que esta es hermana de la Virgen (Aduersus Heluidium de perpetua uirgitate beatae Mariae). Vease la reciente discusión en R. E. Brown, K. P. Donfried y otros (ed.), Mary in the New Testament (London, 1978), pp. 65-72, 270-278, et passim

4 Vease p. 2

5 Vease p. 1

6 Pablo dice eteron de twn apostolwn ouk eidon. Ei mh Iacwbon ton adelfon kuriou. La nota de J.B. Lightfoot dice todo lo necesario: ei mh tiene poder (como siempre) de excepción, la cuestión aquí es „o la excepción se refiere a la frase completa o sólo al verbo” En la presente construcción „el sentido de eteron naturalmente lo une con ei mh, del cual no puede ser separado sin causar rudeza, y eteron conlleva twn apostolwn”. (St. Paul’s Epistle to the Galatians, pp. 84 s.). Menos probable es la traducción ofrecida  por L. P. Trudinger („ ... Una nota sobre Gálatas i.19” Novum Testamentum 17 [1975], pp. 200-202): „other than the apostles y saw none except James the Lord’s brother”. Según Marius Victorinus, In Epistulam Pauli and Galatas ... (sobre Gal_1:19), los Symmachians (Ebonitas) relacionan a este Jacobo con el duodécimo de los apóstoles (ed. A. Locher [Leipzig, 1972], p. 14)

7 Vease p. 25. Por supuesto es posible que la secuencia de los nombres corresponda al orden cronológico en el que escribe Pablo, no referente a la propia conferencia, así argumenta G. Klein, „Galater 2: 6-9 und die Geschichte de Jerusalemer Urgemeinde”, YTK 57 (1960), pp. 275-295, especialmente pp. 282-286 (reeditado en G. Klein, Rekonstrution und Interpretation [München, 1969], pp. 99-128, especialmente pp. 106-109); véase la replica de W. Schmithals, Paul and James, E.T. (London, 1965, p. 49, n. 31, p. 83, n. 13

8Vease p. 3

9 Vease p. 2

10                Vease p. 2

11                 Vease p. 2

12                Las afinidades en vocabulario y estilo han mostrado huellas entre esta carta y la de Santiago (Jacobo); cf. J. B. Mayor, The Epistle of St. James (London, 21897), pp. III s.; W. O. E. Oesterley, „ The General Epistle of James”, The Expositor’s Greek Testament, de. W. R. Nicoll, iv (London, 1910), pp. 391 f

13                Quizás de Jer_12:1

14                Sin esta adición las palabras de cierre en la cita griega  „dice el Señor quien hace estas cosas”; con la adición, upiwn ha de ser traducido „hace” - „dice el Señor que hace esto (conocido...).” La adición podría ser tomada de Isa_45:21. Tales adiciones menores y variantes similares resultan posiblemente de la conflación de testimonios en una colección

15                 Hch_21:1

16                Sal_18:43-44

17                 Sal_47:8 s

18                El traductor del griego, ignoró el artículo acusativo ‘et, el cual precede se’erit („remnant”) en hebreo e indica que el sustantivo es el objeto,

19                Cf. A. W. Meyer, Critical and Exegetical Handbook to the Acts of the Apostles, E.T., ii (Edinburgh, 1881), p. 57; C. C. Torrey, The Composition and Date of Acts (Cambridge, Mass., 1916, pp. 38 s

20               CD 7.15 s. Esta es una aplicación sectaria: el restablecimiento de los libros de la Torá coinciden con el resurgimiento de la comunidad del pacto

21                4QFlor 1.11-13. En ambos el texto de Qumram „yo levantaré” se expresa con waw consecutivamente con el perfecto (wahaqîmotî) mientras que el texto masorético tiene el imperfecto (‘aqim); existe la duda si deberíamos ver aquí „una común tradición textual” con Hch_15:16 (kai anoikodomhsw, en lugar de LXX anasthsw) como es sugerido por C. Rabin, The Zadokite Documents (Oxford, 21958), p. 29

22               Cf. Egesipo, citado por Eusebio, Hist. Eccl. 2.23.4-7 (véanse pp. 107 s.

23               Como sugirió C. Spicq. „L’épitre auy Hébreux: Apollos, Jean-Baptiste, les Hellénistes et Qumrán”, Revue de Qumran y (1958-59), pp. 365-390

24               Cf. J. J. Scott, Jr., „Parties in the Church of Jerusalén as seen in the Book of Acts”, Journal of the Evangelical Theological Society 18 (1975), pp. 217-227

25                Literalmente  „miles de miles” (Muriades), pero esto es una hipérbole, la población normal de Jerusalén era probablemente no más de 60.000 habitantes

26               J. Munck, Paul and the Salvation of Mankind, E.T. (London, 1959), pp. 240 s

27                F. C. Baur, Paul: his Life and Works, E.T. (London, 21876), pp. 201-204

28               Vease W. L. Knox, St. Paul and the Church of Jerusalem (Cambridge, 1925)

29               „La iglesia” en Hch_18:22 sólo puede ser la de Jerusalén. El texto accidental del verso 21 es bastante explícito: Pablo dice a los Efesios, „Es necesario que en todo caso tenga la fiesta que viene, en Jerusalén, mas otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere”

30               Desde esta auto designación - hebreo hâ’ebyônîm(„los pobres”) - Los ebionitas (véase pp 51 s., 109 ss.) derivan su nombre de aquí

31                Fue, creo, a lo largo de la visita a Jerusalén desde Antioquía por motivos de la hambruna, cuando él y Bernabé tuvieron la reunión con los líderes de Jerusalén descrita en Gal_2:1-10

32               Vease p. 53 Cuando Mnason es llamado un „discípulo primitivo” (arcaios maqhths)), se entiende que había sido discípulo desde el principio (ap archs

33               W. Schmithals, mientras que niega que estos hermanos fuesen primeramente helenistas, dice que las palabras „únicamente pueden significar que la iglesia de Jerusalén como tal recibió a Pablo con gozo mediante sus miembros presentes en la casa de Mnason (Paul and James, p. 87)

34               J. D. G. Dunn, Unity and Diversity in the New Testament (London, 1977), p. 257 (letras itálicas); cf. A. J. Mattill, Jr., „The Purpose of Acts: Schneckenburger reconsideredo, en Apostolic History and the Gospel, de. W. W. Gasque and R. P. Martin, (Exeter, 1970), p. 116

35                J. D. G. Dunn, ibid

36               Así lo sostiene por ejemplo E. Stauffer, New Testament Theology, E.T. (London, 1955), p. 34. Posiblemente existía tal plan, pero determinar que Jacobo y sus compañeros lo promocionasen es pasar por alto las evidencias

37                La actitud relajada de Pablo sobre este asunto, tocante a los judíos cristianos, se debe deducir desde 1Co_7:17-19

38               Cf. Hch_21:25

39               El cumplimiento de un voto Nazareo era un servicio de acción de gracias a Dios, por ejemplo por liberación de algún peligro o de una situación crítica (cf. Num_6:1-21; Mishnah, tratado Nazir)

40               Es muy poco probable que fuera Aquila quien habría hecho ese voto, como sostiene A. Ehrhardt (The Acts of the Apostles [Manchester, 1969], p. 100

41                El anciano Herodes Agripa obtuvo la reputación de piedad  por haber pagado los costes de muchos Nazareos (Josefo, Ant. 19.294)

42               Los gentiles no podían mas que pasar hasta el recinto exterior (por eso llamado el recinto de los gentiles); este mandamiento había sido firmado por los romanos, que excepcionalmente habían permitido a las autoridades judías sentenciar y ejecutar la pena de muerte por cualquier violación de este mandamiento.7__

43               A. J. Mattill, „The Purpose of Acts: Schneckenberger reconsiderad” (Vease p. 106 nota al pie 34), pp. 115 s.; cf. Y.-M. Park, The Effect of Contemporary Conditions in the Jerusalem Church on the Writing of the Epistle to the Romans (inédito Ph. D. Thesis, University of Edinbuergh, 1979), pp. 204-213, 310-321

44               J. D. G. Dunn propone que „la aparente alta posición de Jacobo entre los judíos ortodoxos” podría haberse aprovechado en defensa de Pablo (Unity and Diversity in the New Testament, p. 256), pero es dudoso si esto hubiese cortado el hielo con el Sanedrín

45               Josefo, Ant. 20.200 f

46               Cf. S. G. F. Brandon, „The death of James the Just: A new interpretation”, en Studies in Mysticism and Religion presented to G.G. Scholem ..., de. E. E. Urbach, R. J. Zwi WerbloTwsky, C. Wirazubsky (Jerusalem, 1967), pp. 57 ss. El conflicto sobre los diezmos se menciona en Josefo, Ant. 20.181, 205-207

47                F. C: Burkitt, Christian Beginnings (London, 1924), pp. 65-71. Esta reconstrucción sitúa una señal contra los argumentos de la semejanza de vocabulario entre la carta apostólica de los Hch_15:23-29 y la Epístola de Santiago (véase p 86, n. 12)

48               Cf. La dirección a „las doce tribus en la dispersión” en Santiago 1: 1

49               Esto es una gran similitud entre el hebreo yeðû‘âh („salvación”) y yçðûa‘ („Jesús”)

50               Citado por Eusebio, Hist Eccl. 2.23.4-18. Clemente de Aljandría, Hypotyposes 6 (citado por Eusebio, Hist. Eccl. 2.1.5), habla de Jacobo el Justo, que fue echado desde el pináculo del templo y golpeado hasta la muerte con un batán” pero probablemente este depende de Egesipo.

51                 Podríamos comparar la interpretación popular de la derrota militar de Antipas en Aretas en el año 36 como un juicio por la ejecución de Juan el Bautista siete u ocho antes (Josefo, Ant. 18.114-119), o la interpretación del asesinato de Pompeya en el año 48 antes de Cristo como un juicio por su intrusión sacrílega al lugar santísimo en Jerusalén quince años antes

52                Egesipo, así citado por Eusebio, Hist. Eccl. 2.23.6

53                Cf. A. Ehrhardt, The Apostolic Succesion (London, 1953), pp. 64 s

54               Esta cita resume el contenido del séptimo libro de las Predicaciones de Pedro, una obra ebionita compuesta de diez libros (Clementine Recognitions 3.75). Los Hechos ebionitas probablemente sirvieron como fuente para las Predicaciones de Pedro, como estas Predicaciones sirvieron por su parte de fuente para la literatura pseudo Clementina

55                E.g. Epifanio, Heresies 30.16.7

56               Esto es Clementine Recognitions y Clementine Homilie, Ficticiamente atribuidas a Clemente de Roma. Ver p. 21, 109

57                Epifanio, Heresies 30.16.7

58               En la literatura pseudo Clementina Simon Magus, el opositor incansable de Pedro, es a veces un Pablo disfrazad

59               Cf. O. Cullmann, „Die neuentdeckten Qumran-Texte und das Judenchristentum der Pseudoklementinen”, in Neutestamentliche Studien für Rudolf Bultmann, de. W. Eltester (BZNW 21, 1954), pp. 35-51

60               El trato mayor a este tema le dió H. J. Schoeps, Theologie und Geschichte des Judentums (Tübingen, 1949). Un apäendice a esta obra (pp. 381-456) trata en detalle con los _ä__Hechos de los Apóstoles ebionita

61                Evangelio de Tomás, dice 12: „Los discípulos dijeron a Jesús, ‘Sabemos que vas a dejarnos: ¿quién será nuestro jefe?’ Jesús les respondió, ‘Al lugar al que van a ir, refúgiense en Jacobo el Justo, por causa de quien fueron hechos los cielos y la tierra’.” Esta compilación egipcia depende manifiestamente (como mínimo sobre este último punto) de una fuente judeocristiana (probablemente Ebonita)