La operación fue perpetrada con explosivos trasladados a Rusia ocultos en una caja para el transporte de gatos que una mujer y su hija llevaban en un auto, según detalles que no habían sido revelados previamente.
El objetivo del atentado, sin embargo, era su padre, el filósofo Alexánder Duguin, considerado por Ucrania como una figura influyente en la ideología del Kremlin.
Ese operativo forma parte de una de la serie que incluye docenas de asesinatos de funcionarios rusos y de sus colaboradores ucranianos, oficiales militares en la retaguardia y activistas proguerra en Rusia, incluido el corresponsal de guerra Vladlén Tatarski, así como el ataque contra el famoso escritor Zajar Prilépin.
La escala y el nivel de los ataques muestran las capacidad que las agencias de espionaje de Ucrania han desarrollado durante casi una década, desde que Rusia reincorporó la península de Crimea en 2014, periodo en el que estos servicios forjaron nuevos lazos profundos con la CIA, escribe el diario estadounidense..