Un grupo de 32 exconsagradas del Regnum Christi, la rama femenina de la congregación católica Legionarios de Cristo, publicó una carta abierta en apoyo a una denuncia presentada en Chile en contra de la congregación por presunto abuso sexual, de poder y tortura.
"A raíz de la demanda filtrada en agosto en contra de lo Legionarios de Cristo y Consagradas del movimiento Regnum Christi, queremos levantar la voz y aportar información que contribuya a comprender dicha demanda a la luz del conocimiento, circunstancias y situaciones vividas por nosotras mientras fuimos consagradas o integrantes del centro estudiantil", comienza la misiva, firmada por exconsagradas de Chile, Argentina, Brasil, México, Canadá, República Checa y Venezuela, publicada en el portal Religión Digital.
En el documento, desde su experiencia, señalan que fueron sometidas "a un ambiente en el que el abuso de poder y conciencia eran lo común", y "en donde las agresiones sexuales, que se describen en la demanda, sí se pudieron haber dado".
En su carta, enumeran una serie de aspectos que, dicen, "aportarán claridad sobre el contexto que se relata en la demanda". Así, indican que el fundador, Marcial Maciel, "fue un líder venerado e incuestionable" y esas cualidades "se les atribuían a todos los superiores y directoras".
También mencionan que las consagradas debían ceder "el propio juicio en favor de ellos (autoridades y superiores), como holocausto agradable a Dios", es decir, como un acto de abnegación total llevado a cabo por amor, según señalaban los Estatutos.
En el texto también hacen alusión al "control exigente del uso del tiempo, monitoreado al detalle y de forma rigurosa por parte de los superiores, lo que le daba al director el dominio absoluto de la ubicación y actividad de cada miembro de su comunidad".
Del mismo modo, las integrantes de esa comunidad tenían prohibido cualquier cuestionamiento a los superiores, así como "develar pensamientos, emociones y vivencias personales" dentro o fuera del claustro. De hecho, hasta el simple hecho de tener amistades "era considerado ser infiel a Dios".
Esa normativa tan estricta garantizaba que las mujeres se mantuvieran aisladas unas de otras y, en muchos casos, se volvieran muy dependientes afectivamente de los directores.
Otros aspectos que describen es la falta de acceso a prensa, medios de comunicación y publicaciones, salvo noticias previamente seleccionadas; así como la retención de sus documentos personales.
"Este modo de vivir es conocido sólo por quienes han pertenecido a comunidades de consagradas de este movimiento. Nadie fuera de las mismas tendría cómo saberlos y son cruciales para entender por qué el contexto relatado en la denuncia nos parece verosímil", añaden.
"Entregamos muchos años de nuestras vidas para servir en un movimiento fundado por un sacerdote que, bajo apariencia de líder carismático, fue un reconocido pederasta y drogadicto, que hacía uso de múltiples identidades mediante documentos falsos; con varias mujeres e hijos, contrario a toda norma civil de cualquier país, y peor aún, contrario a la figura sacerdotal profesada por la Iglesia Católica", continúan las exconsagradas en su carta.
Indican que todas las normas que hoy cualquiera es capaz de entender como inhumanas y dañinas, ellas las cumplieron "en la creencia y confianza" de que buscaban vivir en lealtad y amor a Dios, "sin cuestionarlas".
"Esperamos que se haga justicia, respetando la presunción de inocencia y los debidos procesos. Pero también, esperamos que el poder no corrompa la justicia, y que la verdad –y solo la verdad– salga a la luz", concluye la misiva.
La demanda fue presentada a finales de junio por una mujer de 32 años, exalumna del Colegio Las Cumbres, bastión educativo de la congregación religiosa de los Legionarios de Cristo en Chile.
"Fui abusada sistemáticamente tanto sexual como física y espiritualmente, entre los años 2008 y febrero del 2010, en que permanecí en el Centro Estudiantil —un proceso de formación y discernimiento para la vida consagrada— por mi asistente, la directora de las consagradas y distintos sacerdotes de la congregación, en dependencias de la casa en que vivíamos en comunidad y en otros lugares indeterminados", dice la denuncia, presentada en el Juzgado de Letras en lo Civil de Santiago por la Fundación para la Confianza, en representación de la víctima, según reseñó en agosto El Mostrador.
En el escrito consta que la víctima sufrió abusos sexuales y físicos "grupales" por parte de sacerdotes y seminaristas de la congregación; y que ello se hacía tras bajo "distintas formas de sometimiento", como drogarla, amenazarla o dejarla sin comer "para que estuviera más débil".
En la demanda, la agraviada añade a su relato que nadie hizo nada para protegerla y evitar los abusos. "Incluso, cuando traté de pedir ayuda, antes que los abusos incrementaran, a la directora de las consagradas, esta decidió ignorarme y encubrir todo obligándome a guardar silencio de todo lo que estaba viviendo, siempre con superioridad y manipulación", describió.
En la demanda se identifican a los sacerdotes de los Legionarios de Cristo Alfredo Márquez, José Cárdenas, Juan Luis Cendejas, Luis Miguel Herrera, Daniel Reynolds y Pablo De Juan; y las Consagradas del Regnum Christi Heloísa Cardin Santa Rosa y Araceli Delgado.