Para acelerar el proceso de evacuación de Cisjordania de la población palestina y la expansión de sus asentamientos ilegales en esta zona, Israel ha empleado una política discriminatoria de acceso a los recursos hídricos contra los palestinos y en beneficio de los colonos sionistas.
Sobre esta base, el consumo promedio de agua de un ciudadano palestino que vive en Cisjordania para fines domésticos es aproximadamente equivalente a un tercio del consumo de un colono israelí.
Según los informes de la Oficina Central Palestina de Estadísticas, el consumo diario de agua per cápita en la Palestina ocupada es de 353 litros, pero esta cifra llega incluso a 900 litros por día para los colonos israelíes que viven en Cisjordania.
Las evaluaciones también muestran que los ocupantes sionistas han tomado bajo su control el 85 % de los recursos hídricos subterráneos, lo que equivale a entre 500 y 600 millones de metros cúbicos de agua.
Además, el 70 % de los asentamientos ilegales están ubicados en las cuencas hidrográficas orientales de Cisjordania, y el 45 % de estos asentamientos están ubicados en áreas que son muy importantes en términos de acceso a los recursos hídricos de las zonas montañosas de Cisjordania.
Estos asentamientos confiscan injustamente una gran cantidad de agua subterránea para su propio beneficio y privan a los agricultores palestinos del riego de sus tierras agrícolas.
Las autoridades del régimen sionista han hecho continuos esfuerzos para robar al pueblo palestino, el más obvio de los cuales es reducir la presión y la cantidad del agua.
Por ejemplo, la Compañía de Agua de Israel (Mekorot) ha reducido el suministro diario de agua en las dos provincias de Al-Jalil (Hebrón) y Beitlahm (Belén) en una media de 25 %.
Esta política se está implementando exactamente en un momento en que el desarrollo urbano, el crecimiento demográfico y la creciente demanda de sectores de desarrollo c omo el turismo sigue aumentando, un problema que ha hecho que la escasez de agua no esté lejos en el futuro cercano.
Tissir Abu Saniteh, alcalde de Al-Jalil, en una conversación con el periodista de la agencia iraní de noticias Tasnim en Cisjordania, expresó su preocupación por la importante disminución en el acceso de los residentes de Al-Jalil al agua potable.
“Según los acuerdos anteriores, el derecho per cápita de los residentes de Al-Jalil debería ser de más de 40 000 vasos de agua al día, pero esta cifra se ha reducido actualmente a 15 000 vasos, lo que no es suficiente”, ha afirmado Abu Saniteh.
Los palestinos creen que el régimen sionista está utilizando deliberadamente el agua como palanca para castigar colectivamente a la nación palestina.
Por supuesto, las consecuencias de esta peligrosa acción no se limitarán a la crisis del suministro de agua para cubrir las necesidades básicas de la vida diaria, como el agua potable y el uso doméstico, sino que conllevarán riesgos más graves.
De acuerdo con muchos observadores, el objetivo de Israel al promover la política del “apartheid acuático” es destruir el sector agrícola y ganadero palestino para obligar a los palestinos a abandonar sus tierras agrícolas y llevarlos al mercado laboral israelí como trabajadores. En tal situación, los palestinos se convertirán en mano de obra barata en los mercados del régimen sionista.
Esta política discriminatoria de Israel también daña los sectores industriales y turísticos de Palestina. La falta de acceso al agua, también como factor fundamental e importante, provoca la reticencia de los inversores a invertir en infraestructuras palestinas.
Conforme al anuncio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad de agua potable en la asediada Franja de Gaza también ha disminuido por varias razones y ha alcanzado un nivel peligroso.
Este régimen impide que los recursos hídricos subterráneos lleguen a la Franja de Gaza cavando pozos de alta calidad y los confisca para su propio beneficio.
Los expertos también destacan que durante las próximas cuatro décadas, Palestina será testigo de un aumento en la cantidad promedio de consumo de agua en todo el territorio, hasta el punto que la demanda de agua excede la demanda de tierra, y como resultado, se acelerará la crisis del agua en un futuro próximo.