Un equipo de científicos australianos descubrió un mecanismo desarrollado por las bacterias para resistir los tratamientos de antibióticos. Esta estrategia, indetectable con los métodos de análisis de laboratorio tradicionales, representa un nuevo reto para la industria farmacéutica y el sector de la salud, informó el Centro de Investigación Telethon.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la resistencia a los antimicrobianos causará alrededor del mundo cerca de 10 millones de muertes hasta el 2050, por lo que saber cómo logran las bacterias sobrevivir a los tratamientos es de vital importancia para disminuir el número de fallecimientos a causa de infecciones bacterianas.
Durante su estudio, los expertos investigaron la resistencia a los antibióticos de los estreptococos A, un tipo de bacterias responsables de la escarlatina, una enfermedad potencialmente mortal que en las últimas semanas se ha cobrado la vida de al menos cuatro niños en el Reino Unido.
Al examinar un antibiótico prescrito con regularidad como tratamiento para combatir las infecciones cutáneas por estreptococo A, los académicos descubrieron cómo el patógeno conseguía eludir por completo los efectos de este.
"Las bacterias necesitan fabricar sus propios folatos para crecer y, a su vez, causar enfermedades. Algunos antibióticos bloquean la producción de estos para detener el crecimiento de las bacterias y tratar la infección", explicó Timothy Barnett, coautor del estudio.
Sin embargo, detallan los académicos en un artículo publicado en Nature Communications, identificaron que una mutación en el gen 'thfT' recodifica el sistema de recolección de folato de las bacterias, permitiéndoles tomarlo directamente de su huésped humano cuando un fármaco, como el sulfametoxazol, inhibe la capacidad del patógenos de sintetizarlo, lo que hace que el medicamento sea ineficaz.
"Por desgracia, sospechamos que esto es solo la punta del iceberg. Hemos identificado este mecanismo en el estreptococo A, pero es probable que sea un problema más amplio", comentó Barnett, coautor de la publicación. "Sin antibióticos, nos enfrentamos a un mundo en el que no habrá forma de detener infecciones mortales", advirtió.
Ante este panorama, Kalindu Rodrigo, otro de los autores, destacó la importancia de "continuar explorando cómo se desarrolla la resistencia en los patógenos y diseñar métodos de diagnóstico y terapéuticos rápidos y precisos", lo que podría salvar millones de vidas cada año.