Alemania quiere dirigir más inversiones extranjeras hacia mercados asiáticos que no sean China para reducir su dependencia de ese país, declaró este domingo a Deutsche Welle el ministro federal de Economía germano, Robert Habeck, quien actualmente se encuentra en Singapur, donde se celebra una conferencia empresarial alemana.
"Por supuesto, estamos interesados en el comercio con China, pero no en un comercio tonto", dijo el político, agregando que el conflicto en Ucrania ha demostrado los riegos de tener una dependencia excesiva de un solo socio comercial.
"Queremos proteger nuestra infraestructura crítica. Queremos proteger nuestros sectores donde se desarrollan bienes y conocimientos críticos", afirmó Habeck, quien aclaró que no se trata de "una desvinculación" de su principal socio asiático. "Queremos tener una relación comercial con China", subrayó.
En este contexto, señaló que Berlín adopta un enfoque más suave que el de EE.UU., que "a veces dice palabras más duras". "Esa no es nuestra manera", puntualizó, y agregó: "En lo que no es problemático, no es un problema tener comercio con China. Pero en los sectores problemáticos tenemos que ser más cuidadosos de lo que hemos sido antes".
Para animar a las empresas alemanes a invertir en otras economías asiáticas y evitar la concentración de las inversiones en un solo país, el Gobierno germano está estudiando la posibilidad de introducir una tasa adicional para aquellos que inviertan en una sola economía. Este gravamen, detalló Habeck, podría oscilar entre el 20 y 25 % del total.
Al ser preguntado por la posibilidad de un ataque chino contra Taiwán, como el ejemplo más extremo de los acontecimientos que podrían afectar dramáticamente al comercio con el gigante asiático, Habeck respondió que "ese es un escenario que nadie puede realmente planificar", pero advirtió que "tendría un efecto desastroso en todo el mundo".
"Hemos visto que un conflicto regional, como la guerra rusa contra Ucrania, ha llevado al mundo entero a la turbulencia", dijo. "Eso [una ofensiva china contra la isla] sería mucho más catastrófico, así que es algo que definitivamente tenemos que evitar. Y espero que China sepa que el mundo entero está mirando", concluyó.
Las declaraciones del ministro alemán se producen pocos días después de que Berlín bloqueara la venta de dos fábricas de semiconductores a inversores chinos debido a posibles amenazas a la seguridad. "China debe seguir siendo un socio comercial. Sin embargo, no debemos ser ingenuos y tenemos que ver si los intereses comerciales y de mercado corren el riesgo de ser utilizados para una política de poder en contra de los intereses de Alemania", comentó entonces Habeck.