La verdad en la naturaleza

La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová
es fiel, que hace sabio al sencillo.
SALMOS 19.7
Nada en las Escrituras indica que todo lo que necesitamos saber acerca de Dios se nos revela en la naturaleza. Por el contrario, todo el salmo 19 subraya la necesidad, la suficiencia absoluta y la importancia de la revelación especial: La Biblia. La naturaleza simplemente da a conocer la gloria de Dios como un testimonio sin palabras que declara a todos la majestad, poder, deidad y existencia del Eterno, lo cual deja a los hombres sin excusa si ignoran o rechazan al Dios de la Biblia. Dicho de otra manera, la revelación natural es suficiente para condenar a los pecadores, pero no les salva. Por otro lado, las Escrituras son perfectas, seguras, rectas, puras, claras y sobre todo verdaderas (vv. 7–9). A diferencia de la revelación general que encontramos en la naturaleza, la verdad de las Escrituras convierte el alma, hace sabio al sencillo, alumbra los ojos y permanece para siempre (vv. 7–9). De este modo el salmo recalca con claridad la superioridad de las Escrituras. Su punto es que la revelación de Dios en la naturaleza no es tan poderosa, tan permanente, tan confiable, tan clara o tan autoritativa como en las Escrituras.
La Biblia es revelación suficiente, la naturaleza no. La Biblia es clara y completa, la naturaleza no. Por lo tanto, las Escrituras hablan con más autoridad que la naturaleza y deberían emplearse para evaluar las opiniones científicas, no al contrario.
A diferencia de la naturaleza, las Escrituras son diáfanas; tienen un significado claro y fácil de entender. Claro que no todas las partes de las Escrituras son igualmente claras. Algunos pasajes son bastante difíciles de entender (2 Pedro 3.16), y hasta los pasajes más sencillos de las Escrituras deben interpretarse de manera correcta con el propósito de encontrar su verdadero significado. Pero la claridad y la amplitud de las Escrituras son muy superiores a las de la naturaleza. Y por esto las Escrituras deben ser la regla por la cual medimos la ciencia, en lugar de hacer lo inverso.
¿Cómo le han aclarado las Escrituras algo que usted ha experimentado?