La representante permanente de EE.UU. ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, declaró en una entrevista con Foreign Policy publicada este miércoles que su país busca aumentar "la presión" sobre Rusia en relación con el operativo militar en Ucrania.
"Queremos seguir aislando y condenando a Rusia hasta que esta guerra desmedida llegue a su fin", subrayó Thomas-Greenfield, quien agregó que "los rusos sienten la presión del aislamiento".
En respuesta a la afirmación del periodista sobre los muchos Estados, que en conjunto representan a la mayoría de la población mundial, que se han "abstenido o hicieron algo peor" a la hora de apoyar la postura estadounidense, la alta diplomática señaló que "los países tienen que tomar sus propias decisiones".
Paralelamente, añadió que es importante "ayudar a esos países a entender por qué no hay neutralidad" en lo que se refiere a la postura hacia Moscú. "Hemos trabajado asiduamente durante los últimos seis meses para convencer a los países, para compartir con ellos la información que tenemos sobre el tipo de acciones que los rusos están llevando a cabo en Ucrania y que no se pueden defender", aseveró.
Konstantín Dólgov, miembro del Consejo de la Federación de Rusia, resaltó que nos encontramos ante una "política de nuevo colonialismo". "Muchos países lo ven claro, pero no todos pueden resistirse a ese dictado", añadió.
Sin embargo, expertos señalan que las afirmaciones de los funcionarios estadounidenses sobre el supuesto aislamiento mundial de Rusia carecen de fundamento.
De hecho, la Liga Árabe, que reúne a más de 20 países, anunció su intención de adoptar una postura neutral en el conflicto ucraniano. Asimismo, a primeros de marzo, 35 Estados miembros de la ONU se abstuvieron de votar a favor de una resolución sobre Ucrania que condenaba las acciones de Rusia, mientras que otros cinco países se opusieron al documento.
Por otra parte, los esfuerzos de EE.UU. para "aislar" a Rusia se ven cada vez más socavados por países importantes como China y la India, expresó Dave Lawler en un artículo para Axios. Y esto es así, pese a que Washington considera a la India como uno de sus socios más importante y trata por todos los medios de sustituir a Moscú en sus relaciones con Nueva Delhi. Sin embargo, la India participa en ejercicios militares conjuntos con Rusia y aumenta sus compras de petróleo, detalló Lawler.
En cuanto a Turquía, tampoco apoya la postura estadounidense respecto a las restricciones antirrusas. No en vano, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró a primeros de septiembre que no le parece correcta la "actitud de Occidente", porque —dijo— persigue una política "basada en la provocación".
Sin embargo, Washington no ceja en su empeño de convencer a los países que aún no se han unido a ellos. El pasado 28 de abril, fue aprobado el proyecto de ley 'Sobre la lucha contra los actos maliciosos rusos en África'. El documento prevé que el Departamento de Estado estadounidense supervise las actividades de los representantes rusos en los países africanos, contrarrestando así el crecimiento de su influencia, que socava los objetivos e intereses de Estados Unidos en el continente.
Sin embargo, el proyecto de ley provocó una fuerte reacción de los Estados africanos. Por ejemplo, en la cumbre de la Comunidad de Desarrollo de África Austral del 17 de agosto, los países condenaron los planes de Washington.
Mientras tanto, medios occidentales empiezan a reconocer el fracaso de las restricciones antirrusas. En particular, a finales de julio un periodista señaló en rueda de prensa al portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, que, a pesar de los esfuerzos de Washington por bloquear a Rusia en la escena mundial, sus dirigentes asisten a la cumbre del G20, realizan una gira por África, participan en la firma de un acuerdo de exportación de cereales en Turquía y asisten a la cumbre trilateral de Irán.
A primeros de agosto, Bloomberg escribió que los intentos de los países del G7, liderados por EE.UU., de aislar a Rusia y a China se quedan cortos. La agencia señala que solo la mitad de los países del G20 se ha unido a las sanciones contra Moscú por su operativo militar en Ucrania, pese a que altos funcionarios de las naciones que componen el G7 trataban de convencer al resto del mundo de la necesidad de reforzar la presión sobre Rusia.
Borís Mezhúev, profesor asociado de la Universidad Estatal de Moscú, destaca que cada vez son más los países que se resisten a las presiones de EE.UU., ya que les resulta evidente su hipocresía a la hora de exponer sus posiciones.
"Estados Unidos tiene un historial de muchas acciones militares unilaterales que se han llevado a cabo en flagrante violación de todos los principios de la ONU, pero a nadie se le ocurrió despojar a los ciudadanos estadounidenses de sus propiedades, visados e imponerles sanciones", aseveró. Mientras tanto, Rusia "actuó de acuerdo con la Carta de la ONU, pero ha sido estigmatizada por Occidente", agregó.
Según el experto, "para el resto del mundo, esto parecía violar las reglas del juego establecidas por el propio EE.UU., por lo que varios países consideraron posible no adherirse" a la postura de Washington.
Leonid Krutakov, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad Financiera del Gobierno de Rusia, también opina que son muchos los países que ya no quieren secundar los postulados de Washington y señala que el mundo avanza hacia la multipolaridad y no tiene intención de volver a un centro de influencia. "Estos países no quieren volver a estar bajo el yugo de Estados Unidos y prefieren defender sus propios intereses antes que los de Washington. Es poco probable que esto cambie en el futuro, a pesar de los esfuerzos de EE.UU.", concluyó.