Aliados de la OTAN al borde de una guerra

Las tensiones entre Grecia y Turquía en torno a las disputas territoriales sobre las islas en el mar Egeo, límites de aguas territoriales y espacio aéreo siguen en aumento con denuncias y acusaciones mutuas.
En el pasado, los dos países, que forman parte de la OTAN, ya han estado al borde de la guerra en varias ocasiones. Las recientes tensiones en el Mediterráneo oriental se agudizan también por los descubrimientos de hidrocarburos en la región. 
Este lunes el canciller turco Mevlut Cavusoglu volvió a recurrir al discurso amenazante contra Grecia. "Cuando decimos que debemos respetar los derechos de vecindad a ambos lados del Egeo, Grecia sigue hurgando y picando. Si te embarcas en aventuras a costa de los demás, sufrirán las consecuencias hoy como en el pasado. Esto es una advertencia para nuestro vecino Grecia", afirmó en un evento conmemorativo de la batalla de Sakarya de 1921, una de las contiendas clave durante la Guerra Greco-Turca entre 1919 y 1922.
Por su parte, el ministro de Exteriores griego, Nikos Dendias, enfatizó el domingo que Turquía es el único país en la región que "se niega obstinadamente a aceptar lo obvio e implementar" las estipulaciones de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (CDM), no firmada por Ankara.
En este sentido, denunció que "la violación" de Turquía de las normas del derecho internacional marítimo "es fuente de tensión e inestabilidad". Entre otros puntos, mencionó las amenazas turcas de usar la fuerza en caso de que Atenas decida ampliar la zona costera a 12 millas náuticas de acuerdo al CDM. Según Dendias, las acciones de Ankara "socavan gravemente cualquier intento de resolver pacíficamente" la disputa.
La brecha en los enfoques entre los dos países se puso de manifiesto este sábado, cuando dos barcos de la Guardia Costera griega abrieron fuego contra un carguero que transitaba en aguas internacionales, frente a la isla turca de Ténedos, al noreste del mar Egeo.
La nueva ola de tensiones entre ambas naciones empezó a cobrar fuerza meses atrás, cuando el presidente turco Recep Tayyip Erdogan lanzó una serie de severas críticas contra el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis.
Los roces continuaron hasta finales de agosto cuando se reportó que Grecia habría lanzado el día 23 un misil del sistema de defensa aérea S-300, de fabricación rusa, contra varios cazas turcos F-16 que llevaban a cabo misiones de reconocimiento en los mares Egeo y Mediterráneo oriental. Desde Atenas negaron los informes sobre el supuesto bloqueo de aviones, al calificarlos como "mitos" y un intento de Ankara de crear tensiones a costa de Grecia.
Por su parte, Erdogan reiteró el 3 de septiembre que el país helénico pagaría un "alto precio" si continúa con las hostilidades contra Ankara. "Grecia, revisa la historia […], si vas demasiado lejos, el precio será muy alto", manifestó. El 5 de septiembre el mandatario turco llegó a afirmar que Grecia "no tiene valor para la OTAN", agregando que el bloque militar "es fuerte" con Turquía.
Una jornada después, Erdogan continuó con las amenazas y aludió a la posibilidad de lanzar una operación militar para restaurar el control sobre las islas disputadas. "Si decimos que podemos venir de repente una noche, podemos venir de repente una noche, cuando llegue el momento", afirmó el mandatario, citado por la agencia Iha.
Desde la Unión Europea subrayaron en un comunicado del 5 de septiembre que la retórica de Erdogan y otros altos cargos turcos "contradice totalmente los esfuerzos de desescalada tan necesarios" en la región. Bruselas instó también a resolver las diferencias vía diplomacia, denunciando que las amenazas son "inaceptables" y deberían cesar.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, recalcó el 9 de septiembre que tanto Ankara como Atenas son "aliados muy valorados" que contribuyen a la Alianza "en muchas vías diferentes". Además, se limitó a recordar que el bloque tiene un mecanismo para la resolución de conflictos, al que las dos partes ya recurrían para evitar escenarios peligrosos en el mar Egeo, entre otras situaciones.
En 2020, las relaciones entre Turquía y Grecia empeoraron después de que Ankara enviara el buque de investigación Oruc Reis y dos buques de apoyo para realizar una exploración sísmica en un área entre Grecia y Chipre. En respuesta, Grecia puso en alerta a sus Fuerzas Armadas, al tiempo que Francia se puso del lado griego, tras aumentar temporalmente su presencia militar en la región. Además, se realizaron ejercicios conjuntos con la participación de Grecia, Francia, Chipre e Italia.