El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó los ataques contra la planta nuclear de Zaporiyia y los calificó de suicidio.
"Los ataques a esta central nuclear son un acto suicida. Esperamos que se detengan", dijo Guterres en una rueda de prensa en Tokio.
Además, expresó su esperanza de que la misión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) obtenga el acceso a la central y pueda utilizar sus competencias.
El 7 de agosto las autoridades prorrusas comunicaron que las tropas ucranianas habían lanzado otro misil hacia la planta nuclear de Zaporiyia. El ataque fue perpetrado la noche del 6 de agosto con un cohete de 220 mm de calibre del sistema de lanzamiento múltiple Uragán.
Los fragmentos de la bomba de racimo y del motor del cohete cayeron a unos 400 metros del reactor nuclear encendido.
El ataque anterior tuvo lugar el 5 de agosto y causó daños a dos líneas eléctricas de alta tensión.
La central nuclear de Zaporiyia se ha convertido en las últimas semanas en el objetivo de los ataques, en medio del enfrentamiento de las tropas de Ucrania y las fuerzas de Rusia, que realiza en el territorio ucraniano su operación militar especial desde el pasado 24 de febrero.
En el marco de la campaña, Rusia se hizo con el control de la parte de la provincia homónima, incluida la ciudad de Energodar, donde está ubicada la planta nuclear.