El ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, aseguró que la operación militar especial rusa en Ucrania ha disipado el mito sobre las "superarmas" que Occidente suministra a Kiev y que supuestamente era capaz de cambiar radicalmente el rumbo del conflicto.
"Inicialmente, se trataba del suministro de misiles antitanque Javelin y supuestos drones únicos. Mientras que últimamente están promoviendo como sus superarmas a los sistemas de lanzamisiles HIMARS y obuses de largo alcance. Sin embargo, estas armas también son destruidas en combate y no han tenido un impacto significativo" en el frente de batalla, dijo Shoigú.
Según el ministro de Defensa, el operativo militar ruso marcó el fin del mundo unipolar, y la hegemonía de EE.UU. y sus aliados es cosa del pasado. "La OTAN busca el dominio global, incluyendo África, la región de Asia-Pacífico y Oriente Medio", señaló.
Además, criticó el orden global establecido por Occidente, que divide el mundo en 'socios democráticos' y 'regímenes autoritarios', contra los que emplea cualquier tipo de medida.
Serguéi Shoigú mencionó que Moscú es consciente de que las acciones del Gobierno ucraniano son controladas por fuerzas combinadas externas, en una guerra híbrida contra Rusia. Al respecto, señaló que Kiev recibe información de inteligencia de todas las fuentes disponibles de la OTAN, que además está aumentando el suministro de armas y equipo militar a las tropas del país eslavo.
"Las operaciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania se planifican en Washington y Londres", aseveró el ministro, quien responsabilizó a los países que suministran armamento a Kiev por la muerte de civiles en la región de Donbass.
Por otro lado, en Rusia se están analizando cuidadosamente las armas occidentales capturadas durante los combates con el fin de fortalecer la efectividad del equipo militar ruso. Asimismo, "nadie en la OTAN duda que se lograrán los objetivos de la operación especial establecida por Moscú", resaltó.
En cuanto a las acusaciones del posible uso de armas nucleares por parte del país euroasiático en Ucrania, Serguéi Shoigú tachó de "absurdas" tales afirmaciones. En ese sentido, subrayó que Rusia no necesita recurrir a ese arsenal para concretar sus objetivos.
Además, el ministro adelantó que Rusia tendrá que revisar sus enfoques de defensa ante la adhesión de Finlandia y Suecia a la Alianza Atlántica y el posible despliegue de armamento ofensivo en los territorios de las dos naciones escandinavas. Ya se han hecho algunas conclusiones al respecto y fueron incluidas en la doctrina naval aprobada en julio, pero se seguirá trabajando en esta dirección, añadió.
Para Shoigú, la expansión del bloque militar con la adhesión de Finlandia y Suecia no está relacionada con la operación especial rusa en Ucrania. "El acercamiento de estos países con la alianza se viene dando desde hace muchos años. De hecho, la asociación regional Nordefco (Cooperación de Defensa Nórdica) es una filial de la OTAN y sirve para encubrir la participación de Helsinki y Estocolmo en los entrenamientos de combate conjuntos", denunció.
El fortalecimiento de la Alianza Atlántica en el flanco oriental consume la degradación de los mecanismos de confianza y control de armas, constituidas en Europa durante la Guerra Fría, lamentó el ministro de Defensa ruso, quien considera "difícil" que en estas circunstancias se llegue a un acuerdo sobre la limitación de armas estratégicas ofensivas.
Asimismo, ridiculizó las afirmaciones de que Rusia debe 'ganarse el derecho' para dialogar con EE.UU., al tiempo que lamentó que la Secretaría de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que fue concebida como una plataforma de diálogo, se haya convertido en una "generadora de narrativas antirrusas".
"El rechazo de Occidente a un mundo multipolar se observa claramente en la región de Asia y el Pacífico", indicó Shoigú. La "provocadora" visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, a Taiwán es "un paso más hacia la desestabilización de la situación en esa región", criticó.
También advirtió que la alianza AUKUS entre EE.UU., el Reino Unido y Australia puede convertirse en un "bloque político-militar". En el marco de esa cooperación, se prevé que Washington ayude a Canberra con tecnologías necesarias para dotarse de submarinos de propulsión nuclear. El surgimiento de una flota de sumergibles nucleares en Australia, provocará que otros países hagan lo mismo, pronosticó el alto funcionario.