Cachemira, la gran disputa territorial entre India y Pakistán

La fronteriza región de Cachemira, entre India y Pakistán, es el principal caldo de cultivo de las tensiones entre los dos grandes Estados del subcontinente indio. Tras la última escalada de tensión en 2019, estos días el conflicto territorial ha vivido una nuevo repunte después de que India bombardeara nueve enclaves pakistaníes tanto en la Cachemira controlada por Pakistán como en puntos internos del mapa del país, más allá del territorio disputado. 
El origen del nuevo enfrentamiento se remonta al pasado 22 de abril de 2025, cuando se produjo un atentado en la ciudad de Pahalgam —situada en la Cachemira administrada por India—. Las autoridades indias han atribuido el ataque a Pakistán y han utilizado el episodio como pretexto para los bombardeos. Se trata del peor ataque en más de dos décadas entre ambos países. 
La historia entre las dos potencias regionales ha estado marcada por desencuentros religiosos y por reclamaciones sobre Cachemira que se remontan a los propios orígenes nacionales, tras la independencia de Reino Unido. Con el fin de la colonización británica hace ahora ochenta años, India y Pakistán se sumergieron en un conflicto territorial por el control de esta región, un territorio estratégico que ha seguido siendo foco de disputa hasta la actualidad. 
Cachemira es una región de un tamaño similar a Rumanía, ubicada al oeste del Himalaya. Con tierras muy fértiles, gran belleza natural y una población de cerca de veinte millones de personas, es además un enclave en los intereses de otras potencias de la región, como China. De hecho, el gigante asiático ha extendido su Nueva Ruta de la Seda hacia Pakistán a través de la carretera Karakorum, que cruza Cachemira mediante las montañas del mismo nombre en las que se encuentra el K2, el segundo pico más alto del mundo.
Vecinos y rivales desde su propia existencia como Estados, los dos grandes países del subcontinente indio han implantado en este territorio dos visiones nacionalistas incompatibles que han llevado a una larga sucesión de guerras, incursiones, ataques y tensiones por controlar el mapa de Cachemira. 

La primera guerra llegó poco después de la independencia. Tras la partición del subcontinente, el Acta de Independencia de la India recogía que los gobernadores locales de cada provincia elegirían a qué país pertenecer: si a una India que se estaba erigiendo sobre la identidad hindú, o a un Pakistán musulmán. El gobernador de la región de Cachemira, de confesión hindú, votó en favor de India, desatando el malestar entre una población que era mayoritariamente musulmana y dando paso al conflicto que se ha convertido en un foco de inestabilidad en la región. 
Esta primera guerra terminó con la intervención de Naciones Unidas y con la imposición de una frontera que partía el mapa de Cachemira en dos: la Línea de Control. Así, dos tercios quedaron administrados por India —las provincias de Jammu Cachemira y Ladakh—, y el restante controlado por Pakistán. Sin embargo, ninguno de los dos ha cesado en sus reclamaciones sobre la totalidad del territorio. 
La ecuación se complicó todavía más con la entrada de China en el reparto territorial. Por un lado, Pakistán cedió una parte de su territorio a China en el marco de la disputa con India. Se trata de una cesión a la que India se opone, pues reclama como suya esta franja situada al norte del glaciar de Siachen. Y por otro, China controla el territorio de Aksai Chin, también reclamado por India y cuya frontera está delimitada por la Línea de Control Actual. 
A pesar de las recurrentes tensiones, el último conflicto bélico a gran escala se produjo en 1999, aunque el conflicto en el glaciar de Siachen se prolongó hasta 2003, considerándose el campo de batalla a mayor altitud de la tierra así como un escenario de guerra de alta montaña donde ambos países todavía mantienen tropas. 
Para entonces, tanto India como Pakistán ya contaban con armas nucleares, por lo que el enfrentamiento de 1999 desató las alarmas internacionales. Los dos meses que duró esa guerra no trajeron consigo el fin de la rivalidad. Pero sí que tras ella, los desencuentros se habían limitado a ataques terroristas y movimientos militares puntuales que, hasta ahora, no habían provocado mayores represalias o repercusión.
La historia de rivalidad territorial ha hecho que Cachemira, más allá de ser un paraíso natural en el Himalaya, sea una de las zonas más militarizadas del mundo. Y los recientes ataques de la India, la escalada más grave en los últimos veinte años, amenazan con traer de nuevo a esta región una guerra entre vecinos.