Batallón Tornado: la unidad de Policía que horrorizó a una región entera de Ucrania

En febrero de 2022 muchos habitantes de Ucrania se quedaron perplejos y aterrorizados cuando el presidente del país, Volodímir Zelenski, decretó una amnistía a los exintegrantes del batallón Tornado y los armó.
Y no es para menos, pues sus atrocidades fueron tan horripilantes, que las autoridades tuvieron que llevar el juicio a puertas cerradas, y los abogados se negaban a defenderlos tras ver las pruebas de sus crímenes.
Sputnik te cuenta cómo llegó a formarse uno de los regimientos más temidos de la Policía ucraniana que estaba liderado e integrado por criminales condenados e incluso por un fiel seguidor del ISIS*. Un regimiento, cuyas acciones fueron calificadas por la ONU como crímenes de guerra y que ahora ha vuelto a la libertad, con armas y un sentimiento de invulnerabilidad.
Conoce cómo surgió el batallón Tornado de la Policía de Ucrania, quiénes lo lideraron y el terror que generaron en la región de Lugansk.
Originalmente, el batallón voluntario Tornado se formó sobre la base de otro, llamado Shakhtersk, al que se le imputaban crímenes a gran escala que incluían saqueos, secuestros y torturas. A raíz de todo ello, el batallón Shakhtersk fue disuelto por el Ministerio del Interior en octubre de 2014.
Muchos de sus combatientes acabaron formando parte de distintas divisiones de la Policía: una de estas divisiones era precisamente Tornado que estaba formada en más del 30% por exintegrantes de Shakhtersk. Muchos de estos guerrilleros tenían antecedentes penales graves y en algunos casos habían sido condenados repetidamente.
Este pasado criminal no tardó en manifestarse: ya en noviembre de 2014 seis integrantes de Tornado fueron detenidos por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) con todo un arsenal que iban a usar para capturar los negocios locales. Curiosamente, muchos de ellos seguían llevando encima sus documentos del batallón disuelto Shakhtersk.
El comandante del batallón Shakhtersk, Ruslán Freeman Onischenko, heredó el mando de Tornado, lo cual es sorprendente, pues ya había sido juzgado en tres casos penales por violación, robo a mano armada y posesión de armas.
Ruslán Freeman Onischenko

De tal modo, un criminal condenado acabó con un arma de fuego y un poder prácticamente ilimitado que no dudó en usar para cometer más atrocidades.
"Si estás dispuesto a morir, tienes el derecho a matar. Si estás dispuesto a ser torturado, tienes el derecho a torturar a la gente. Es lo justo", era el lema de Freeman.
Pero allí no acaban las andaduras de Onischenko. Tras su detención en 2015 los agentes hallaron en su celular un intercambio de mensajes* (con fotos y videos) con un voluntario ucraniano llamado Vladímir Savanchuk. En esta correspondencia discutían las orgías sexuales conjuntas en las que participaron sus esposas, así como los hijos de Savanchuk de 4 y 9 años.
**La redacción de Sputnik dispone de las capturas de pantalla, pero se abstiene de publicarlas ya que podrían herir la sensibilidad de los lectores.
De hecho, justo después del arresto de los integrantes de Tornado uno de los más destacados abogados de Ucrania, Ígor Cherezov, se ofreció para defenderlos. Sin embargo, al ver los materiales del caso, así como los videos y fotos extraídos de los celulares de los guerrilleros de este batallón, optó por abandonar el caso.
Otro integrantes destacado del batallón Tornado era Daniil Muyahidín Liashuk: un joven bielorruso que a sus 20 años ya había tenido tiempo para pasar de ser un antifascista a un neonazi, así como para adoptar el islam y convertirse en un adepto del ISIS (de allí su apodo). Su lema da una idea de su carácter.
"La vida sin torturas no sería igual. No hay nada que te anime tanto como tener la vida de otro en tus manos", decía Liashuk.
Según Anatoli Matios, quien fuera fiscal general militar de Ucrania, Muyahidín destacaba por su extrema crueldad y perversión y fue el autor de las torturas más despiadadas contra la población civil de Lugansk.
Daniil Muyahidín Liashuk
Una de sus actividades favoritas era la violación y organización de violaciones de los prisioneros a los que secuestraban en las calles de los pueblos. Fue el ideador de grabar todos sus cometidos en video, algo que llamaba "cine". Su superior inmediato Onischenko, según los testimonios, aprobaba todas estas acciones, pues le entretenían.
El batallón Tornado fue enviado a la región de Lugansk el 1 de enero de 2015, donde su principal misión era buscar a los enemigos ocultos entre la población. Al poco tiempo después de su llegada se pusieron a requisar los teléfonos móviles a los transeúntes bajo el pretexto de verificarlos, pero nunca los devolvían.
Un soldado del Ejército de Ucrania que estaba en aquel entonces en la región relató cómo el batallón Tornado realizaba las llamadas misiones de rastreo cuyo objetivo oficial era buscar a los oponentes del régimen de Kiev: "Ellos realizaron rastreos en varios distritos de la localidad. Irrumpían en las casas, rompían las vallas, disparaban a los perros, sacaban fuera a los hombres de todas las edades, los organizaban en columnas y se los llevaban al sótano de su base. Con ello, cada uno de los 'prisioneros' tenía que llevar en sus manos cosas de valor desde su casa, incluso televisores y electrodomésticos".
"Aparte de Tornado, en la localidad habían otras unidades y varios días después de sus misiones de rastreo empezaron a llegar las madres y esposas de los detenidos, llorando y suplicando de rodillas que sacaramos a sus hombres, que estaban siendo torturados", agrega.
En la mayoría de los casos, todo era en vano: "Los de Tornado daban palizas brutales a los detenidos y solo accedían a liberarlos a cambio de un rescate. Muchos de los lugareños simplemente no tenían nada que ofrecerles y se pasaban días en las puertas de su base. Intentábamos ayudarles como podíamos, pero no hubo manera de influir en las acciones de Tornado".
Solo un mísero porcentaje de las víctimas de las atrocidades cometidas por el batallón Tornado se atrevió a testificar en su contra y relatar las torturas a las que habían sido sometidas, pero aún así se trata de decenas de personas. Los investigadores señalaron que el número real de víctimas va por centenares.
Según se desprende de los materiales del caso, los miembros de Tornado emplearon un amplio abanico de torturas, entre las cuales la electrocución de los genitales y cabezas de las víctimas era solo el calentamiento.
Así, uno de los métodos que empleaban era dejar un cubo de lejía en un diminuto cuarto sin ventanas ni ventilación, donde la víctima acababa inhalando sus humos durante horas, e incluso días. En otros casos usaban del mismo modo las granadas de gases lacrimógenos de la Policía.
Hubo personas particularmente torturadas a las que les ponían sobre la cabeza bolsas de plástico en las que vertían el contenido de las granadas de gases lacrimógenos.
Sin embargo, al parecer los integrantes de Tornado parecían destacar particularmente por su afinidad con las perversiones sexuales y las torturas basadas en ellas. Así, las violaciones —tanto de mujeres como de varones— eran rutinarias, aunque en muchos casos también obligaban a los detenidos a violarse entre ellos. Todos estos cometidos se grababan en video.
Los que se negaban a hacerlo, recibían palizas incesantes hasta que accedían a hacerlo.
Todas las víctimas que testificaron pasaron pruebas con el detector de mentiras que corroboró sus afirmaciones. Mientras tanto, ninguno de los acusados accedió a la prueba por polígrafo. Pero uno de ellos sí dijo que tras ser detenido, su líder Freeman dio la orden de que limpiarán todo en sus bases y quemaran las cosas que no pudieran ocultar.
Como habrán notado, hasta ahora no se han mencionado asesinatos, y lo mismo pasó en el juicio. Ello se debe a que no se pudo encontrar ningún cadáver para demostrar que hubo un fallecimiento, aunque sí hay personas que desaparecieron sin rastro después de ser detenidos por el batallón Tornado.
El miedo experimentado por la población de la localidad de Luganskaya se manifiesta no solo por el relativamente bajo número de testimonios. Así, incluso varios años después de que se fuera el batallón Tornado, los lugareños tienen miedo del hospital local y la escuela donde tenían sus bases los criminales con placas de policías. Precisamente por ello estos edificios no fueron restaurados y siguen allí abandonados, reportan los medios locales.
"Incluso los propios integrantes de Tornado deben temerle": este era el lema no oficial que circulaba entre los miembros del batallón, dijo Vadim, uno de los jóvenes que formaba parte de esta formación. Y las palabras eran reforzadas por las acciones, pues en Tornado se torturaba incluso a sus propios compañeros.
Por ejemplo, uno podría recibir entre 50 y 200 golpes con un palo por llegar tarde a la formación matutina, e incluso acabar en una celda como otros prisioneros.
"He visto personalmente cómo le dieron una paliza a un joven: dos de los superiores lo sujetaban mientras uno tercero lo golpeó 52 veces. Luego lo tiraron a una celda inconsciente, donde pasó varias semanas solo bebiendo agua y comiendo pan", cuenta Vadim.
Las torturas con lejía y las bolsas con el líquido de las granadas de gases lacrimógenos también se aplicaban a los propios integrantes del batallón que violasen alguna regla. No había salida de Tornado.
Al ser una unidad regular de la Policía, siempre había refuerzos que llegaban del centro. Freeman les quitaba los pasaportes porque en caso de que se fueran sin sus documentos, podría declarar que habían desertado y que serían llevados forzosamente al batallón. Obviamente, un intento de escapar de Tornado se pagaba caro.
Los que pedían por las buenas que se les dejara abandonar el batallón, eran primero humillados en frente de todos y después recibían una paliza brutal. Obviamente, no se les dejaba ir, pues esto era nada más que una medida disciplinaria, relata Vadim.
Al mismo tiempo, en el batallón también se reclutaban extraoficialmente los criminales que acababan de salir de la cárcel.
La desfachatez con la que actuaban los miembros de Tornado, así como el número de crímenes cometidos no dejó más elección al Ministerio del Interior que desmantelar esta unidad de la Policía. El 17 de julio del 2015 fue detenido Ruslan Onischenko junto con otros siete guerrilleros.
Al día siguiente fue anunciada la decisión de desmantelar Tornado, pero sus integrantes recibieron de su comandante la órden de no rendirse. Así que se atrincheraron en su base, minaron el perímetro y amenazaron con abrir el fuego en caso de que se realizase un asalto.
El fiscal militar, Anatoli Matios, declaró entonces que en la base se encontraban 170 paramilitares, de los cuales 100 eran agentes de la Policía oficiales, mientras que se desconocía la procedencia de los demás. Las negociaciones para su rendición duraron varios días.
Al final, fueron juzgados el propio Onischenko y otros 11 miembros de Tornado, entre los cuales estaba Muyahidín. Los fiscales y jueces que llevaban el caso estaban bajo una presión colosal de la sociedad, pues a pesar de que las atrocidades cometidas por Tornado eran evidentes, seguían gozando de un gran apoyo.
Así, hubo manifestantes que rodeaban el edificio del juzgado, e incluso hizo falta involucrar a 1.000 agentes de seguridad para proteger las instalaciones. Aparte de las multitudes, incluso hubo funcionarios que abogaban por su liberación, como fue el caso del diputado Semión Semenchenko que llamaba a "asaltar el edificio".
En las sesiones, los acusados se comportaban de una manera agresiva y provocativa. De hecho, lanzaban sus heces y orina contra los funcionarios que llevaban el caso. La situación se hizo tan ridícula, que en pleno verano los empleados del juzgado tenían que llevarse paraguas a la sala.
Pero no se limitaban a las travesuras de simios y a gritar escandalizados para interferir con las actividades. Como era de esperar, también amenazaban a los jueces.
"Hijo de p**a, saldré libre y violaré tu cadáver con un pene de goma", gritaba uno de ellos, según los protocolos del juicio.
La mayor condena la recibió Freeman: 12 años de cárcel. Para el 2022 muchos de los condenados ya habían salido en libertad, y los que aún estaban cumpliendo su condena fueron liberados y armados por Volodímir Zelenski, quién alegó que se hizo para que expíen sus cometidos en el campo de batalla.
Según los testimonios y fugas de información, Onischenko, junto con su equipo y otros exconvictos, ha formado un nuevo batallón que de momento está emplazado a las afueras de Kiev.
También hubo denuncias de grupos locales en las redes sociales de que los exmiembros de Tornado les habían robado un vehículo de transporte blindado BTR y armamento a los soldados ucranianos y que habían vuelto a realizar sus actividades criminales.
Con ello, cabe destacar que todo lo expuesto en el presente artículo no representa una lista exhaustiva de los crímenes perpetrados por los miembros del batallón Tornado del Ministerio de Interior de Ucrania.