Este lunes se cumple el octavo aniversario de la tragedia en la Casa de los Sindicatos de la ciudad ucraniana de Odesa, que, según los datos oficiales, dejó 48 muertos y más de 200 heridos. No obstante, los responsables siguen impunes.
En Moscú, cientos de personas organizaron una marcha en tributo a las víctimas de los enfrentamientos con los nacionalistas ucranianos. En Odesa, en cambio, las autoridades impusieron un toque de queda "prolongado" desde la noche del 1 de mayo hasta las cinco de la mañana del 3 de mayo y los eventos conmemorativos resultaron cancelados. Por su parte, algunos grupos nacionalistas en Ucrania tildan este día de "festejo".
El 2 de mayo de 2014, en medio de la crisis política que se desarrolló en Ucrania tras los disturbios del Euromaidán y el derrocamiento del entonces presidente, Víktor Yanukóvich, integrantes de grupos radicales atacaron en Odesa a activistas que se oponían al golpe de Estado y a la política de las nuevas autoridades de Kiev.
Los enfrentamientos duraron varias horas durante las cuales los nacionalistas y radicales perpetraron una sangrienta masacre con armas de fuego, cócteles molotov, cuchillos, palos y piedras. Decenas de manifestantes que estaban en contra del nacionalismo desenfrenado buscaron refugio en la Casa de los Sindicatos y muchos de ellos fueron quemados vivos luego de que el edificio fuera incendiado intencionalmente por los radicales.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia declaró que nunca se olvidará este "terrible crimen" y denunció el silencio de Occidente. "Este crimen del 2 de mayo de 2014 aún no ha sido resuelto ni investigado en Ucrania", afirmó el pasado jueves la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova.
"Kiev y los países occidentales hacen la vista gorda, como lo hacen con el neonazismo en general, que se extiende como un cáncer en Ucrania. Nunca olvidaremos este terrible crimen", subrayó la vocera, agregando que Moscú intentará "identificar y castigar a todos los implicados en esta tragedia".