Como parte de un sexto paquete de sanciones contra Moscú, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha propuesto prohibir las importaciones del petróleo ruso a los países del bloque.
"Hoy proponemos prohibir todo el petróleo ruso en Europa", declaró este miércoles la alta funcionaria ante el Parlamento Europeo, admitiendo que esto "no será fácil porque algunos estados miembros dependen en gran medida del petróleo ruso". "Nos aseguraremos de eliminar el petróleo ruso de forma ordenada para maximizar la presión sobre Rusia, minimizando el impacto en nuestras economías", añadió.
La medida incluye la eliminación progresiva de los suministros de crudo ruso en un plazo de seis meses y de productos refinados para finales del 2022, detalló la jefa ejecutiva de la Unión Europea. Los términos concretos del embargo de petróleo ruso, si se adopta, se conocerán después de que los 27 Estados miembros de la UE aprueben de forma unánime la propuesta de la Comisión Europea.
Según comunicaron este martes fuentes diplomáticas a AFP, se acordó también hacer una excepción en el caso de Hungría y Eslovaquia –que dependen casi totalmente para su combustible del crudo ruso– y permitirles comprarles petróleo al país euroasiático en virtud de los contratos existentes hasta finales del 2023 para evitar el veto del nuevo paquete de restricciones.
Mientras, otra fuente indicó que Bulgaria y la República Checa también podrían solicitar la exención de las sanciones. A su vez, un diplomático europeo advirtió que la concesión de exenciones a uno o dos Estados altamente dependientes podría desencadenar un efecto dominó de demandas de exención que socavaría el embargo.
La suspensión del suministro de petróleo ruso a la UE es un asunto sensible y varios Estados miembros del bloque ya han dejado en claro que la medida causaría un daño invaluable a la economía, prácticamente deteniendo la producción en la mayoría de los sectores. Europa es el destino de casi la mitad de las exportaciones de crudo y productos derivados del petróleo de Rusia y en general la UE depende de Rusia para el 26 % de sus importaciones. Mientras tanto, Eslovaquia y Hungría son dos países especialmente dependientes de la energía rusa y el año pasado importaron de Rusia el 96 % y el 58 %, respectivamente, de su crudo y productos derivados del petróleo.
Después del discurso de Von der Leyen, el Gobierno húngaro apuntó en un mensaje a AFP que no ve "ningún plan ni garantía de como aún una transición podría ser administrada con base en las propuestas actuales, y cómo podría garantizar la seguridad energética de Hungría".
Previamente, el ministro de Asuntos Exteriores y Comercio húngaro, Péter Szijjártó, aseguró que el Gobierno "no votará a favor de sanciones que imposibiliten el transporte de petróleo y gas natural ruso a Hungría, ya que la situación de las infraestructuras pondría en peligro la seguridad energética de Hungría". Agregó que su país "no puede apoyar el embargo no por cuestiones políticas, sino puramente económicas, de seguridad energética", recogen medios locales. El portavoz del Gobierno húngaro, Zoltan Kovacs, también declaró este miércoles que Budapest no está dispuesto a "renunciar a la seguridad del suministro energético de Hungría".
A su vez, el Ministerio de Economía de Eslovaquia aseguró este martes que buscará una exención de cualquier embargo del petróleo ruso. "Si se trata de un embargo aprobado del petróleo ruso como parte de un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, entonces Eslovaquia solicitará una exención", comunicó el organismo. Bratislava depende casi por completo del crudo ruso, que obtiene a través del oleoducto Druzhba (Amistad). Actualmente, el país afirma tener reservas para 120 días. El ministro de Economía eslovaco, Richard Sulik, hizo saber que la única refinería del país, Slovnaft, no puede instantáneamente prescindir del petróleo ruso para empezar a utilizar otro, ya que este es un proceso que podría llevar varios años.
Unas fuentes diplomáticas detallaron el pasado domingo al medio alemán ZDF que España, Italia y Grecia también actuaron como frenos al embargo petrolero. En los países del sur de Europa, el aumento previsto de los precios de la energía tras la prohibición del petróleo ruso es visto con gran preocupación por los consumidores.
Mientras, el titular del Ministerio de Industria y Comercio de la República Checa, Jozef Síkela, subrayó que Praga está dispuesta a apoyar la imposición del embargo, pero bajo ciertas condiciones. "La República Checa podría apoyar el embargo de las importaciones de petróleo ruso, si las compras conjuntas de energía [por parte de los países de la UE a través de la Comisión Europea] resultan efectivas y la comunidad tiene las reservas para cubrir el déficit en el mercado europeo", dijo. "Si el principio de que debemos distribuir este dolor entre nosotros de una manera justa, entonces puedo imaginar que vamos a apoyar la imposición de estas sanciones", añadió.
Por su parte, las autoridades de Austria y Alemania señalaron que están dispuestas a apoyar el embargo del petróleo de Rusia.
La ministra de Energía austriaca, Leonore Gewessler, afirmó este lunes que Viena "está dispuesta a apoyar de forma consecuente el embargo de petróleo si la Comisión Europea y los Estados miembros así lo deciden". Sin embargo, añadió que un requisito esencial para tal medida es que las naciones europeas puedan estar unidas en el embargo. "En Austria solo hemos comprado alrededor del 10 % de nuestro petróleo a Rusia en los últimos años. En los últimos meses hemos reducido intensamente esta dependencia y en marzo no refinamos más petróleo ruso", añadió.
Berlín también ha expresado claramente su apoyo a la prohibición en las últimas conversaciones preliminares sobre el sexto paquete de sanciones contra Rusia, informó el pasado domingo ZDF, citando fuentes diplomáticas de la UE. Sin embargo, el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, señaló que espera que se produzcan grandes "saltos de precios", ya que el petróleo ruso probablemente tendrá que ser sustituido por alternativas más caras de otros países.
Por su parte, los analistas afirman que será posible cortar los lazos petrolíferos de Europa con Rusia, pero el esfuerzo llevará tiempo y puede provocar escasez y un aumento de los precios de la gasolina, el gasóleo, el combustible para aviones y otros productos, una situación que podría perjudicar a los consumidores que ya están luchando contra la inflación y, en última instancia, hacer descarrilar la recuperación económica de la pandemia.
"Va a ser complicado", señaló a The New York Times Richard Bronze, jefe de geopolítica de la empresa de investigación Energy Aspects. "Hay que desvincular dos partes muy entrelazadas del sistema energético mundial", explicó, y añadió: "Va a haber interrupciones y costes asociados a ello".
Asimismo, los expertos destacan que un embargo podría desencadenar una costosa competencia por fuentes alternativas de petróleo. Viktor Katona, experto en petróleo de Kpler, que hace un seguimiento de los flujos energéticos, dijo que de los sustitutos potencialmente disponibles para el petróleo ruso, solo la producción saudí encajaba bien. Hasta ahora, los saudíes han mostrado poca inclinación a aumentar su producción más que de forma gradual. El especialista añadió que el petróleo iraní también podría funcionar, pero las sanciones impuestas por EE.UU. siguen reduciendo las ventas de combustible de Irán. Un embargo "va a infligir un dolor tangible a la refinería europea y, en consecuencia, al cliente europeo", agregó Katona.