Boris Johnson frustró las conversaciones de paz entre Kiev y Moscú

La visita del primer ministro británico, Boris Johnson, a Ucrania el pasado 9 de abril fue clave para convencer a Kiev de que rompiera las negociaciones de paz con Moscú, según informó este jueves el periódico Ukraínskaya Pravda, citando a funcionarios cercanos al presidente ucraniano, Vladímir Zelenski.
Según declararon fuentes, Occidente estaba convencido de que los militares rusos tomarían Kiev en tres días, por lo que ofreció al mandatario ucraniano abandonar el país y gobernar desde el exilio en Londres o Varsovia. Cuando esto no ocurrió y Rusia propuso negociaciones, Zelenski envió una delegación con el objetivo de crear la impresión de que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo.
Durante las conversaciones en Estambul (Turquía) del pasado 29 de marzo, ambas partes acordaron en términos generales la construcción de un posible futuro acuerdo. Las fuentes confirmaron que los puntos del acuerdo revelados en aquel entonces por el líder de la delegación rusa, Vladímir Medinski, eran ciertos.
"Dijimos que Ucrania estaba dispuesta a no unirse a la OTAN a cambio de garantías de seguridad duras y claras. Parte del marco del acuerdo estaba listo", señaló al periódico un funcionario familiarizado con el curso de las negociaciones. "Las delegaciones simplemente no podían seguir adelante. Dijimos que la cuestión de Crimea y Donbass es un estatus territorial. Aquí nadie está autorizado ni siquiera a hablar de ello. Que los presidentes se reúnan y decidan a dónde ir. Necesitamos una reunión de líderes", añadió.
En este contexto, llegó a Kiev "casi sin previo aviso" el primer ministro del Reino Unido, recuerda el medio. De acuerdo con una fuente, "Johnson llevó dos mensajes simples a Kiev". El primero era que el presidente ruso, Vladímir Putin, era "un criminal de guerra que debía ser procesado y no negociar con él". El segundo era que, aunque Ucrania estuviera dispuesta a firmar algún tipo de acuerdo con Rusia, Occidente no lo estaba.
El mensaje del alto cargo británico se entendió como una señal de que Occidente sentía ahora que Putin no era realmente tan omnipotente como se había imaginado, señala Ukraínskaya Pravda. Entre lo que describieron como victorias militares ucranianas y las supuestas atrocidades rusas en Bucha, Borodianka y Mariúpol, Occidente dejó de ser "aislacionista" y se comprometió a ayudar a Ucrania con todo tipo de armas pesadas. Ahora, el régimen de Kiev planea públicamente una "derrota total" y una "capitulación" de Rusia, añade.