Toda una prisión será trasladada en Israel para salvar un mosaico dedicado a Jesús

El hallazgo de un mosaico entre las ruinas históricas de Meguido, en el norte de Israel, ha hecho tomar a las autoridades locales decisiones extraordinarias para garantizar su protección y su estudio ya que fueron halladas dentro de una prisión.


Este extraordinario mosaico se instaló originalmente en el suelo de una casa de oración de los primeros cristianos en el siglo III d.C., y es el primer mosaico conocido dedicado a Jesús. La verdad sobre su origen y significado fue revelada gracias a una inscripción griega que dice "a Dios Jesucristo".
Si bien este hallazgo histórico fue realizado entre los años 2004 y 2008 en unas excavaciones dentro de los muros de la prisión de Meguido, esto ha limitado la capacidad de los arqueólogos para visitar el sitio. Por eso, la Autoridad de Antigüedades de Israel anunció el 28 de marzo la aprobación de cerrar la prisión actual y trasladarla a un lugar totalmente diferente ya que intentar desenterrar y trasladar el mosaico podría dañarlo o incluso destruirlo.
Los funcionarios del Consejo Regional de Meguido y del Servicio Penitenciario de Israel esperan que el traslado de la prisión pueda completarse en los próximos meses, tras lo cual, los arqueólogos y los turistas podrán visitar e investigar el lugar.
El nombre de Meguido es conocido entre los cristianos. En el Libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento, la premonitoria colina conocida como Monte Meguido fue identificada como el futuro lugar del Armagedón, donde se libraría una batalla épica entre el bien y el mal al final de los tiempos. En la actualidad, Meguido está en gran parte desocupado, con solo un pequeño kibutz y la prisión situados en la zona.
Cuando fueron enviados allí en 2004, los arqueólogos no estaban seguros de encontrar algo de valor histórico en el remoto lugar, pero tenían esperanzas porque sabían que Meguido (llamado Tel Meguido en la antigüedad) había sido uno de los primeros asentamientos ocupados en Oriente Medio, ya que se había asentado en el año 5.000 a.C. así las excavaciones se prolongaron hasta 2008, años en los que se descubrieron ruinas, artefactos y el enigmático mosaico.


El mosaico presentaba múltiples paneles o secciones decoradas con complejas disposiciones de formas geométricas abstractas, incluía tres inscripciones diferentes escritas en latín. Las inscripciones se encontraban en los lados del mosaico ubicado en el suelo. La inscripción de la parte superior estaba dedicada a un oficial del Ejército llamado Gaianos, que al parecer contribuyó de algún modo a la construcción del suelo. Mientras que las inscripciones de un costado estaban dedicadas a la memoria de cuatro mujeres, cuyos nombres eran Frimilia, Kiriaka, Dorotea y Karasta, pero se desconocen más detalles.
En tanto la inscripción del otro costado incluía la dedicatoria a Jesucristo, y también el reconocimiento a un individuo llamado Akaptos, que fue descrito como un "fiel de Dios que contribuyó con el altar a Jesucristo, como un memorial".
Otro hallazgo en el lugar fueron los restos de una aldea judía de la época romana, en la que habrían convivido residentes judíos y samaritanos. Los arqueólogos también desenterraron los restos de un campamento del Ejército de la legión romana, junto con las ruinas de un asentamiento que data del periodo romano-bizantino.
"Hubo aquí una comunidad cristiana primitiva mucho antes de que el cristianismo se convirtiera en la religión oficial. A través de las excavaciones conocimos todas las conexiones entre samaritanos, judíos, paganos, cristianos, soldados y civiles. Tener barrios de tantas religiones y etnias diferentes en una proximidad geográfica lo hace muy especial", dijo a Jerusalem Post el arqueólogo Yotam Tepper.
Agregó que las relaciones entre los distintos grupos habrían sido cordiales y marcadas por la tolerancia a la diversidad.
"Vemos sus casas una al lado de la otra, lo que apunta a una buena relación", señaló.
El enigmático mosaico se mantuvo conservado durante cientos de años porque antes de que los romanos abandonaran el emplazamiento de Meguido, lo cubrieron con una capa protectora de tejas y yeso. Esa área no volvió a ser habitada después de eso, lo que garantizó que el mosaico se mantuviera en buen estado indefinidamente.