De acuerdo con Stoltenberg, en el encuentro, entre otras cuestiones estratégicas, se discutirá sobre la “creciente influencia y las políticas coercitivas de China en el escenario global que plantean un desafío sistémico a nuestra seguridad y a nuestras democracias”, agregó.
En este sentido, se refirió a la negativa de Pekín a condenar la operación militar rusa en Ucrania e instó a los países del bloque militar a defender sus valores contra los “poderes autoritarios”, tal como dijo.
Por ello, se manifestó esperanzado de que la Alianza Atlántica pudiese profundizar la cooperación con sus socios de Asia-Pacífico en áreas como “control de armas, cibernético, híbrido y tecnología”.
Desde el inicio de la operación de Rusia en Ucrania, China ha venido enfatizando la necesidad de una resolución pacífica del conflicto, pero se ha negado a condenar las acciones de Moscú o unirse a las amplias sanciones económicas impuestas a Rusia.
Entretanto, varios aliados occidentales, con EE.UU. a la cabeza, han especulado sobre la posibilidad de que China asista en materia militar a Rusia para avanzar en su invasión; aunque, tanto Moscú como Pekín ha rechazado dichos informes.
Para China, la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas ha sido un factor provocativo en la tensión entre Moscú y Kiev. Pekín afirma que la Alianza Atlántica es “producto de la Guerra Fría”, por tanto, debería haberse disuelto tras la desintegración de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
A su vez, la Alianza Atlántica se preocupa por el avance tecnológico de China, así como la creciente presencia militar de este país en el mundo.
Pekín denuncia que la OTAN exagera de diversas formas la supuesta amenaza china y usa los legítimos intereses del país asiático para crear confrontaciones y le pide dejar esta teoría de amenaza.
