Lo ocurrido en la ciudad ucraniana de Bucha ha dado la vuelta al mundo atribuyendo la responsabilidad a Rusia a pesar de las pruebas que confirman la falsedad de las imágenes. Sputnik habló con el politólogo venezolano William Serafino para analizar por qué Occidente intenta bloquear la iniciativa rusa de realizar una investigación en Bucha.
Las imágenes ampliamente difundidas de la ciudad de Bucha fueron desmentidas con los videos de los mismos medios ucranianos e incluso de la Policía Nacional de Ucrania. Un día antes publicaron un video de cómo habían llevado a cabo un rastrillaje en Bucha, días después de que los militares rusos se habían retirado de esa ciudad y no se veían a estos "cadáveres" tendidos por las carreteras.
Los militares rusos habían abandonado Bucha el 30 de marzo, entonces ¿dónde estuvieron estas imágenes durante cuatro días? Otra razón que prueba que evidencia el montaje es el video grabado el 31 de marzo en el que el alcalde de esa ciudad, Anatoli Fedoruk, informó de que el asentamiento había sido "liberado" de los militares rusos, y no habló de ningún cadáver en las carreteras ni de una destrucción espantosa.
El Ministerio de Defensa ruso calificó las acusaciones ucranianas de falsas y Moscú pidió una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para discutir el asunto, pero el Reino Unido, que lo preside, no aceptó celebrar la reunión solicitada.
El politólogo e investigador William Serafino cree que lo ideal sería lo que está pidiendo Rusia, además resulta extraño que un país que, supuestamente, ha cometido "crímenes de guerra", sea el principal promotor de una investigación de carácter internacional.
"La posición rusa ha dejado al descubierto la maniobra de propaganda ucraniana y su interés de convertir a la opinión pública en un tribunal donde solo se acepte la versión de Kiev y se acuse interesadamente a Moscú sin necesidad de ofrecer pruebas que esclarezcan la situación en Bucha", explicó.
En opinión del politólogo, la reunión del Consejo de Seguridad a pedido de Rusia abre la posibilidad de un proceso de investigación y observación internacional coordinada sobre los eventos en Ucrania, directamente desde el terreno, pero Occidente hará lo posible para impedirlo porque no le conviene.
"El problema para el Reino Unido, y para el resto de potencias occidentales involucradas en el conflicto, es que una posible investigación va a poner el foco en las torturas y crímenes de guerra que han cometido grupos neonazis como el batallón Azov. Esto dejaría al descubierto todo tipo de complicidades políticas y la forma en que Kiev ha sido complaciente con la intensa campaña de terror contra civiles inocentes", expuso William Serafino.
Según él, al Reino Unido no le interesa esto porque implicaría aceptar que de alguna forma han colaborado con la matanza de civiles en Ucrania suministrando armas que han ido a parar en manos de agrupaciones neonazis. Además, considera que lo ocurrido en Bucha es una repetición del formato Cascos Blancos utilizado en Siria porque cada vez es más difícil sostener este tipo de maniobras que suelen dejar cabos sueltos y pueden ser contrarrestadas con información verificada y contrastada previa a lo acontecido.
"Pero replicar este formato podría indicar más bien que Kiev está desesperado a la luz de los avances en las negociaciones y que necesita de un evento conmocionante que le permita ganar respaldo y apoyo mediático cuando claramente está perdiendo en el plano militar y también diplomático", concluyó.