Detectan químicos nocivos en juguetes y alimentos en EE.UU.

Un equipo de investigadores detectó químicos nocivos en productos comprados en tiendas de descuento de EE.UU.
A esta conclusión llegaron en un reciente reporte tras analizar 226 artículos, entre los que se incluyen juguetes para niños y alimentos enlatados, y descubrir que casi la mitad de estos (120) tenían al menos una sustancia química preocupante.
"Como padre, debería poder comprar un producto sin esperar envenenar a mi hijo", dijo José Bravo, coordinador nacional de Campaign for Healthier Solutions, una coalición que pide a las tiendas de descuento del país eliminar gradualmente las sustancias químicas peligrosos de los artículos que venden.
Entre las sustancias halladas se encuentran el plomo y ftalatos, que se asocian con tasas más altas de cáncer infantil. Además, unos dientes postizos de juguete resultaron estar hechos de cloruro de polivinilo (PVC), que puede contener químicos que alteran el sistema endocrino y dañan el desarrollo reproductivo y cognitivo.
Jeff Gearhart, director de investigación del Ecology Center Healthy Stuff Lab (el grupo que analizó los productos), señaló que "existen sustitutos conocidos para estas sustancias químicas que alteran las hormonas" y considera que "el hecho de que se sigan utilizando en estos productos de bajo costo que venden las tiendas de descuento es un problema real".
Aparte de los juguetes, también se hallaron sustancias químicas potencialmente dañinas en alimentos enlatados, cuyos envases contenían bisfenol A (BPA), un disruptor endocrino, mientras que utensilios de cocina antiadherentes y envases de palomitas de maíz tenían presencia de sustancias perfluoroalquiladas (PFAS), un químico a prueba de agua que se ha asociado con altos riesgos de desarrollar cáncer, enfermedad de la tiroides y daños hepáticos.
En EE.UU. hay cerca de 34.000 tiendas de descuento que venden productos económicos producidos en masa en el extranjero. Por lo general, se concentran en áreas de bajos ingresos y comunidades de color, y suelen ser la opción más asequible para comprar comestibles, artículos para el hogar y otros bienes.
En este contexto, Gearhart opina que "todo el mundo debería tener acceso a productos más saludables y de menor riesgo y no debería depender de lo que pueda pagar". Así mismo, explica que las empresas no tienen la capacidad de probar todos los productos vendidos y que el Gobierno federal solo interviene cuando alguien se enferma o muere, por lo que "los fabricantes y minoristas deben dar un paso al frente, ya que existen brechas en el sistema regulatorio".