Tras el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania, se tuvo la impresión de que la mayor parte del mundo se solidarizó con Kiev y Occidente. Sin embargo, la situación ha resultado ser diferente, informa la revista Foreign Policy.
Más allá de los amigos más cercanos y aliados militares de Estados Unidos en Occidente y Asia oriental, la mayor parte del mundo no está interesado en unirse a la campaña liderada por Washington, que tiene como objetivo aislar a Rusia.
"Muchos países tienen lazos históricos con Rusia que no están dispuestos a abandonar, y temen que un bloqueo económico contra Moscú inflija un grave dolor a sus propias naciones, impulsando el crecimiento de los costes de los alimentos y el combustible y sembrando la semilla de un mayor hambre y de una mayor inestabilidad dentro de sus propias fronteras", escribe el medio.
Muchos diplomáticos y politólogos ven el conflicto en Ucrania como un punto álgido histórico, pero no están seguros sobre su desenlace.
"Es obvio que no vamos a volver al mismo mundo en el que estábamos antes de esta guerra", dijo Munir Akram, embajador de Pakistán ante la ONU, quien señaló que los contornos de un nuevo orden mundial serán definidos por el resultado final del conflicto y la firma de un acuerdo de paz final entre Rusia y Ucrania.
De los 193 miembros de la ONU, 141 países condenaron la operación rusa y demandaron la retirada inmediata de las tropas desde Ucrania en la Asamblea General el pasado 2 de marzo. Cinco países se opusieron a la resolución, mientras que más de una treintena de naciones se abstuvieron de votar.
Ni un solo país africano ha impuesto sanciones a Rusia, que se ha convertido en los últimos años en el mayor exportador de armas al continente africano.
Plantando cara a la presión de Occidente en su intento por conseguir el aislamiento de Rusia, diversos políticos africanos recordaron las guerras que llevaron a cabo EE.UU. y sus aliados en Oriente Medio, el norte de África y Asia.
Así, la embajadora sudafricana ante la ONU, Mathu Joyini, aprovechó un momento de los debates en la Asamblea sobre las consecuencias humanitarias del conflicto ucraniano para acusar a Washington de haber violado reiteradamente la Carta de la ONU y de perseguir ahora sus propias ventajas geopolíticas con su campaña antirrusa en la ONU.
El presidente ugandés, Yoweri Museveni, criticó a EE.UU. y a Europa por aplicar el doble rasero en las relaciones internacionales y recordó la intervención en Libia en 2011 que derrocó a Muammar Gaddafi.
"Destruyeron el país y propagaron el terrorismo más allá de sus fronteras", afirmó el mandatario africano en declaraciones a Nikkei Asia, al tiempo que tachó aquella intervención de "acto criminal e inaceptable".
China no se ha sumado a las sanciones unilaterales contra Rusia impuestas por Occidente y recalca que la crisis solo puede resolverse a través del diálogo y negociaciones.
La India también se abstuvo de apoyar la resolución de la ONU y ha resistido a la presión de EE.UU. para que imponga sanciones a Rusia. Por el contrario, Nueva Delhí y Moscú han completado la creación de un sistema de liquidaciones mutuas que permitirá a Rusia esquivar el bloqueo de acceso a las plataformas de pagos interbancarios internacionales como SWIFT.
Pero la actitud más ambigua se ha manifestado en Oriente Medio, donde los principales aliados estratégicos de Estados Unidos —Israel, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudta— se han resistido a secundar las peticiones de Washington de aislar a Rusia y de apoyar las sanciones contra Moscú.
Según Hussein Ibish, investigador del Arab Gulf States Institute en Washington, estos gobiernos han llegado gradualmente a la conclusión en la última década de que "la era de EE.UU. ha terminado y de que una rápida transición a un mundo multipolar está en marcha y es irrevertible".