Reino Unido fue el primer país del mundo en llevar a cabo un estudio en el que los participantes se expusieron deliberadamente al coronavirus en un intento de entender cómo el patógeno afecta a las personas y determinar cuál es la dosis mínima que causa la enfermedad. Esta semana se han dado a conocer los resultados de la investigación.
El estudio, no revisado por pares, ha sido compartido en el servicio In Review a la espera de su aprobación para su publicación en Nature Portfolio. Los investigadores descubrieron que los síntomas empiezan a manifestarse muy rápido, unos dos días en promedio después del contacto con el virus, y que la infección primero aparece en la garganta, alcanzando su pico a los cinco días del momento del contagio. En esa etapa, el coronavirus ya se encuentra en mayor cantidad en la nariz que en la garganta.
En el experimento participaron 36 voluntarios de entre 18 y 29 años, sin evidencias de infección previa y no vacunados contra el covid-19. Dos de ellos fueron excluidos del análisis final al desarrollar anticuerpos entre la revisión médica y el contagio deliberado con SARS-CoV-2. Los investigadores infectaron a los voluntarios con la dosis mínima necesaria del coronavirus en forma de gotas nasales y los observaron durante dos semanas en un entorno seguro y controlado.
La cepa utilizada para contagiar a los participantes fue de una etapa temprana de la pandemia, obtenida en 2020 de un paciente hospitalizado antes de que en el país apareciera la variante alfa. Como resultado, 18 personas resultaron infectadas, pero nadie desarrolló síntomas graves ni cambios en los pulmones.
Un total de 16 voluntarios experimentaron síntomas leves y moderados parecidos a los de un resfriado, como congestión nasal, estornudos y dolor de garganta. Algunos sintieron cansancio y tuvieron fiebre, dolores de cabeza, musculares o articulares.
Trece infectados perdieron el olfato, pero lo recuperaron dentro de un plazo de 90 días, salvo tres de ellos que siguen mejorándose. En todo caso, los especialistas van a seguir el estado de salud de todos los participantes del experimento durante un año para detectar potenciales efectos a largo plazo.
La conclusión más importante del estudio fue que el contagio con una dosis baja del coronavirus no provocó complicaciones graves de covid-19 en adultos jóvenes sin problemas de salud previos.
"Aunque hay diferencias en la transmisibilidad debido a la aparición de variantes como delta y ómicron, fundamentalmente se trata de la misma enfermedad y los mismos factores que serán responsables de proteger contra ella", explicó el inmunólogo Christopher Chiu, del Imperial College de Londres, uno de los autores del estudio.
"Con una cepa más nueva podría haber diferencias en cuanto al grado de la respuesta, pero en última instancia esperamos que nuestro estudio sea fundamentalmente representativo de este tipo de infección", concluyó.