El cambio climático que experimenta la Tierra está haciendo que las áreas más secas en los continentes se vuelven cada vez más secas, mientras que las regiones húmedas se vuelven aún más húmedas. El ciclo de agua se está redistribuyendo a escala global, pero es difícil calcular los valores numéricos para apreciar esta tendencia, admiten los investigadores australianos de la misma.
Ante todo, resulta muy complicado instalar aparatos para medir precipitaciones en el 70 % de la superficie del planeta porque esta parte está cubierta de agua. Además, para evaluar el cambio a largo plazo, se requieren mediciones de hace décadas, afirmaron los ecólogos Taimoor Sohail y Jan Zika, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en un artículo que The Conversation publicó este miércoles.
Sin embargo, el equipo de investigación, del que ambos autores forman parte, encontró una manera de calcular la tasa de redistribución de lluvia a partir de un parámetro disponible, que es la salinidad del agua. Su valor varía entre distintas zonas del océano y también en un mismo lugar en la superficie marina, en función de lo intensas que son las precipitaciones y la evaporación.
El resultado de estos cálculos es que de 46.000 a 77.000 kilómetros cúbicos de agua dulce se desplazaron de los trópicos a las áreas más frías entre 1970 y el 2014. El ciclo del agua se intensificó hasta en un 7 %, lo que significa que al final de este lapso caía hasta un 7 % más de lluvia en las zonas más húmedas y un 7 % menos de lluvia en las zonas más secas (o se evaporaba más agua de las mismas) que al comienzo.
Estos hallazgos sugieren que los cambios potencialmente desastrosos en el ciclo del agua pueden estar más cerca de lo que se pensaba. Las estimaciones más dramáticas para la intensificación del ciclo de agua que ofrecieron los estudios anteriores establecían el valor de este parámetro entre el 2 y el 4 %.
Las nuevas estimaciones se compaginan con otras, del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que predijo que incluso si los gobiernos del mundo alcanzan su objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mantienen el calentamiento global en un límite máximo de 2 ºC, los eventos climáticos extremos en el planeta tendrán en promedio un 14 % más de fuerza en comparación con un período de referencia de 1850 a 1900.
Además, según destacan los investigadores australianos, los cambios en el ciclo de agua que se observaron en las últimas décadas se deben en gran medida a emisiones más antiguas, de mediados del siglo XX y anteriores. Desde entonces, la humanidad ha incrementado dramáticamente sus emisiones.
Los investigadores ofrecen más detalles de su estudio en un artículo científico publicado el 23 de febrero.