Las personas que se recuperaron de COVID-19 y padecen obesidad tienen mayor inmunidad que aquellos que sólo cuentan con las dos dosis de la vacuna contra COVID-19, de acuerdo con un estudio del Centro Médico de Sheba, en Israel.
Las conclusiones del estudio se alcanzaron tras estudiar a 500 personas que se enfermaron de COVID-19 entre 2020 y 2021 o que recibieron las dos dosis de la vacuna recientemente.
Los investigadores hicieron un seguimiento de los pacientes, a través de muestras de sangre, durante un año para conocer el nivel de anticuerpos que generaron y qué tan fuerte es la respuesta inmunológica ante el SARS-CoV-2.
Según los resultados del trabajo, las personas que se enfermaron de COVID-19 y tienen un índice de masa corporal de 30 o superior (en riesgo de obesidad) generaron más anticuerpos durante más tiempo, en contraste con quienes tienen un IMC menor a 30 y que sólo recibieron las dos dosis de la vacuna.
El estudio indica que después de unos meses aquellos que sólo recibieron la vacuna reportan una producción menor de anticuerpos.
Cabe destacar que los investigadores encontraron que en ambos grupos la respuesta inmunitaria baja conforme pasa el tiempo, pero los pacientes recuperados parecen tener una ventaja.
Aunque el estudio se realizó cuando la variante de Wuhan y la Alpha eran las dominantes, se cree que la respuesta inmunitaria es parecida en el caso de pacientes enfermos con Delta u Omicrón, ya que un estudio de la Universidad de Tel Aviv arroja resultados similares.
El trabajo presentado en agosto pasado, y en el que también participó Maccabi Healthcare, sostiene que la "inmunidad natural" es 13 veces mayor frente la variante Delta que la inmunidad adquirida por la vacunación.
No obstante, existe evidencia creciente que indica que la obesidad es un factor de riesgo independiente para enfermedades graves y muerte por COVID-19.