En estudios anteriores al de la segunda venida ya han sido presentados los hechos principales acerca del arrebatamiento, la venida del Hijo de Dios por sus santos (capítulo 12) y la venida de Cristo con sus santos (capítulo 13). Aquí, la segunda venida de Cristo para establecer su reino será considerada en su lugar como un suceso importante en el programa profético. Los capítulos que siguen están íntimamente ligados con este estudio y tratan los importantes temas de las resurrecciones, los juicios de Dios sobre Israel y las naciones, y el reino milenial.
Estos grandes temas se combinan para proporcionar la meta bíblica de la historia, que en gran medida determina la interpretación de toda la Biblia.
En el Antiguo y el Nuevo Testamentos se presenta en muchos pasajes la importancia de la venida de Cristo a establecer su reino. La doctrina, en la forma que ha sido revelada, es mucho más que el solo fin de la historia humana. Es más bien el gran clímax que conduce el programa de Dios a su punto más elevado. Por esta razón, todos los sistemas de teología que tienden a ignorar o a minimizar la doctrina de la segunda venida de Cristo y el gran volumen de pasajes bíblicos que tratan del reinado de Cristo sobre la tierra son inadecuados y sólo pueden ser justificados negando el significado claro y literal de muchas profecías e ignorando extensas porciones de la revelación.
La segunda venida de Cristo, con el reino que lo sigue, es el corazón mismo del progreso de las Escrituras y es el tema más importante de la profecía del Antiguo Testamento. Los grandes pactos de la Escritura se relacionan con el programa de Dios, especialmente los pactos con Abraham, Israel, David y el nuevo pacto.
Gran parte de la revelación de los Salmos y de los profetas mayores y menores giran en torno a este gran tema. Los grandes libros proféticos como Daniel, Zacarías y Apocalipsis centran su atención en el tema de la segunda venida de Cristo y la consumación de la historia y el reino. Por esta razón, la doctrina de la segunda venida en gran medida determina el total de la teología del intérprete de la Biblia y justifica el intento de ordenar detalladamente los sucesos proféticos que aún están por cumplirse a fin de ser fiel a toda la revelación bíblica.
B. PROFECIAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO ACERCA DE LA SEGUNDA VENIDA
Mientras el arrebatamiento es una doctrina del Nuevo Testamento que jamás se menciona en el Antiguo Testamento (porque la iglesia como tal era un misterio no revelado en el Antiguo Testamento), la segunda venida está firmemente asentada en el Antiguo Testamento.
Probablemente la primera de las profecías claras acerca de la segunda venida de Cristo está en Deuteronomio 30:1-3. En esta profecía acerca de la reunión de Israel en su tierra nuevamente, se predica que Israel se convertirá al Señor espiritualmente y que entonces el Señor «hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios» (v. 3). La expresión «hará volver» indica un acto de intervención de Dios en
la situación, y a la luz de las Escrituras posteriores se relaciona claramente con la venida del Señor mismo.
Los Salmos, aunque constituyen el libro de adoración del Antiguo Testamento, frecuentemente se refieren a la segúnda venida de Cristo. Después de una introducción descriptiva del justo, en contraste con el malvado en el Salmo 1, el Salmo 2 inmediatamente describe la gran contienda de Dios con las naciones. Aunque los príncipes del mundo desean rechazar a Dios y su gobierno sobre ellos, Dios declara su propósito: Pero yo he puesto mi rey sobre Sión, mi monte santo» (2:6).El salmo sigue anunciando que este rey, al enfrentarse con los malos, «los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás» (v. 9).
La trilogía formada por los Salmos 22, 23 y 24 presenta a Cristo como el buen Pastor que daría su vida por sus ovejas (Jn. 10:11); el Gran Pastor, que vive siempre para interceder por los suyos (He. 13:20); y el Príncipe de los Pastores que viene como el Rey de gloria para recompensar a los pastores fieles (1 P. 5:4). El Salmo 24 describe la situación milenial: «De Jehová es la tierra» (v. 1). Se exhorta a las puertas de Jerusalén que se levanten para dar paso al Rey de Gloria (24:7-10).
En el Salmo 50:2 se menciona el reinado de Cristo desde Sión. Como se verá más tarde en el estudio del Milenio, el Salmo 72 describe a Cristo que ha venido a la tierra para reinar sobre las naciones. El Salmo 89:36 habla del establecimiento del trono de Cristo en cumplimiento del pacto con David inmediatamente después de su segunda venida. El Salmo 96, después de describir el honor y la gloria de Dios, exhorta a los cielos y la tierra a que se regocijen «delante de Jehová que vino; porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con verdad» (v. 13).
La posición actual de Cristo a la diestra de Dios es descrita en el Salmo 110, pero también se predice que vendrá el día cuando El reinará sobre sus enemigos y su poder saldrá de Sión (vv. 2, 6). De estas diversas profecías se desprende claramente que la verdad acerca de la segunda venida de Cristo y su reino es una revelación de gran importancia en el Antiguo Testamento y no una de importancia secundaria.
Esto es confirmado como un tema principal entre los profetas mayores y menores. En la gran declaración profética de Isaías 9:6, 7 Cristo es descrito como un niño que ha nacido y al mismo tiempo es Dios todopoderoso. Describe su reinado sobre el trono de David como un reinado que no de los resultados de la segunda venida de Cristo y del establecimiento de su reino. Este pasaje será discutido más ampliamente en el estudio del reino milenial. Sin embargo, la introducción del reino depende de la doctrina de una venida literal de Cristo a la tierra y de la demostración del poder divino para juzgar a los malvados. También se menciona esta escena en Isaías 63:1-6, donde se describe gráficamente el juicio de Cristo sobre la tierra en su segunda venida.
En las profecías de Daniel que tienen relación con los tiempos de los gentiles y el programa de Dios para la nación de Israel, se relaciona la consumación de ambos con la venida del Hijo del Hombre desde el cielo (Dn. 7:13-14). Este pasaje da una clara descripción de la segunda venida: «Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.» Daniel había anunciado la misma verdad al interpretar la visión de Nabucodonosor y había predicho en Daniel 2:44 «un reino que no será jamás destruido».
Igualmente, la mayor parte de los profetas menores tocan este tema, y en forma especial lo hace el libro de Zacarías. Según Zacarías 2:10-11, el Señor declara: «Canta y alégrate, hija de Sión; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.» Esta es una clara referencia al milenio terrenal y al reinado de Cristo que sigue a su segunda venida. Aún más específico es Zacarías 8:3-8: «Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad» (v. 3).
Los versículos 4-8 describen las calles de Jerusalén llenas de muchachos y muchachas que juegan y a los hijos de Israel que son traídos de todo el mundo y habitan en Jerusalén. Zacarías 14:1-4 describe en forma dramática la segunda venida de Cristo mismo, que viene en la culminación de la guerra mundial que ha sobrevenido en el Medio Oriente y en la ciudad de Jerusalén. Zacarías dice: «Y se afirmarán SUS pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está enfrente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur» (v. 4).
La descripción gráfica de la división del Monte de los Olivos en el momento de la segunda venida de Cristo deja en claro que ningún suceso del pasado puede compararse con SU segunda venida. La ridícula interpretación de que la segunda venida se realizó en el día de Pentecostés o en la destrucción de Jerusalén del año 70 no sólo la contradicen las últimas profecías que presentan la segunda venida como un acontecimiento todavía futuro (como en el libro de Apocalipsis), sino que tiene en contra el hecho de que el Monte de los Olivos permanece sin haber sufrido cambio alguno.
Cuando los pies de Cristo se posen sobre el mismo Monte de los Olivos que fue testigode su ascensión en Hechos 1, ello será la señal para que se produzca un cambio en la topografía de toda la zona que rodea a Jerusalén, en preparación para el reino que se establecerá. Consecuentemente, la segunda venida de Cristo en el Antiguo Testamento no se puede negar con explicaciones en el sentido de que algún suceso pasado o alguna experiencia espiritual contemporánea, por ejemplo, que la venida de Cristo por sus santos ocurre cuando uno muere, o con cualquier otra explicación que es totalmente inadecuada para explicar la revelación bíblica. En cambio, en el Antiguo Testamento la segunda venida de Cristo es la gran consumación de la historia mundial, en la que el Hijo de Dios viene a reclamar el mundo por el cual dio su vida y para ejercer su poder o autoridad sobre el mundo que no quería que Cristo reinase.
C. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO EN EL NUEVO TESTAMENTO
En la revelación del Nuevo Testamento acerca de la segunda venida de Cristo se introduce un nuevo factor con la revelación del arrebatamiento de la iglesia. En el Antiguo Testamento las predicciones de la primera y segunda venida de Cristo se mezclaban con frecuencia y los profetas tenían dificultades para distinguirlas.
Cumplidas las profecías acerca de la primera venida, ya no hay problemas para distinguir entre las profecías relacionadas con sus sufrimientos y aquellas que tienen que ver con su gloria.
Sin embargo, en el Nuevo Testamento, debido a la terminología similar para describir la venida de Cristo por sus santos y la venida de Cristo con sus santos, no siempre es claro cuál acontecimiento se tiene en vista; en cada caso se debe llegar a una decisión sobre la base del contexto. El tema de la venida futura de Cristo es un tema de gran importancia en el Nuevo Testamento, y se estima que uno de cada veinticinco versículos se refiere a ella de uno u otro modo. Se pueden seleccionar por lo menos veinte pasajes extensos que contribuyen con los elementos de mayor importancia de la revelación del Nuevo Testamento (Mt. 19:28; 23:39; 24:3-25:46; Mr. 13:24-37; Lc. 12:35-48; 17:22-37; 18:8; 21:25-28; Hch. 1:10-11; 15:16-18; Ro. 11:25-27; 1 Co. 11:26; 2 Ts. 1:7-10; 2 P. 3:3-4; Jud. 14-15; Ap. 1:7-8; 2:25-28; 16:15; 19:11-21; 22:20).
Además de los hechos notados en el estudio previo de Mateo 13, debemos destacar importantes puntos de énfasis.
1. La segunda venida de Cristo es postribulacional y premilenial. La interpretación literal de las profecías acerca de la segunda venida de Cristo no sólo aclaran que es el preludio del acontecimiento que establece el reino de Cristo sobre la tierra por mil años, sino que además sirve para distinguirla del arrebatamiento de la iglesia, esto es, Cristo que viene por sus santos. De parte de los que espiritualizan las profecías acerca del reino futuro sobre la tierra, la tendencia ha sido mezclar las profecías acerca del arrebatamiento y las profecías sobre la segunda venida de Cristo y considerarlas como un solo suceso, que ocurre de una sola vez, considerando así el arrebatamiento como un suceso postribulacional. La misma interpretación literal de la segunda venida, que lleva a la conclusión de que será seguida por el reino milenial sobre la tierra, sirve para distinguirla del arrebatamiento de la iglesia. Los sucesos son claramente diferentes en su propósito, carácter y contexto.
En el libro The Rapture Question (La cuestion del arrebatamiento), por John F. Walvoord, se dan cincuenta razones para sostener que el arrebatamiento es pretribulacional y la segunda venida para establecer el reino es postribulacional.
Igualmente, en el libro The Millennial Kingdom (El reino milenial), por Walvoord, se presentan argumentos teológicos e históricos acerca del establecimiento de un reino literal sobre la tierra. Mientras los teólogos siguen en desacuerdo sobre este tema, el problema queda determinado en gran parte por los principios de interpretación que se use. Los que interpretan la profecía literalmente, y que uniformemente toman en consideración los detalles de la profecía, pueden apoyar adecuadamente la conclusión de que la segunda venida de Cristo es postribulacional y premilenial.
2. Las descripciones de la segunda venida de Cristo en todos los pasajes importantes relacionados con ella enseñan claramente que su venida es personal. Desde luego, esto es apoyado por la revelación de los ángeles en Hechos 1:11, que informaron a los discípulos que estaban mirando hacia el cielo: «Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.» Esto se refiere a la segunda venida de Cristo a la tierra, y no al arrebatamiento. Así como El se fue personalmente al cielo, también volverá personalmente. Desde luego, esto es apoyado por otros pasajes importantes como Mateo 24:27-31 y Apocalipsis 19:11-16.
3. Los mismos pasajes que indican que su venida será personal, enseñan que será una venida corporal. Aunque la deidad de Cristo es omnipresente y puede estar en el cielo y en la tierra al mismo tiempo, el cuerpo de Cristo es siempre local y ahora está a la diestra de Dios Padre. En su segunda venida Cristo volverá corporalmente, así como ascendió corporalmente. Esto es apoyado por Zacarías 14:4: «Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos.» También lo apoya el pasaje de Hechos 1, que afirma que su venida será del mismo modo que su ascensión.
4. En contraste con el arrebatamiento, en que no hay evidencia de que el mundo como un todo verá la gloria de Cristo, la segunda venida de Cristo será visible y gloriosa. Cristo mismo describió su venida como un relámpago que resplandece desde el oriente hasta el occidente (Mt. 24:27). Así como la ascensión en Hechos 1:11 es visible, su segunda venida será visible, y Cristo «vendrá como le habéis visto ir al cielo».
Cristo dijo en Mateo 24:30: «Verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria». El principal argumento del libro de Apocalipsis es que Cristo será revelado al mundo en su segunda venida y en el reino subsecuente. Según Apocalipsis 1:7: «He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.» Verán a Cristo, no como el humilde nazareno que sufre y muere, o en su cuerpo de resurrección en el cual su gloria estaba algo velada mientras Cristo estaba aún sobre la tierra.
La segunda venida de Cristo pondrá en exhibición la gloria del Hijo de Dios, como se reveló antes a Juan en Apocalipsis 1:12-18 y se describe en detalle en Apocalipsis 19:11-16. En consecuencia, la segunda venida será uno de los acontecimientos más dramáticos de todos los tiempos y será el clímax de todo el programa de Dios que comienza en Edén cuando Adán pecó y perdió el derecho de reinar.
5. La segunda venida de Cristo está también íntimamente relacionada a la tierra y no es un encuentro en el espacio como el arrebatamiento de la iglesia. Muchos pasajes hablan de Cristo que reina en Sión, viene a Sión y sale de Sión, todas ellas referencias a la ciudad literal de Jerusalén (Sal. 14:7; 20:2; 53:6; 110:2; 128:5; 134:3; 135:21; Is. 2:3; Jl 3:16; Am. 1:2; Zac. 14:1-4; Ro. 11:26). Según las Escrituras, no solamente su pie tocará el Monte de los Olivos, sino que su venida es en conexión con la destrucción de los ejércitos que tratarán de conquistar Jerusalén (Zac. 14:1-3).
6. La segunda venida de Cristo será presenciada por todos los santos ángeles y por todos los santos de todos los tiempos que están en el cielo. Es la venida con sus santos y no la venida por sus santos. Aunque un propósito importante de la venida de Cristo es libertar a los santos afligidos que aún viven en la tierra, la descripción del suceso en Mateo 25:31 afirma que todos los ángeles estarán con Él. Apocalipsis 19:11- 21 es aún más explícito y presenta a los ejércitos celestiales que le siguen. Estos
indudablemente incluyen a los santos ángeles y a los santos que están en el cielo. La segunda venida será un tiempo de reunión de todos los elegidos, los resucitados, los trasladados y aun los que estaban en sus cuerpos naturales sobre la tierra. Todos participan, de un modo u otro, en este dramático suceso relacionado con la segunda venida.
7. El propósito declarado de la segunda venida es juzgar la tierra (Sal. 96:13). Esto será considerado en los próximos estudios de los juicios de Israel, de las naciones y el juicio de Satanás y de los ángeles caídos. En Mateo 19:28 Cristo les dijo a los doce apóstoles se unirían a El para juzgar las doce tribus de Israel. Mateo 25:31-46 describe el juicio de los gentiles sobre la tierra en el momento de la segunda venida.
Ezequiel 20:35- 38 predice el juicio de Israel en el momento de la segunda venida. Los que mueran durante el tiempo de persecución que precederá a la segunda venida serán resucitados y juzgados según Apocalipsis 20:4.
La misma verdad es presentada en las diversas parábolas que tratan del tiempo del fin en los evangelios, y en las Escrituras se encuentra una mención frecuente de esta verdad (Lc. 12:37, 45-47; 17:29, 30; 2 Ts. 1:7-9; 2:8; Jud. 15; Ap. 2:27; 19:15-21). La tierra, que actualmente manifiesta toda su pecaminosidad e incredulidad y que en su mayor parte vive como si Dios no existiese, caerá bajo el justo juicio de Dios.
Sin embargo, a pesar de lo extenso que es el juicio, no destruirá la tierra en forma completa. El juicio por fuego descrito en 2 Pedro 3:10 no ocurrirá hasta el fin del milenio, cuando la tierra y los cielos que ahora existen sean destruidos y sean creados un nuevo cielo y una nueva tierra.
El día de Jehová, que comienza con el arrebatamiento e incluye en su introducción los juicios que preceden y siguen inmediatamente la segunda venida, concluye al final del milenio con la destrucción final de la tierra y los cielos que ahora existen. El triunfo del pecado en nuestro mundo moderno es temporal. El triunfo de la justicia de Dios es cierto.
8. El propósito importante de la venida de Cristo es librar a quienes han sobrevivido al martirio durante la tribulación, sean judíos o gentiles. Según Mateo 24:22, si la venida de Cristo fuera demorada indefinidamente, los juicios catastróficos derramados sobre la tierra destruirían toda la raza. La tribulación es cortada por la venida de Cristo para librar a los escogidos de ese destino. En Romanos 11:26-27 se describe a Israel como salvado y libertado. Esto recibe el apoyo de Lucas 21:28, donde se habla de la segunda venida de Cristo y es denominada «tu redención». En el Antiguo Testamento hay pasajes como Zacarías 14:4 también describen en esta liberación.
9. Sin embargo, la segunda venida de Cristo no solamente trae el juicio sobre los malvados y liberación para los justos, sino que introduce un nuevo estado espiritual que será considerado en el estudio del milenio. El mismo acontecimiento que trajo juicio sobre los impíos produce un nuevo avivamiento espiritual a quienes han confiado en el Señor. Esto es apoyado por Romanos 11:26-27 y está incorporado en el nuevo pacto de Jeremías 31:31-34.
10. La segunda venida de Cristo tiene también el propósito central de establecer el reino davídico. En la discusión de la relación de la iglesia con los gentiles en el concilio de Jerusalén (Hch. 15) se argumenta que las profecías anteriores de Amós 9:11-15 predecían el orden de la bendición de los gentiles primero, seguida por la restauración del tabernáculo de David. Esto iba a coincidir con la reunión de Israel restaurado en su tierra, estableciéndose en ella para no volver a ser dispersado (Am. 9:14-15; véase también Ez. 39: 25-29). El regreso físico de Israel, el restablecimiento del reino davídico y el derramamiento del Espíritu de Dios sobre la casa de Israel (Ez. 39:29) se combinan para preparar a Israel y el mundo para las glorias del mundo que seguirá. Según Ezequiel 37:24, los santos del Antiguo Testamento participarán en el reino, siendo David elevado a la categoría de príncipe sobre Israel bajo Cristo. El propósito de Dios era, según fuera anunciado a la virgen María en Lucas 1:31-33, que Cristo vendría a reinar sobre la casa de Israel para siempre.
Tomada como un todo, la segunda venida de Cristo es Un acontecimiento maravilloso que ocurre al final de la Gran Tribulación e introduce el reino milenial. Será una venida personal y corporal que será visible en todo el mundo, y será la manifestación de la gloria de Dios. Estará relacionada con la tierra más que con el cielo y especialmente con Jerusalén en el Monte de los Olivos.
Cristo, en su venida, estará acompañado por los santos ángeles y los santos. Su propósito en su venida es juzgar al mundo, librar a quienes han confiado en El, sean judíos o gentiles, traer un avivamiento en Israel y en el mundo, restablecer el reino de David e introducir la dispensación final de su reino sobre la tierra por mil años. En el contexto de este acontecimiento podrían considerarse ahora la doctrina de la resurrección y la de los juicios relacionados con la segunda venida.