Según informa el Ministerio del Interior kazajo, la Policía ha logrado detener a 6000 personas, “entre ellas una proporción significativa de extranjeros”.
Las fuerzas de seguridad han detenido en las últimas horas a cientos de personas armadas, de las que también han confiscado una gran cantidad de armas y municiones en las ciudades de Almaty, Shimkent y Taraz.
El Gobierno de Astaná culpa de los disturbios a elementos terroristas bajo influencia extranjera y ha declarado el estado de emergencia en Almaty, una de las urbes más afectadas por la violencia.
El presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokayev, ordenó el 7 de enero “disparar a matar” contra cualquier elemento violento y anunció un paquete de reformas para cumplir con las demandas legítimas del pueblo.
