Según la Comisaría 16 (Planaltina), el pastor manifestó que fue víctima de un robo con restricción de libertad. Los bandidos supuestamente se llevaron los iPhones y R $ 12 mil de la iglesia, que se utilizarían para comprar una propiedad.
Los policías civiles incluso tomaron medidas, pero se dieron cuenta de que los teléfonos celulares nunca habían sido robados y que el crimen no había sucedido. Finalmente, encontraron que los teléfonos celulares nunca dejaron la posesión del pastor y su hija y que hubo otros hechos similares.
La policía también descubrió que en estos otros incidentes, el pastor había recibido seguro para varios dispositivos electrónicos de la marca Apple y las pólizas fueron pagadas por la iglesia. El pastor fue acusado de malversación calificada a causa de la profesión, fraude de seguros y denuncia falsa de delitos.
