Durante los próximos 3 años, y a modo de prueba, la Archidiócesis de Catania, en Sicilia (Italia), impartirá los sacramentos del bautismo y de la confirmación sin la presencia de padrinos, según un decreto del Arzobispo, Mons. Salvatore Gristina, que entrará en vigor este mismo mes de octubre.
Esta llamativa decisión se justifica en el decreto archidiocesano en las consecuencias del proceso de secularización que ha llevado a despojar, en la práctica, el sentido religioso de la figura de los padrinos.
En ese sentido, se lamenta que el nombramiento de padrinos se haya convertido en “una costumbre social en la que la dimensión de la fe apenas es visible”.
Esta situación incluso ha sido aprovechada por organizaciones mafiosas para servirse de los bautismos para extender sus redes de influencia por medio de los padrinos.
Catania, situada en las faldas del volcán Monte Etna, es la segunda ciudad más grande de la isla italiana de Sicilia.
El Arzobispo señaló que en el actual “contexto socio-eclesial” de Catania, en particular, con “la situación familiar irregular de muchas personas”, con frecuencia se selecciona como padrinos de bautismo o confirmación a familias que no cumplen con las exigencias canónicas necesarias para su función.
“Durante siglos”, recuerda Mons. Gristina en el decreto, “la tradición de la Iglesia estableció que padrinos y madrinas acompañen a la persona recién bautizada o confirmada para ayudarle en su viaje de fe”.
Señaló que lo importante es que los padrinos cumplan su “verdadera función eclesial” y no la presencia de unos padrinos concretos.
Según el Libro IV del Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católico, la función de los padrinos es “asistir en su iniciación cristiana al adulto que se bautiza, y, juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo”.
Además, el padrino debe ser católico, estar confirmado, haber recibido el sacramento de la Eucaristía y llevar “una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir”.
En el Código de Derecho Canónico no se estipula la obligación de que haya padrinos en el sacramento. Únicamente se señala que “en la medida de lo posible, a quien va a recibir el bautismo se le ha de dar un padrino”.
El Arzobispo de Catania tomó esta decisión después de consultar con los miembros del consejo presbiterial, la mayoría de cuyos integrantes se expresó a favor.
En una entrevista a la revista italiana Famiglia Cristiana, el vicario general de la Archidiócesis de Catania, Mons. Salvatore Genchi, expresó su confianza en que esta suspensión de tres años sirva para que los católicos adquieran una mejor comprensión de las expectativas que la Iglesia tiene puestas en los padrinos.
“Confiamos en que las cosas cambien y que aquellos que van a ser padrinos o madrinas lo hagan porque entienden que van a ser testigos en un camino de fe”, señaló Mons. Genchi.
Según un reciente artículo del New York Times, publicado el pasado 16 de octubre, redes mafiosas se servían del nombramiento de padrinos para afianzar vínculos entre miembros de organizaciones criminales.
Incluso los fiscales italianos se servían de los bautismos como indicativo para trazar la influencia de los jefes de la mafia.
En dicho artículo se cita a un sacerdote de Catania que reconocía que se habían dado casos de “amenazas contra el párroco” para que aceptara el nombramiento como padrinos de “determinadas personas espiritualmente cuestionables”.
Ante la magnitud del problema, la Santa Sede creó a principios de 2021 un grupo de trabajo formado por ocho miembros para buscar formas de apartar a organizaciones mafiosas que han parasitado tradiciones católicas para sus fines criminales.